Se desprende una vidriera de uno de las carros en la procesión de los Faroles
La cara trasera del segundo misterio doloroso fue salvada al vuelo de caer al suelo por los cofrades
Dos años después la Procesión de los Faroles volvió a tomar las calles de Vitoria. Todo estaba perfectamente calculado para que saliera perfecto, pero uno nunca está exento de que surja algún imprevisto. Ayer cuando el carro del segundo misterio doloroso enfilaba ya la calle San Antonio, tras pasar la parada del tranvía en el Parlamento vasco, una de las vidrieras se desprendía.
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La cara trasera de este misterio fue salvada al vuelo por los cofrades de caer al suelo y quedar hecha añicos. Afortunadamente, la delicada pieza no sufrió grandes desperfectos más allá de alguna grieta menor. Con el Rosario de la Aurora, la Junta todavía no ha tenido tiempo para valorar daños, pero en los próximos días el vidriero, Mikel Delika, estimará las reparaciones necesarias.
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