'Baby'.Juanma Bajo Ulloa rueda en el parque de Zabalain en Vitoria. el correo

Álava, un ecosistema «propicio» para el cine

Una confluencia de factores entre los que se encuentran el talento, el oficio y las sinergias entre los protagonistas conducen al sector alavés a su momento más dulce

Domingo, 17 de enero 2021, 04:18

Con la entrada del año se estrena la temporada de las grandes galas del cine español; los premios Goya, Feroz y Forqué. En el escaparate ... de lo más escogido de 2020 habrá una significativa presencia alavesa y vasca. Tal vez convenga detenerse en repasarlas por lo insólito, que un territorio tan pequeño haya dado tantos frutos. 'Ane', de David Pérez Sañudo, opta a los premios a mejor guion y película dramática en los Feroz; 'Un coche cualquiera', de este director, es candidata al mejor corto en los Goya; y 'Baby' compite a la mejor banda sonora en los Feroz. Por no hablar del recorrido en premios que ya han tenido estas producciones en el Zinemaldi de San Sebastián o el Festival de Sitges. Patricia López Arnaiz se ha revelado como una de las actrices del momento, con nominaciones a los Forqué y Feroz, a la espera de que mañana se sepa si también optará a los Goya. En el repaso tampoco se puede dejar atrás 'Dar dar' y 'Polvo somos' de Paul Urkijo y Estíbaliz Urresola, que también se llevaron su buena cosecha de parabienes en 2020. Y seguro que alguno se queda en el camino...

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Al buscar las razones de esa explosión, se puede recurrir a la excelente salud que gozan las tres escuelas oficiales de Euskadi -Escuela de Cine del País Vasco, Escuela de Cine de Bilbao y Elías Querejeta-, ubicadas en Bilbao y San Sebastián. Aunque alumnos alaveses estudien en ellas y se beneficie el territorio, esto no lo explica todo; no explica la cantidad y la calidad. Álava carece de centros comparables. ¿De dónde surge pues esa creatividad? ¿Y esa técnica para rematar productos de factura notable? ¿Ha sido una casualidad?

«Existe un caldo de cultivo para hacer cortos y películas. Uno conoce a otro, que sabe de otro...»

Maite Ruiz de Austri | Directora y presidenta de Apika

Expertos consultados por EL CORREO apuntan varias razones que pueden resumirse en que el territorio acoge un ecosistema propicio para el cine. Existe una amplia tradición de cortometrajistas. Y los cortos son la mejor escuela. En ellos se vive y se sufre la complejidad de una producción cinematográfica, que va desde los actores a la iluminación o conseguir y administrar el presupuesto. Ha surgido un microcosmos de forofos de la cámara en mano en el que todos se conocen, se consultan y colaboran. Crecen. Lo que ahora se ha quedado en denominar sinergias. El toque técnico lo aporta el CEIP Mendizabala, que a cambio de que sus alumnos de Imagen y Sonido vayan haciéndose al medio presta gratuitamente especialistas y material.

«No hay más escuela que la formación propia, la de la gente que se ha metido en la aventura de hacer cortos». Habla Maite Ruiz de Austri, directora de animación, premiada con dos Goya, presidenta de la Asociación de Productores de Álava y 'responsable', en su justa medida, de que el territorio pueda sacar pecho de su sobresaliente cinematográfico. «En Álava hay un clima apropiado para hacer cortos y, luego, películas. Uno conoce a otro, que conoce al otro... En las charlas que organizaba Apika antes de la pandemia venía gente muy destacada a enseñarnos muchas cosas. Pero tan importante era escuchar a ese guionista o director como las cervezas que luego tomábamos y en las que compartíamos las agendas. Ese caldo de cultivo es muy importante», apunta. Y matiza: «pero es cierto que vivimos un año un poco raro porque todo lo que se ha hecho ha sido bueno. Ha tenido eco, respuesta, premios... eso no es frecuente».

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«En la gente que hace cortos vemos mucho talento. Y con propuestas muy diferentes»

Kepa Sojo | Director y profesor de la UPV

Ruiz de Austri, que acaba de estrenar en Netflix cinco capítulos de la segunda temporada de 'Memorias de Idhun', no se atreve a poner una fecha concreta al fenómeno. «Hacia 2016 o 2017. Empezó tal vez con los estrenos de 'Errementari' y 'Vitoria. 3 de marzo'. Fueron películas hechas en Álava muy buenas técnicamente y que interesaban al público. Pero para que se estrene un largo hay varios años de trabajo, tiene que haber una base». A su juicio, las subvenciones de la Diputación, del Ayuntamiento y, más tarde, del Gobierno vasco ayudaron a mucha gente a lanzarse. «Tienen un efecto psicológico. Han permitido quitar el miedo y empezar el camino, porque las ayudas no te resuelven el proyecto. Luego cada uno debe lograr la financiación».

Variedad y emprendedores

Kepa Sojo desbordó las previsiones de taquilla en 2019 con 'La pequeña Suiza'. Es profesor de historia del cine en la facultad de Geografía e Historia y del máster ACTP de artes audiovisuales en Leioa y piensa que la existencia de escuelas influye evidentemente en crear una cantera o interés por hacer cine - «nadie se matricula en una de ellas si no lo tiene en la cabeza»-, pero coincide con Ruiz de Austri en considerar clave el «caldo de cultivo» genuinamente alavés. «Hay mucha gente que hace cortos y se genera un ambiente propicio».

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«Existe un presupuesto que obliga a estar pendiente de lo artístico y lo industrial a la vez»

David Pérez Sañudo | Dir. de Ane y profesor de la ECPV

Él lo sabe porque también dirige el Festival Cortada, cuya única amenaza consiste en morir de éxito -cada año más cortos se presentan a concurso, incluso en pandemia-. A Sojo le permite tomar la tensión de los creadores alaveses. «La selección es muy dura. Hay muchos trabajos suyos, mucho talento», lo que se traduce luego en la «riqueza temática que se ve en los largometrajes». «Hay propuestas muy diferentes»

El director llodiano advierte, no obstante, que esta avalancha de buenas producciones «puede ser coyuntural. Para levantar una película es necesario mucho tiempo, hasta cuatro años. Ahora pueden pasar dos o tres sin que se estrene nada de aquí». Porque, y conviene advertirlo ya, en Álava no existe una industria cinematográfica. «Hay empresas y profesionales, pero la industria está en Madrid. Ni siquiera en Euskadi».

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Un extremo en el que coincide David Pérez Sañudo, director vizcaíno afincado en Vitoria y que ejerce también de profesor en la Escuela de Cine del País Vasco (ECPV) de Bilbao. «Estamos lejos de generar una industria por la que, por ejemplo, un técnico pueda vivir de esto. Pero es un sector cada vez más fuerte». Las escuelas «acortan el periodo de formación. Pero no basta con el conocimiento técnico. Hace falta un componente personal, creativo, y eso lo lleva cada uno consigo».

Pérez Sañudo apunta que las producciones alavesas que se han estrenado estos años -incluidas las suyas- comparten una «labor emprendedora de sus responsables por levantar un proyecto». «Existe una necesidad presupuestaria, lo que obliga a un director a dedicarse a la parte artística y a la industrial a la vez». Eso lleva a que el proceso para sacar un largo sea muy diferente el suyo, del de Paul Urkijo o Enrique Cabaco, por ejemplo. Lo curioso es que al final salen. Y eso ya es un síntoma, ¿no?

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