Pablo Alaña, autor de 'El hijo del asesino': «Un crimen puede sacar a relucir la verdadera naturaleza del entorno»
El escritor de familia vitoriana ambienta su aclamada intriga criminal en los últimos compases del franquismo
Pablo Alaña (Castelló de la Plana, 1991) resalta le hace especial ilusión presentar hoy su libro en la Sala Eventos de la redacción de EL CORREO en Vitoria, ante un reducido grupo de suscriptores del medio. Suena sincero, algo más que un cumplido. «Mi familia paterna es de allí y he pasado muchísimas temporadas en la ciudad», comenta el escritor -que reside desde los ocho años en Santander- y con su segunda novela, 'El hijo del asesino' (Grijalbo), se ha confirmado como una de las voces más interesantes del 'thriller' nacional.
En este libro entrelaza las escenas de un crimen ocurrrido a mediados de los setenta y el tormento que arrastra años después el hijo del supuesto criminal. Todo un viaje a un ambiente denso en Reinosa, con una siderúrgica envuelta en protestas e intrigas familiares.
- El libro lo protagoniza Daniel, un personaje atormentado por un supuesto asesinato ocurrido años atrás. ¿Hubo algún caso real o alguna chispa que inspirara la novela?
- Más que un hecho concreto, la chispa surgió al leer una noticia sobre un crimen horrendo. De repente, empecé a pensar en cómo afecta un asesinato, no solo a la familia de la víctima, sino también a los seres queridos de quien ha sido detenido como asesino. Me paré a reflexionar sobre el peso de ese crimen en los seres queridos y en cómo puede marcar su trayectoria vital. Cómo los actos de los padres influyen en la vida de los hijos.
- Uno de los aciertos de la novela es su ambientación. Sitúa la acción en septiembre de 1975, dos meses antes de la muerte de Franco, con un clima tenso en una empresa naval. ¿Cómo fue el proceso de documentación?
- Fue apasionante porque desconocía la época. Más allá de lo que había estudiado en su momento en el instituto y en la carrera. Desconocía cómo fueron esos últimos meses del franquismo en España y, en particular, en Reinosa, que además tiene una tradición industrial importante. Además coincidió con el impacto de la crisis del petróleo del 73. Tuve la suerte de conocer a gente de Reinosa que vivieron en primera persona todo lo que sucedió en aquella época y me atendieron muy amablemente.
- Llama la atención la 'banda sonora' del protagonista, Bill Evans, y como guiño literario aparece 'El gran Gatsby'. Son referencias con sentido...
- Efectivamente, están pensadas para caracterizar al personaje y sus gustos. Daniel es un apasionado del jazz y del piano, un sueño truncado por la precariedad familiar. Además la presencia de 'El gran Gatsby' y la cita con la que se abre la novela es un anuncio del tema que va a planear sobre todo la novela en torno a la relación que tenemos con nuestro propio pasado.
- En los últimos años los entornos rurales han ganado peso en la novela negra. En el País Vasco se habla de 'Euskal noir'...
- Noto que hay una tendencia a ambientar las novelas negras en lugares de menor tamaño de toda la geografía española, no solo en grandes urbes. Y creo que es positivo porque permite tratar otros temas, como esa opresión social donde todo el mundo se conoce o el verdadero terremoto que provoca un crimen en una población.
- En España se celebra una treintena de festivales de novela negra. ¿Qué es lo que le atrae como lector y autor?
- La novela negra entretiene y engancha, ofreciendo al lector una experiencia adictiva. Pero, además, permite retratar a personajes y sociedades en situaciones límite. Un crimen, al no ser algo habitual, saca a relucir miedos, rencores y la verdadera naturaleza de las personas.
- 400 páginas no se escriben fácilmente. ¿Cómo lo compagina con su trabajo como abogado?
- La clave para escribir novelas es la organización, disciplina y trabajar duro. Personalmente, madrugo y renuncio a otras cosas para dedicar tiempo a la escritura. Pero lo hago feliz porque es algo que disfruto.
- En el despacho de abogados en el que trabaja, ¿lleva casos de asesinatos?
- No, al menos de momento. Sí casos penales, pero no de crímenes como los que se plantean en las novelas. Pero trabajar en derecho penal sí que me familiariza con procedimientos policiales y judiciales.