Daniel Tamayo posa delante de sus ilustraciones en la exposición del Bellas Artes. Yvonne Iturgaiz

Cien dibujos para las fábulas de Samaniego

El pintor vasco Daniel Tamayo ha utilizado herramientas digitales para dar forma a las ilustraciones expuestas en el museo de Bellas Artes de Bilbao

Martes, 18 de febrero 2025, 13:54

La cabeza del pintor Daniel Tamayo (Bilbao, 1951) sigue en plena ebullición desde que siendo un adolescente le llevaran al Museo del Prado y se quedara boquiabierto ante 'El Jardín de las Delicias', de El Bosco. Un momento inolvidable e inspirador para este alumno de la primera promoción de la facultad de Bellas Artes de la EHU/UPV -de la que se convirtió en profesor-, que hace un tiempo se planteó en crear ilustraciones, «no sabía bien si para el Apocalipsis, la Odisea, el Génesis o las fábulas de Samaniego», dice él. Ganaron estas últimas y ni corto ni perezoso y motu proprio eligió cien fábulas de las 157 que el escritor vasco publicó en su día y creó con herramientas digitales otros tantos dibujos para ilustrarla. No era un encargo ni tenía una editorial detrás. Pero se fue a Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes, y le envió un pendrive con toda su creación. «Le mandé las fábulas, pues teníamos cierta relación, y le dije, oye, ¿me podrías recomendar alguien, una editorial? Pero enseguida se interesó, tuvimos varias reuniones, y el proyecto fue adelante». Un Zugaza que, asombrado, vio ahí un tesoro y le ofreció la posibilidad de editar las fábulas en euskera con sus dibujos.

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Daniel Tamayo y Miguel Zugaza, director del Bellas Artes, comentan las obras. Y. Iturgaiz

Y se hizo realidad en el lujoso volumen que ya puede ser adquirido, pero sobre todo admirado en una exposición que muestra todos los dibujos de Tamayo, acompañados del resultado de una intensa labor de investigación y búsqueda de diferentes ediciones de las 'Fábulas en verso castellano' de Samaniego (Laguardia, 1745-1801) que se publicaron por vez primera en 1787. Así, pueden contemplarse, rodeados por las nuevas y sorprendentes ilustraciones de Tamayo, ejemplares de las fábulas contemporáneas al autor de las mismas, incluso un manuscrito, unas sin ilustraciones y otras con dibujos esencialmente realistas. Algunas de ellas pertenecen a la colección de José María Arriola, y también hay un volumen de otra edición muy posterior que Tamayo leyó en su infancia y que él mismo ha aportado.

El artista bilbaíno visitó el Bellas Artes en 2011 con un compendio de obras profusamente coloristas bajo el título de 'Fabulario', pero es fruto de la casualidad. Como él mismo explicó, para este proyecto ha dejado de lado su extensa paleta de colores y ha optado en el blanco, el gris, el negro y tonos rojizos para centrarse más en el concepto de cada fábula y lograr también acentuar su carácter tridimensional. En la rueda de prensa en la que se presentó la exposición, abierta hasta el 15 de junio, estuvieron presentes, además de Tamayo y Zugaza, Javier Novo, coordinador de Conservación e Investigación del museo, y Nora Sarasola, directora de Obra Social BBK, que apoya el proyecto.

El artista explicó su forma de trabajo y también su curiosa manera de ponerse a crear estas cien ilustraciones sin encargo previo: «A veces, cuando veo que un tema, sobre todo una forma de trabajar, se me agota, me entra una sensación de que, estoy a punto de llegar al estado de impotencia. Y dices aquí se ha acabado. Y entonces vi de forma urgente necesitas echar mano a algo que me sirva para estar otro momento. Y en ese momento me llegan a la mente fijaciones, el Apocalipsis, la Odisea, el Génesis, las fábulas de Samaniego... Repasé los textos de estas últimas y empecé a seleccionar y a hacer las que me parecían más atractivas, con la erótica que supone no seguir en su ejecución el orden del índice del libro, sino ir azarosamente saltando, de forma caprichosa. No tenía a priori un propósito de cuántas ilustrar, pero llegué a las cien y ahí me quedé. Como he dicho, este trabajo fue una iniciativa personal, sin encargo preliminar. No necesité recorrer instancias para plantear sus posibilidades de publicación».

Tamayo comenzó su trayectoria artística a finales de los años setenta, con influencias del arte flamenco como el de Brueghel, el constructivismo y el pop europeo. Y, por supuesto, aquel cuadro del Bosco que contribuyó a llenar sus obras de seres fantásticos, imaginarios en un universo onírico. «El gusto por el dibujo geométrico, las formas de carácter objetual y los colores intensos en tintas planas y en fundidos multicolores conforman un código figurativo personal y un estilo fácilmente reconocible», explican fuentes del museo, que han editado esta obra traducida en su día al euskera batua por Koldo Biguri con el apoyo de la BBK. «Tamayo ha hecho un trabajo realmente fascinante acompañando las tablas de Samaniego», añaden.

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