«El Azkena es el evento con mayor impacto en la hostelería de todo el año»
Augura un verano «espectacular» y pide que las instituciones «apoyen las buenas ideas en lugar de poner tantas trabas»
Entre tanto pesimismo, tanto nihilismo que se respira por aquí, resulta refrescante dar con alguien como la empresaria hostelera Sonia Fuentes, convencida del potencial de ... Vitoria. Su conocidísima familia lleva casi 30 años al frente del Toloño, una de las barras referenciales de la ciudad. Forma parte del movimiento Mujeres en Gastronomía, que reivindica el talento femenino emprendedor en el sector. Y predica con el ejemplo. Lejos de acomodarse en el plácido éxito, ha decidido apostar por poner en marcha nuevos y personalísimos negocios en el Casco Viejo.
- Este fin de semana se está celebrando Kaldearte, el siguiente es el Azkena... ¿Qué expectativas tiene para esta temporada?
- Muy, muy buenas. Estos días ya se nota que hay mucha gente, está haciendo muy buen tiempo y el que viene se presenta genial. Para la hostelería, el público que atrae el Azkena es uno de los mejores que podemos tener. Es gente de cierto poder adquisitivo, que gasta dinero, que valora lo que come y lo que bebe. Es el mejor evento que hay para el sector hostelero de todo el año.
- ¿Echa en falta más grandes eventos de este tipo a lo largo del año?
- Desde luego. El impacto que tienen para la hostelería es enorme. Un festival de las características del Azkena mueve mucho turismo de calidad y también muy fiel porque mucha de la gente de fuera que visita Vitoria para esos días es la misma año tras año.
- El pasado verano se superaron todos los récords de visitantes en Vitoria. ¿Fue algo pasajero?
- No creo. El año pasado fue espectacular: la gente tenía muchas, muchas ganas de salir y disfrutar y creo que este año va a ser igual, la gente va a salir mucho y también a gastar...
- Y eso que las economías domésticas están muy afectadas por la inflación.
- Es cierto. Y lo notamos. Es verdad que todos vemos los bares llenos, sí, pero sobre todo el fin de semana. Ahora el público está muy concentrado el sábado y el domingo. De lunes a viernes nosotros trabajamos más o menos bien, salvamos los muebles pero hay una diferencia abismal con el movimiento que hay el fin de semana.
«Hay aperturas y mucha gente en los bares, pero el público se concentra los fines de semana»
- El bar que regenta junto a su familia, el Toloño, es uno de los pocos que no cierran ni un solo día de la semana. Eso en una ciudad en la que los visitantes que llegan un domingo por la noche y se encuentran prácticamente todo cerrado.
- Es que nosotros no nos podemos permitir cerrar ningún día porque tenemos una plantilla muy grande, de más de 20 personas. Además, hay una clientela de empresas, de gente de negocios que busca comer unos pintxos un lunes o un domingo y la ciudad tiene que ofrecerles ese servicio.
- La reforma del entorno del Memorial es un ejemplo de hasta qué punto una intervención urbanística puede impulsar la actividad económica, no solo de un establecimiento concreto, también de toda una zona.
- Es verdad. Mateo Moraza ha cambiado muchísimo desde que se inauguró la reforma. Es una zona muy atractiva y hay mucho público. Nosotros llevamos allí desde el 95 y jamás nos hubiéramos imaginado disponer de un espacio así para poder instalar una terraza. Jamás. También hay que tener en cuenta que durante casi 30 años tuvimos una acera estrecha y coches aparcados en batería. Y aguantamos.
«Mucho nivel»
- ¿Comparte esa idea de que Vitoria es una plaza poco atractiva, muy difícil para sacar adelante un negocio hostelero?
- Creo que es una fama algo injusta. Vitoria tiene muchísimo nivel. Hay locales estupendos con gente muy, muy profesional. Es verdad que todavía hay quien se mete a abrir un bar sin conocer realmente cómo funciona el negocio, que no sabe lo difícil que es tener un buen equipo de gente trabajando.
- El verano pasado cundió cierta alarma entre los hosteleros por la falta de camareros. Hubo quien tuvo dificultades para cubrir las vacaciones de verano. ¿Se ha solucionado?
- No. Sigue siendo muy difícil encontrar a gente que tenga iniciativa, que es lo más importante en este sector. Para mí, no importa tanto que alguien carezca de experiencia o de conocimientos porque, si tiene ganas, va a aprender. El problema es que no hay personas así. El de camarero, el de personal de sala se percibe como un trabajo de paso. En el fondo lo entiendo porque es un oficio muy sacrificado, en el que se trabaja los fines de semana.
- ¿Y no cree que las condiciones que ofrecen los empresarios no son todo lo atractivas que deberían?
- Puede ser, aunque Álava tiene el convenido de hostelería más alto de toda España. Una persona sin experiencia que empieza tiene aquí, casi desde el primer momento, un sueldo bastante digno trabajando 40 horas.
«Es muy difícil encontrar profesionales y eso que Álava tiene el convenio más alto de España»
- Pero, ¿de verdad se cumplen esas 40 horas?
- Sí, aunque es verdad que a veces resulta muy difícil. Cuadrar los horarios es una locura en este sector porque pueden surgir muchos imprevistos. Creo que es importante ser justo con el equipo que tienes, atender en la medida de lo posible a las peticiones de días libre en fines de semana y pagar en horas extras cuando es necesario o, en su caso, equilibrar y compensar las jornadas.
- Durante la crisis sanitaria del coronavirus cerraron un buen número de negocios en Vitoria, pero parece que se está viviendo un momento de cierta efervescencia con nuevas aperturas.
- Como toda la hostelería, nosotros sufrimos mucho durante la pandemia. De hecho yo tuve otro local en la plaza España, no pude aguantar y lo tuve que traspasar. Ahora es cierto que se están abriendo sitios nuevos, que hay movimiento pero hay que pensárselo mucho para iniciar un negocio, es un riesgo grande.
- Abrió una tienda delicatessen y también Gastro Gune un concepto novedoso en Vitoria, un espacio gastronómico multiusos...
- Pero que no es un negocio de hostelería: es un espacio para poder hacer encuentros, para empresas, presentaciones de libros, de productos.
«Las normas tienen que ser flexibles para que los que tienen buenas ideas las lleven a cabo»
- ¿Por qué cree que no hay más negocios como el suyo en una ciudad en la que sí existe demanda de nuevos proyectos?
- Porque, antes de nada, creo que las instituciones deberían apoyar y fomentar los buenos proyectos, diferentes, con gusto en lugar de obstaculizar y poner trabas. Mientras no incomodes a nadie, no generes molestias y, sobre todo, cumplas estrictamente con la seguridad, se deberían flexibilizar las normativas para favorecer que aquellos que tengan buenas ideas puedan llevarlas a cabo.
«Potenciar el Casco Viejo»
- ¿Cómo se ve Vitoria tras la barra?
- (Piensa) Un poco parada. Tenemos un centro desangelado.
- ¿Y qué se puede hacer para reactivarla?
- Hay que proteger a ese comercio de toda la vida que se está extinguiendo y hay que apoyar a la gente con iniciativa, a aquellos que hagan las cosas bien, a los que aporten. Desde fuera parece muy sencillo , pero es muy difícil poner en marcha un negocio, ser autónomo y emprender tiene muchas dificultades. Las instituciones no tendrían que poner tantas trabas. Tenemos un Casco Viejo impresionantemente bonito y creo que se tendrían que dar condiciones ventajosas para que los dueños de lonjas vacías pudieran alquilar a gente joven y darles facilidades para que pongan en marcha negocios y proyectos con personalidad, esas tiendas de artesanía estupendas que ves en otros cascos históricos de Europa.
- ¿Por qué apostó por el casco?
- Soy una enamorada de la zona y estoy convencida de que esta calle, la Correría, es una de las más bonitas de Vitoria, con mucho potencial y sitios muy especiales: la lonja en la que monté mi tienda estuvo ocupada antes por María Clé y es preciosa. Ahora bien, esta zona es todavía complicada para poner en marcha negocios nuevos, a mí, si soy sincera, las cuentas no me salen. Pero creo que es importante tener siempre paciencia, ser constante y tener mucha ilusión. Y más aquí. Tenemos que potenciar esta zona entre todos.
- Hasta hace muy poco el casco era territorio noctámbulo.
- Está cambiando totalmente. Se sale y se gasta mucho más por el día. Y por la noche, en lugar de ese concepto de cena clásica hay una tendencia a un concepto más informal. No nos queda otra que adaptarnos a los nuevos hábitos, orientarnos a lo que demanda el público. Creo que, en general, esto es algo que todavía nos falta un poco en Vitoria y en todo el País Vasco. En otras ciudades como Madrid sí se percibe mucho esa orientación absoluta al cliente.
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