Espazioa, siete años de cultura alternativa
La sala que dirige José Cos en la calle Costa Rica mantiene las constantes vitales que impulsaron su apertura: un lugar libre a la creación
Dice José Cos, un inquieto profesor jubilado, que lo que le llevó a abrir Espazioa fue un impulso por crear una sala libre de ataduras, sin compromiso institucional alguno. Tampoco pretensiones de grandeza, más bien al contrario. Han pasado siete años desde que abrió el local de la calle Costa Rica (un 29 de noviembre de 2014) y esa motivación continúa intacta. «Se trataba de dar una oportunidad cultural a quien lo pidiese o se lo merezca. Creadores locales». Mañana lunes celebra el cumpleaños y en este tiempo el espacio ha acogido cuadros, montajes audiovisuales, libros o esculturas, poniendo el foco siempre en artistas alaveses.
Así, poco a poco, moviéndose al margen de los canales oficiales, la idea de José Cos tomó forma, de manera alegórica, hasta convertirse en un agente cultural más de la ciudad. Es decir, cuando se habla de infraestructuras culturales, de espacios en los que la gente puede exponer, al margen de los circuitos oficiales, conviene tener en cuenta a Espazioa. Y con un mérito añadido: sin subvenciones.
Independencia
«No las he querido, tampoco me he presentado o no estoy dispuesto a pasar por burocracias. Tampoco es que las desprecie. Pero si queremos ser verdaderamente independientes, mejor no deber nada a nadie, en el mejor sentido de la palabra». Cos se expresa sin acritud. No tiene nada en contra de quien opta a subvenciones –«estaría bueno después de lo difícil que es ganarse la vida en este mundo». Simplemente se trataba de ser coherente.
También hay un tono reivindicativo en las palabras y el sentido que Cos quiere dar a Espazioa. Como recuerda en una nota hecha pública por el séptimo aniversario, la sala «nació en un contexto de crisis en donde los artistas locales sufrían un largo periodo sin apoyos públicos, de no visualización. Lamentablemente esta situación ha variado muy poco». Para un artista local o cualquier agente de este sector resulta complicado, o imposible, intervenir en las decisiones públicas. Y no digamos que sus ideas trasciendan del folio a la realidad. «No hay una comunicación».
Y también puede decirse que antes de que el discurso público se llenase de términos de paridad, Espazioa ya practicaba la igualdad a la hora de programar en su sala la obra de mujeres u hombres. Así, al local de la calle Costa Rica uno siempre puede darse una vuelta y entretenerse un rato viendo los montajes de muy diversa índole que puede haber allí. E incluso, si la cafetera funciona, gozar un buen café por parte de su anfitrión.