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Un momento del espectáculo de danza ideado por Arai.

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Un momento del espectáculo de danza ideado por Arai. Blanca Castillo

Agenda Álava

La diversidad funcional se abre paso en la danza

La compañía vitoriana Arai estrenará este domingo en Zabalgana una emocionante obra realizada al «cien por cien» por personas con discapacidad

Jueves, 14 de marzo 2024, 00:24

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«Me decían que no iba a poder andar y que no iba a hablar bien. Que no iba a hacer nada en mi vida». El demoledor diagnóstico que recibía Willi Reguero en sus primeros años de vida contrasta con verlo moverse sobre el escenario. Al compás de la música se pasea con movimientos estilizados de brazos y piernas mientras avanza hacia el proscenio.

La de Willi es una historia de superación. «Está claro que no acertaron». Pero también un testimonio más de las barreras que tiene que esquivar la sociedad. Él es uno de los 16 bailarines de la compañía vitoriana Arai Danza, que estrena este domingo 'Miradas cruzadas', un montaje realizado «al cien por cien por personas con discapacidad intelectual o física» y edades comprendidas entre los 16 y 33 años.

El cuerpo de baile lo forman Irene Aguirreurreta, Ariane Bustinza, Uxia Feijóo, Irune de la Morena, Nerea Fernández de Retana, Nerea Urrutia, Aitziber Perea, Izaro Martínez, Maider Alonso, Jon Abad, Laura Cid, Paula Samaniego, Lorena García de Vicuña, Víctor Arillaga y Uxue Olano. Todos cuentan los días que quedan para la puesta de largo en el salón de actos del centro cívico Zabalgana como una de las propuestas más llamativas del programa de artes escénicas, Auzo Eszena, destinado a formaciones no profesionales.

Hace ya tres semanas que se agotaron las entradas para ver una pieza que parte de sus experiencias personales y cose una coreografía vibrante capaz de dibujar una sonrisa en el espectador y provocar alguna lagrimilla. «Ya era hora de hablar de las personas con discapacidad, tanto física o intelectual», resalta Paula acerca de un montaje que toma su título, 'Miradas cruzadas', de las visión que tiene la sociedad de la diversidad. El pasado viernes realizaron el penúltimo ensayo antes del estreno –fue también la primera toma de contacto con el escenario del centro cívico Zabalgana, ya que la preparación se ha llevado a cabo durante dos años y medio en el colegio Calasanz-Escolapios, con Arantxa y Ainhoa Gago como tutoras.

Un momento del montaje de la compañía Arai.

En una pausa del ensayo ahondaban en el sentido del montaje. «Los que no tienen discapacidad, tienen otro tipo de discapacidad: emocional. Igual en matemáticas son muy buenos, pero en darse cuenta que alguien necesita ayuda no», explicaba después de practicar los seis movimientos que forman una pieza de media hora.

Para explicar cómo sienten que es la mirada del resto de la sociedad repiten términos como «frialdad» o «falta de empatía». «Hay un momento en el que no te hacen caso y estás triste. Y después hay un momento en el que todos te miran y se nota una mirada... despectiva», comentan acerca de una impresión que la mayoría ha vivido y se traslada a escena.

La propia banda sonora de la obra refuerza el sentido del título. En especial la canción 'Todos me miran', de Gloria Trevi, en la que se pasa de un pasaje de lamento («Tú me hiciste sentir que no valía / y mis lágrimas cayeron a tus pies») a otro de aceptación («Y me solté el cabello, me vestí de reina / Me puse tacones, me pinté y era bella»). Es uno de los seis temas que acompañan en un caos ordenado y espectáculo que escapa de una visión estereotipada ni paternalista. Se habla de prejuicios y etiquetas, sí, pero también del potencial y capacidades.

Mayor visibilidad

Esta propuesta vitoriana llega a las tablas en un momento en el que la diversidad se abre camino en los escenarios a nivel nacional. Prueba de ello son espectáculos teatrales como 'Supernormales', 'Lectura fácil', 'Y llegar hasta la Luna' o 'Madre de azúcar', que demuestran que una representatividad más amplia es posible y entrar en el circuito de grandes teatros sin nada que envidiar a otros montajes. En la danza existen compañías como la madrileña Psicoballet, fundada a mediados de los ochenta, y la valencia Moments Art DaNSa & TeaTre, fundada en 1997.

«Parece que llega en un buen momento», reconocen desde Arai Danza, cuyo recorrido también es extenso. La compañía surgió en el año 2000 para favorecer el desarrollo «socio-personal y físico» y facilitar la integración de personas con capacidades diversas. De la mano de las coreógrafas Arantza y Ainhoa Gago han producido espectáculos como 'Cuadros vivos', 'Extrañas criaturas' y 'Colores'. Además han colaborado con diferentes colectivos como Aspace (Asociación de Parálisis Cerebral y alteraciones afines), Aspasor (Asociación de familiares y amigos de sordos de Álava) y Arabako Gorrak (Asociación de sordos de Álava).

Algunos de ellos se encuentran también en este proyecto que nos hace cuestionarnos acerca del uso de términos como 'inclusión', difundido a veces en obras en los que la presencia de personas con diversidad funcional es testimonial. «Queríamos darle la vuelta a eso. Ellos son los protagonistas y las que nos integramos en la obra somos Arantxa y yo», explica Ainhoa Gago para explicar la participación de ambas en algunas escenas.

Con Trevi y Alaska

En una de ellas simbolizan el ritmo acelerado en el que se vive la 'normalidad'. Arantxa se mueve en el centro del escenario de una forma agitada y el resto logra que se relaje abrazándola. De alguna manera esa escena sirve como espejo al patio de butacas. De hecho, ese 'paso' también bebe de los propios talleres que realizaban en Escolapios. «Una vez me encontraba un poco baja de ánimo, lo notaron y sin decir nada pararon el ensayo y vinieron a abrazarme espontáneamente», explica Arantxa, también profesora de danza. «Me hacen parar la cabeza y me hacen bajar al corazón».

Ambas están convencidas del poder «transformador» de la disciplina. Mucho más allá de esa idea tan extendida de que tan solo la disciplina y un trabajo extenuante sirven para levantar un espectáculo de danza. El proceso de 'Miradas cruzadas' se ha cocinado a fuego lento. Para ello se realizaron entrevistas individuales y grupales que han nutrido la narrativa escénica. También hubo una lluvia de ideas y gran parte de los movimientos que forman esta coreografía tienen que ver con dinámicas de improvisación.

Tras el pase en Zabalgana de 'Todos me miran' se proyectará un pequeño documental filmado por Juan Arrosagaray, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, junto a algunos alumnos. Los testimonios ahí siguen siendo clarificadores. «Nos ven diferentes y nos juzgan sin conocernos», se les escucha decir a cámara.

¿Qué sienten al bailar? «¡Alegría! Y que olvido los problemas», dice Víctor mientras a su alrededor asienten. Si 'Todos me miran', de Trevi, se escucha en la primera parte de la función, los altavoces reproducen al final del espectáculo 'A quién le importa', de Alaska, como una descarga vitalista que promete no dejar indiferente a nadie.

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