Una mujer del partido de toda la vida
Beatriz artolazal ·
Es una de las consejeras de referencia para el lehendakari Urkullu, que tendrá que buscarle relevo para tareas tan complejas como el traspaso de PrisionesEn 2005, Beatriz Artolazabal ofició la primera boda gay que se celebraba en el Ayuntamiento de Vitoria. Tenía 35 años y llevaba cinco como concejala ... del PNV en la capital de Euskadi. Estuvo en la comisión de Asuntos Sociales y en la de Hacienda y ejerció de vocal en la mesa de contratación municipal. Antes, había trabajado otro lustro en la iniciativa privada: Gizaker, Astilan-Grupo Sormen y Logic Control, donde se encargaba de tareas de administración y comerciales. Su salto a lo público, con 30 años, no tuvo vuelta atrás.
Desde muy joven ya apuntaba alto aquella vitoriana nacida en 1970 en el barrio de Zaramaga y que se había licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la UPV. «Una mujer del PNV de toda la vida», según la retratan sus compañeros de filas. Su aita, de Soraluze, un municipio guipuzcoano al que en casa se referían como 'Plentzi'. Su ama, de Bergara. Los padres de Artolazabal, que tuvieron dos hijas, eran también del Partido Nacionalista Vasco y regentaron una temporada el batzoki de Zaramaga. Cuentan que de chavala era fácil verla por allí poniendo cañas y recogiendo vasos.
Alcanzar el Ayuntamiento fue un hito, al que seguirían retos mayores: entre 2008 y 2011 fue la directora económico-financiera del Hospital Santiago de Vitoria y hasta 2015 ejerció esa labor en Osakidetza. Entonces fue nombrada diputada foral de Servicios Sociales en la Diputación alavesa. Una misión breve y delicada porque en aquel momento se destapó el escándalo de la trama de prostitución en la red de menores tutelados de ese territorio. Recibió duras críticas por la tardanza en conocer la situación y decidió cerrar filas con su equipo.
Pronto salió de la Diputación. Iñigo Urkullu la eligió en 2016 como consejera de Empleo y Asuntos Sociales. Desde entonces, fue ganando peso como uno de los grandes apoyos del lehendakari. En su primer mandato, tenía por delante la reforma de Lanbide, sacudida por las críticas de la oposición por los casos de fraude y los pagos indebidos de la RGI. Toreó con dificultad aquellas tensiones y respiró cuando, en la siguiente legislatura, Empleo pasó a manos de la vicelehendakari, Idoia Mendia. Por contra, Artolazabal recibió Justicia, el mayor quebradero de cabeza de las últimas transferencias. Ha llevado el timón del traspaso de Prisiones a Euskadi, del que se acaba de cumplir un año, no sin pocas críticas. Logró vadear el peligro de la fuga de funcionarios hacia otros puntos de España pero el déficit de un 20% de personal en las cárceles vascas ha despertado las iras de los trabajadores de las prisiones, que se han manifestado en contra. Es el mayor reto que dejará a quien le suceda en la consejería. Una patata caliente para Urkullu.
En su currículum oficial aparece el euskera y el inglés, aunque es sabido que ha pegado un sprint a la lengua vasca en los últimos tiempos. Ha mejorado y confiesa que estudia a menudo. Hablar le cuesta y lo reconoce con naturalidad ante los medios.
Casada, tiene dos hijos adolescentes. Los suyos destacan de ella su gran capacidad de trabajo. Le gusta el monte y algunos fines de semana se escapa a hacer kayak al pantano. A veces se pierde en largas caminatas por los alrededores con sus perros. Lectora habitual, dicen que tira del deporte como antiestresante. Le hará falta porque la batalla electoral será muy reñida.
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