Vitoria se llena de estremecedores testimonios de 'bullying': «Me tiraron por la escalera y me rompieron la mandíbula»
Cientos de estudiantes claman contra el acoso escolar en una concentración en la Virgen Blanca donde algunas víctimas relatan el calvario vivido: «Me metían la cabeza en el retrete y me pegaban»
«Hace tres años me tiraron por la escalera y me rompieron la mandíbula, la tenían tomada conmigo. Mis compañeros me llamaban zorra y puta ... y lo peor es que en el instituto me dijeron que me replanteara a ver si no era mi culpa». La que habla es Eider, una adolescente vitoriana que este martes se ha armado de valor para contar su caso ante cientos de personas que se han reunido en la plaza de la Virgen Blanca convocados por el Sindicato de Estudiantes en una concentración contra el 'bullying'.
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El suicidio de la joven sevillana Sandra Peña ha puesto de relieve una lacra que demasiados alumnos sufren en silencio. En la capital alavesa muchos han alzado la voz y la céntrica plaza se ha llenado de testimonios estremecedores, algunos narrados entre lágrimas y abrazos de aliento.
«Llegaba todos los días a casa y pensaba en qué había hecho mal. La gente se cree que el acoso es cosa de niños o un simple juego y para nada. Yo he pensado varias veces en irme, pero quiero deciros que no estamos solos y que hay mucha gente que nos quiere», comparte Ainara, una víctima que quiso lanzar un mensaje esperanzador. Otros adolescentes hablan de autolesiones o de trastornos de la conducta alimentaria como algunas de las consecuencias más graves de un acoso que se produce cada día en las aulas vascas.
«Me metían la cabeza en los retretes y me pegaban sin que los profesores hicieran nada, nunca he tenido grupo de amigos»
Víctima
«Le insultan, le dicen que no vale para nada y le pegan collejas. El colegio ha tardado tres años en abrir el protocolo»
Estefanía Cayado
Madre de Eneko
Según datos de la memoria del Ministerio Público correspondientes a 2024, la Fiscalía del País Vasco investigó el año pasado 53 casos de 'bullying'. Es uno a la semana y tienen nombre y apellidos. Como el de Eneko, un niño vitoriano de 13 años que ha acudido a la concentración acompañado de su madre Estefanía Cayado. «El colegio ha tardado tres años en abrir el protocolo 'antibullying'. La primera opción que nos dieron es que se cambiara de centro», narraba esta progenitora.
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Su hijo está diagnosticado de TDA ( Trastorno por Déficit de Atención sin Hiperactividad) y ha tenido que escuchar en varias ocasiones comentarios como «no vales para nada» o «no vas a llegar a nada». No es la única violencia que ha sufrido dentro del aula. «Le insultan, le llaman orejón, calvo, le dan collejas y le han llegado a bajar los pantalones. Eneko está ahora mismo medicado y con una consulta semanal con el psiquiatra, en todo este tiempo no hemos tenido ningún apoyo por parte del colegio. Incluso todo lo contrario, me dijeron que si lo hacía público iba a tener consecuencias negativas para ellos», denunciaba esta madre con la voz quebrada.
Durante la concentración en la Virgen Blanca se han escuchado casos muy duros de violencia psicológica pero también física, como una joven que ha contado que «me metían la cabeza en los retretes y me pegaban sin que los profesores hicieran nada». Muchas de las víctimas coinciden en que han tenido pensamientos suicidas y todas ellas hacen un llamamiento a pedir ayuda. «Os animo a alzar la voz, a contarlo y a daros cuenta de que todos somos válidos como personas», pidió una joven. Varios de los presentes han contado que sufrieron discriminación por su origen extranjero y otros han explicado cómo una amistad o incluso los animales les han ayudado a salir de un pozo de lo más profundo.
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«La gente se cree que el acoso es cosa de niños o un simple juego y para nada. Yo he pensado varias veces en irme»
Ainara
Víctima
«Los compañeros jugaban a hacer llorar a mi hija. Llevamos cuatro años con esto, es algo que te rompe y te destroza la vida»
Olaia Merino
Madre de Haizea
A Vitoria han lleagdo también estudiantes de otros puntos de Euskadi, que por primera vez se han sentido arropados y en un espacio seguro. Es el caso de Haizea y su madre, Olaia Merino, que residen en Mondragón. «Hace cuatro años que convivimos con esto. Los compañeros jugaban a hacer llorar a mi hija, le insultaban y le mandaban audios amenazantes. Le han llegado a tirar el patín a la basura y me he tenido que meter al contenedor a rescatarlo», explica esta mujer.
Por los móviles de sus compañeros circuló un vídeo de Haizea que hizo aumentar el acoso escolar y en todo este tiempo ambas denuncian la falta de apoyo del colegio. «Algo así te rompe por completo y te destroza la vida. No hay derecho, hasta que no ha llegado una nueva educadora al centro no han abierto un expediente», lamenta Olaia.
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Desde el Sindicato de Estudiantes reclaman más recursos, así como «orientadoras, psicólogas y mediadoras» en todos los centros educativos. «Combatir el 'bullying' no puede depender de la buena voluntad de nuestros profesores, la mayoría colapsados por la masificación en las aulas», zanjan los convocantes.
El teléfono contra el acoso escolar en Euskadi es el 116111
Primeros encuentros para formar una asociación en Álava
La cantidad de testimonios sobre 'bullying' que se escucharon en la Virgen Blanca –algunos megáfono en mano y otros en corrillos que se fueron formando– no entraban en las previsiones de los convocantes de la concentración. Tras ser testigo de esta dura realidad, el Sindicato de Estudiantes valora ahora cómo ayudar a las víctimas. De momento, han dado los primeros pasos para organizar encuentros de cara a valorar la creación de una asociación contra el acoso escolar a nivel de Álava o en su defecto grupos de apoyo para las víctimas. Quien desee participar puede ponerse en contacto con el sindicato.
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