La depuradora de Salvatierra pondrá fin en un año a los vertidos sin control al Zadorra

Los vertidos incontrolados al río Zadorra convertían a Salvatierra en uno de los puntos más «problemáticos» de Euskadi. Así lo demuestran los numerosos expedientes administrativos que hay abiertos. Por eso resultaba necesario impulsar la construcción de una depuradora de «ultimísima generación» -según la consejera Arantxa Tapia- que tratará el agua residual procedente del ámbito urbano e industrial antes de devolverla al cauce que sigue hasta el embalse de Ullibarri. La obra estará lista en cinco meses y se mantendrá en periodo de pruebas durante medio año más por parte de la agencia vasca URA.

Las instalaciones que ayer recibieron la visita de una amplia comitiva encabezada por Arantxa Tapia; el diputado general, Ramiro González, y el alcalde de la 'capital' de la Llanada, Ernesto Sainz Lanchares, se han preparado para el tratamiento en tres fases del agua residual de una población equivalente a 33.825 personas, es decir, casi siete veces la población de Salvatierra. Por eso, la consejera confió en que cubra las necesidades a «medio y largo plazo» y no sea impedimento de cara a posibles desarrollos urbanísticos o un aumento de la actividad industrial. «No sólo aborda las necesidades actuales, sino que está preparada de cara al futuro», señaló la titular de las carteras de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente.

La depuradora cuanta con tres edificios de pretratamiento, proceso y control, un tanque para tormentas, reactores biológicos y decantadores secundarios, además se ha reservado terreno para una posible ampliación en el futuro. Su coste asciende a los 6,3 millones de euros y ha contado con la implicación del Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento aguraindarra. «Hemos realizado un esfuerzo extraordinario en materia de obras hidráulicas desde 2016 para cubrir una carencia que había quedado patente en nuestro territorio. Salvatierra necesitaba una infraestructura de este tipo de manera urgente para evitar los problemas que de forma recurrente se repetían aquí», justificó Ramiro González. En manos forales está ahora la responsabilidad de terminar de tejer la red de colectores que trasladará hasta este punto las residuales del casco urbano y de los polígonos industriales.

Para Sainz Lanchares, esta obra era «imprescindible» por lo que inicialmente reconoció que «ha tardado» en desarrollarse. «Es una herramienta fundamental para devolver a nuestros ríos agua en óptimas condiciones», valoró el regidor del principal municipio de la Llanada Alavesa.

Una vez que se ponga en funcionamiento esta nueva infraestructura, dentro de casi un año, se cederá su titularidad recaerá en el Ayuntamiento «de cara a su futura integración en el consorcio creado en Álava para una gestión profesional del agua», explicaron fuentes del Ejecutivo autonómico en referencia a Urbide.

«Mejorar la calidad del agua es mejorar la vida de los alaveses», planteó Ramiro González, quien quiso destacar que esta no es la única acción que su ejecutivo está desarrollando en esta materia concreta. «Continuamos trabajando en la mejora del saneamiento en Arrazua Ubarrundia, Iruña de Oca y el eje Alegría-Arkaute. Además, vamos camino de finalizar la garantía del abastecimiento para Amurrio, Llodio y Lantarón», enumeró.