¿Por qué faltan médicos de familia?
Falta de planificación. A la insuficiente convocatoria de plazas MIR se suma la marcha de los facultativos formados aquí que declinan ejercer en los ambulatorios
La consejera de Salud atribuyó el lunes en el Parlamento vasco la actual situación de saturación que vive la Atención Primaria a dos motivos: la ... pandemia y la falta de profesionales. Según indicó, en los centros de salud de Euskadi hay 156 plazas de médicos de familia y otras 42 de pediatras sin cubrir. Y desde el Departamento echaron balones fuera. Defendieron que esta falta de facultativos en la base del sistema sanitario «no es achacable a esta Administración». Insistieron en que es un problema generalizado en España y señalaron como causante al Ministerio y a su insuficiente convocatoria de plazas MIR de los últimos años para esta especialidad, por no prever «el relevo generacional que se avecinaba con la jubilación de muchos de los facultativos».
Pero el problema de escasez de médicos de familia no es nuevo. Ya en 2019 hubo manifestaciones de sanitarios en Euskadi denunciando la falta de profesionales en los ambulatorios. Ni la culpa es solo del Ministerio. Los profesionales consultados por este diario coinciden en señalar que en Euskadi ha habido también «un problema de planificación desde hace años». En las últimas dos décadas no se ha cuidado lo suficiente a estos profesionales, hasta el punto de que numerosos médicos de familia formados aquí ejercen su profesión fuera de Osakidetza, ya sea en otras comunidades o en la privada. Algunos optaron por volver a presentarse al MIR para acceder a otra especialidad o dedicarse a otras ramas de la medicina, dentro del propio Servicio Vasco de Salud. Porque de los especialistas en Atención Primaria se nutren también otros servicios como los de Urgencias, Paliativos, Hospitalización a Domicilio y Emergencias.
Alternativas donde ejercer su profesión tienen los médicos que acaban su residencia si las condiciones laborales que le ofrece Osakidetza en los centros de salud no son atractivas. No es una cuestión de dinero. Euskadi es de las comunidades que mejor paga a sus facultativos. Hay otras razones detrás de estas renuncias.
Años atrás eran habituales los contratos cortos sin estabilidad para los médicos jóvenes. Ahora eso no ocurre pero se mantiene una alta rotación por diferentes centros de salud, con cambios de equipos y pacientes. A esto se suma una elevada carga de trabajo, con agendas muy cargadas y excesiva burocracia. Todo ello les ha impedido -y lo sigue haciendo- ejercer su profesión «de forma digna». Y ha sumado para que numerosos médicos de familia hayan desistido en los últimos años de ejercer la especialidad en la que se formaron en Osakidetza. De haberles ofrecido unas condiciones atractivas en las que ejercer la Medicina muchos seguirían en los ambulatorios vascos. El problema de falta de facultativos existiría, pero sería menor.
En cifras
198plazas de médicos y pediatras faltan en los centros de salud vascos. En España son 2.500.
2.834euros al mes cobra un médico joven de Primaria en Euskadi, según datos del Sindicato Médico.
Jesús Merino | Médico de Urgencias
«Elegí la Urgencia para tener una mayor continuidad»
Una de las ventajas y de los inconvenientes que tiene la residencia en Atención Primaria es que es una especialidad de la que se nutren otras áreas de la sanidad vasca. De ahí pescan las Urgencias hospitalarias, Paliativos, Atención a Domicilio, Emergencias... Esto ofrece un amplio abanico de salidas a los residentes que acaban su formación.
La parte mala de que sea una especialidad con tantas salidas es que la Administración no puede saber cuántos de los facultativos que la eligen para realizar el MIR -este año se ofrecen en Euskadi 109 plazas- se quedarán como médicos de familia en Osakidetza tras finalizar su residencia.
Formarte en Primaria es uno de los caminos habituales para poder trabajar después en los servicios de Urgencias. Ese es el caso de Jesús Merino. «A mí me gustaban casi igual la Medicina de Familia que las Urgencias. Cuando acabé la residencia me decanté por el hospital porque me ofrecía la posibilidad de tener la continuidad de trabajar en el mismo sitio. En Atención Primaria, los primeros años sobre todo, te cambian mucho de un centro de salud a otro para cubrir los huecos de otros compañeros. Ves a usuarios nuevos que no son los tuyos y a los que es posible que solo atiendas una vez en la vida. Una de las cosas bonitas de la Medicina de Familia es conocer a tus pacientes, seguir su evolución con el paso de los años y eso cuando empiezas no lo tienes», explica.
A esto se suma que Basurto es un hospital en el que ya había trabajado antes de formarse como médico y al que le tiene un cariño especial. Además le ofrecía la posibilidad de realizar guardias hospitalarias, con sus consiguientes libranzas posteriores. Por todo ello, cuando se le dio la oportunidad de ejercer su profesión en el servicio de Urgencias de ese hospital no lo dudó.
Silvia Sedano | Se marchó a trabajar a Baleares como médico de familia
«Cuando acabé me ofrecían contratos cortos y me fui»
Aunque cada vez es algo menos frecuente, durante años, en especial durante la primera década de este siglo, muchos médicos de familia formados en Euskadi se marcharon a trabajar a otros países y comunidades donde les ofrecían unas condiciones laborales más estables. Una parte ha vuelto con el paso de los años, pero otros echaron raíces en sus nuevos destinos y allí siguen.
Silvia Sedano es una de las facultativas que dio aquel paso. Especializada en medicina de familia por Osakidetza en Vitoria optó, al acabar, por irse a otra comunidad «donde había trabajo de forma continuada porque aquí lo que me ofrecían era cubrir vacaciones con contratos cortos». Ella se fue a Ibiza. Estuvo trabajando un tiempo y regresó cuando se quedó embarazada «para tener a mi hijo en Bilbao». Volvió así a estar en nómina de Osakidetza, pero los horarios que le asignaban y los desplazamientos de su domicilio a los ambulatorios donde le destinaban no le permitían conciliar su vida laboral con el cuidado del pequeño. «Me ofrecían mucho turno de tarde y dependía del apoyo de mis padres para que se quedasen con el niño e ir yo a trabajar», recuerda. Finalmente optó por regresar a Ibiza, donde tenía más facilidades para poder compatibilizar el cuidado del pequeño con el ejercicio de la medicina de familia. Allí sigue a sus 45 años. Trabaja en la Unidad Básica de Salud de Jesús, donde cuenta con una plaza en propiedad.
Sedano explica que el problema de falta de médicos de familia es algo generalizado en la mayoría de las comunidades. «En Ibiza tenemos cupos de 2.000 pacientes por médico», indica. En Euskadi rondan las 1.300. «Aquí se han creado plazas nuevas en los ambulatorios pero el problema es encontrar a facultativos para que las ocupen. Cuesta, porque la Primaria no es nada atractiva».
Pablo Velasco y Alaia Larrea | Dejaron Osakidetza y están en la privada
«Nos fuimos a la privada para tener estabilidad y vida»
Tras encadenar una sucesión de contratos temporales, en los que incluso le cambiaban de horario a mitad de campaña, Pablo Velasco decidió hace 5 años dejar Osakidetza, que no la sanidad. Sigue ejerciendo como médico de familia, que es para lo que se formó en el centro de salud de Bidezabal y lo que le gusta, pero lo hace en una consulta que ha abierto en Algorta con su pareja y otro compañero, ambos también facultativos de Atención Primaria que buscaron abrigo en el sector privado cansados de las condiciones que les ofrecían en el público.
«Nos fuimos para tener estabilidad y un proyecto de vida. Al principio aguantas, pero cuando pasas los 35 años ya no tiene ninguna gracia estar dando tumbos de un centro de salud a otro, cambiando de pacientes y de equipos de trabajo, haciendo muchos kilómetros cada día... Hasta que dices basta, porque en esas condiciones no se puede trabajar», explica Velasco, de 43 años. Él se confiesa como «un firme defensor de la sanidad pública». «Es muy necesaria y me da mucha pena su situación porque yo trabajé muy bien en ella y aprendí mucho. Pero está funcionando mal porque no se ha querido realizar una planificación adecuada. Acabé la residencia hace 10 años y en aquella época, con sus cosas, la Primaria en Osakidetza funcionaban bien, pero el deterioro en esta década ha sido muy importante», detalla.
Aiala Larrea, de 39 años, es otra de las facultativas que comparte esta consulta en Algorta. «La gente en Primaria está muy quemada. En mi caso me exigían hacer guardias de PAC y ver a niños, una especialidad para la que no me había formado», recuerda. Acabó marchándose a Mutualia. Dar el paso de dejar Osakidetza fue duro. «Me daba miedo pero ha sido un acierto. Ahora hemos tenido la oportunidad de volver a trabajar en la Atención Primaria y es maravilloso». Velasco añade que «ahora podemos ejercer la Medicina de Familia que nos enseñaron, la que nos gusta, con más tiempo para atender a cada paciente, aunque haya tenido que ser fuera de Osakidetza».
Roberto Sánchez | Hizo de nuevo el MIR para cambiar de especialidad
«De los 16 residentes solo tres siguen en Primaria en Euskadi»
Todos los años parte de los médicos que acaban su residencia en Atención Primaria, desencantados por las condiciones laborales que han visto en los centros de salud, deciden presentarse de nuevo al MIR para formarse en otra especialidad. Roberto Sánchez acabó su residencia en 2003 y aguantó cinco años encadenando contratos temporales en diferentes centros de salud de Álava. «En aquella época había poco trabajo y te llamaban a salto de mata». En 2008 dijo basta. En su caso el motivo de dejar la Primaria no fue la creciente carga de trabajo, que ya se notaba por entonces. En su último año como médico de familia en el ambulatorio Sansomendi «ya había jornadas en las que me tocaba ver a entre 45 y 50 pacientes». Lo que le empujó a dar el paso fue la falta de estabilidad. Se volvió a presentar al MIR y se especializó en Anestesiología. Hizo la residencia ya «con dos niños pequeños». Hoy ejerce como anestesista en Osakidetza. «Me costó dar el paso porque yo me sigo sintiendo médico de familia, pero hoy en día estoy muy contento con aquella decisión», comenta.
Sánchez indica que «de los 16 compañeros que hicieron la residencia de Atención Primaria en su año en Vitoria», con el hospital de Txagorritxu como centro de referencia, «solo tres siguen trabando a día de hoy en los ambulatorios de Osakidetza». El resto se buscaron la vida en otras ramas de la medicina. Algunos, como él, dentro de la sanidad pública.
La fuga de profesionales formados en las últimas dos décadas es uno de los motivos de que la Primaria vasca tiene el actual problema de falta de facultativos. Sánchez opina que «la Administración está acostumbrada a solucionar los problemas poniendo más dinero». «Pero esto no es un problema de dinero. Esto se soluciona con previsión y es eso precisamente lo que ha faltado»
Iranzu López de San Vicente | Joven médica de Atención Primaria
«Ahora no nos falta trabajo, pero nos mueven mucho»
Si en algo coinciden los jóvenes médicos de Atención Primaria es que soportan una alta carga de estrés laboral. Desarrollan la especialidad que les gusta, la que han elegido y por la que sienten verdadera vocación. Pero las condiciones en las que en cada vez demasiadas ocasiones tienen que ejercer su profesión les va minando. «En Primaria ahora tenemos trabajo garantizado. El problema son las condiciones. Yo he sido afortunada porque estoy ocupando una interinidad en Durango, pero tengo compañeros a los que los están moviendo mucho de un centro de salud a otro. En lo que coincidimos es en que tenemos agendas con 60 pacientes al día y así no se trabaja bien. Es imposible tratar adecuadamente a una persona si solo tienes 5 o 10 minutos para atenderle. Y el no poder hacerlo te genera inseguridad», confiesa Iranzu López de San Vicente.
Hay otros aspectos que les minan, como añade otra joven facultativa de su misma generación (30 años) del centro de salud de Miribilla. Las consultas telefónicas, más que agilizar, retrasan. «Es habitual que las llamadas se alarguen y a muchos de esos pacientes hay que citarlos de nuevo para poder verlos y examinarlos bien», cuenta.
Estas dos profesionales comprenden que muchos de sus compañeros de residencia opten por otras ramas de la Medicina. «Nos gusta la Atención Primaria, pero no esta Primaria. Ha ido a peor desde que empezamos a formarnos en esta especialidad hace seis años. La pandemia lo ha agudizado». Y no descartan que, si en el futuro la situación se complica más acaben optando por otra alternativa. Los facultativos indican que muchos jóvenes que empiezan a formarse con ellos dudan si dedicarse a la Primaria cuando acaben la residencia «porque ven cómo estamos y el panorama no es para nada alentador».
Un estudio de Salud en 2007 advertía de la escasez de facultativos
Ni la falta de médicos es nueva, ni era desconocida por el Gobierno vasco. Un estudio de Osakidetza remitido al Parlamento en 2007 advertía de la necesidad de incorporar a 1.300 facultativos en los cinco años siguientes, tanto para hacer frente a las necesidades sanitarias de la población como a las jubilaciones previstas durante ese periodo. Pediatría era ya entonces la especialidad que estaba más coja de profesionales. Desde entonces Medicina de Familia es otra de las que sufre más carencias de personal.
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