Policías locales custodian a uno de los sospechosos en una calle del barrio de Aranbizkarra. Blanca Castillo

Robos con fuerza

Dos ladrones de pisos sorprendidos cuando se 'paseaban' por un barrio de Vitoria

La Policía Local identifica a los sospechosos después de que un vecino les viera acceder a un portal tras manipular la puerta en el barrio de Aranbizkarra

Miércoles, 30 de abril 2025, 00:15

Vestidos a la moda, quizá para pasar desapercibidos, un par de supuestos 'ojeadores' de una banda especializada en asaltar pisos acabaron ayer martes contra la ... pared gracias a la colaboración ciudadana. Un vecino de Aranbizkarra, en Vitoria, les detectó cuando uno de ellos sacó una tarjeta y manipuló la puerta de un portal. Al abrirla, este ciudadano de bien alertó al 092.

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«Se han intentado ir cuando les ha pillado», deslizó a EL CORREO un residente. El reloj marcaba las cuatro de la tarde. Casi al momento, la zona se llenó de coches patrulla y uniformados de la Policía Local.

El dúo –se desconoce si iban con alguna otra persona– no opuso resistencia. También negó actividad ilícita alguna. En los cacheos preventivos, no obstante, les localizaron varios «'plásticos' y algún elemento más para abrir puertas». Con esas herramientas básicas, un ladrón avezado es capaz de mover un pestillo.

Los agentes, con los dos sospechosos. B. Castillo

Los indicios apuntan a que no andaban por el barrio con intención de irrumpir en casa alguna. Su función, sostienen fuentes internas de la comisaría de Aguirrelanda, sería otra. «Parece que son ojeadores». Es decir, una avanzadilla que rastrea viviendas vacías. Generalmente colocan algún marcador (una pequeña pieza de plástico) en la junta de la puerta o una tira de pegamento. Dejan pasar unas horas o incluso un día y, si a la vuelta, todo sigue en su sitio esa es la señal de que nadie ha entrado ni salido.

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Por protocolo, patrulleros de la Guardia urbana visitaron varios portales de la zona en busca de esas señales. Sin embargo, «no se encontró ninguna», advierten los medios señalados. Lo achacan a que la perspicacia del comunicante les impidió iniciar su labor delictiva.

Aunque han decaído en los últimos tiempos, los robos en domicilios y similares aún suponen una brecha muy importante para la seguridad de la ciudad. El Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior –que computa las infracciones penales de la Ertzaintza y la Policía Local– registró a lo largo del año pasado 192 denuncias por entradas en «domicilios». Es decir, a una cada 1,9 días. Ese guarismo supuso una caída del 11,9% respecto al año anterior, 2023.

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«Perjuicio moral»

«Ahora mismo hay una oleada tremenda de robos con violencia –ocho víctimas entre el lunes y el martes–, pero las entradas en pisos siempre están ahí, además suponen un perjuicio moral y económico muy importante para las víctimas ya que los ladrones se cuelen en sus hogares, donde cualquier debemos sentirnos seguros», analizaron agentes locales consultados.

Tras ser identificados por los patrulleros, ambos supuestos 'ojeadores' quedaron en libertad y se esfumaron.

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