Culebrón con cosas
La crítica de: 'No te puedes esconder' ·
Todo valenciano de bien sabe que la paella canónica tiene que tener arroz, a poder ser bomba, un buen sofrito, algo de ferradura, garrafón y, ... quizás, caracoles. Y lo suyo es que el cocinero no juegue a ser Darwin. Vamos, que mezcle las especies justas: que lo de juntar carne y pescado en un mismo guiso, no deja de ser una aberración. Lo de empezar a meterle chorizo a la paella a lo Jamie Oliver nunca funciona. Y de algo de eso adolece 'No te puedes esconder', la -en teoría- superproducción que la azteca Telemundo se trajo ayer al FesTVal vitoriano. Los mexicanos planteaban una suerte de thriller con gran elenco internacional, superproducción de gran presupuesto y efectos especiales a granel. Pero lo cierto es que la ficción no pasaba de una telenovela de sobremesa con ínfulas de 'blockbuster' netflixero. El primer capítulo acaba antojándose un sindiós de géneros.
Ya la primera entrega presenta un romance médico tipo 'Anatomía de Grey', un atentado yihadista en plena plaza de Callao de Madrid en plan 'Homeland' cañí, una persecución, con su bien de tiroteos y la DEA a lo 'Narcos', una investigación policial rollo 'CSI' de baja intensidad, una historia de amigos adolescentes hiperhormonados y confusos muy 'Élite' y un trasfondo de divorciados que podría irle como un guante a cualquier 'soap opera' yanqui. Con todo este pastiche los creadores pretenden armar una ficción que solo avezados espectadores de títulos tipo aquella del Frijolito o 'Los ricos también lloran' son capaces de seguir. Tirar del hilo de la madeja en la que los guionistas han convertido el argumento requiere de un par de masters especializados en culebrones. El argumento, simple como él solo, se sustenta en la historia de una madre que se larga de México con su hija adolescente para empezar una nueva vida lejos de un padre mafioso. Pero parece que los de Telemundo se han empeñado en crear una cosa sofisticadísima, con el único fin de disfrazar una simple telenovela de thriller sibarita.
Han recurrido a un reparto ibérico de campanillas. El peso del asunto lo lleva la actriz Blanca Soto, conocida en su país por títulos telenovelescos como 'Señora Acero' o 'Porque el amor manda', pero el resto del casting lo encabezan intérpretes de la talla de Eduardo Noriega, que ejerce de una especie de asesino a sueldo psicótico y Maribel Verdú, que en las pocas escenas de poli mala que le han asignado, la pobre parece que no sabe muy bien cómo su 'repre' la lió para semejante papel: no se le veía tan incómoda desde 'Canguros' en Antena 3. El más creíble resulta Pere Ponce (más conocido como el cura, el pájaro espino que se benefició a Inés Alcántara en 'Cuéntame'). De guaperas oficial ejerce Iván Sánchez, que protagoniza una escena de sexo tan larga, como injustificada. Pacata como ella sola: ¿A quién, a estas alturas de 'Euphoria', se le ocurre mostrar un polvo entre sábanas de seda, en el que no se ve una mala teta ni un mal pito en pleno 2019? Los arroces con cosas tienen mala digestión. Necesitan bien de Almax.
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