La plaza que Llodio no quiere porque «parece un garaje»
Vecinos y comerciantes critican la reforma que ha derribado los arcos antiguos del Mercado de Abastos. «Es un desastre urbanístico»
Ania Ibáñez
Domingo, 21 de septiembre 2025, 00:33
«Es un desastre urbanístico más de este mágnifico pueblo, que cada vez está más bonito». Con esta ironía describe un vecino de la zona ... centro de Llodio las reformas que se están llevando a cabo en la plaza de Abastos desde julio de 2024. Este proyecto, presentado oficialmente en 2021 y reformulado en 2023, ha sido uno de los más polémicos de la localidad alavesa, suscitando que el Ayuntamiento abriera un proceso el pasado 26 de agosto para recibir aportaciones ciudadanas –22 en total– para las inversiones en mobiliario, vegetación y acabados en la plaza.
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Se colocaron varios carteles informativos en el vallado que delimita las obras y alguno de ellos luce pintadas que dicen 'Vaya mierda de obra', mostrando el descontento con este proyecto. «Es una de las chapuzas a sumar a la larga serie que se llevan haciendo en Llodio desde hace años», critica otro vecino que vive cerca de la plaza, describiendo la nueva intervención como «fría» y «fea». «Han quitado todo el arbolado, que daba una sombra magnífica, y solo han puesto cemento», recalca, aclarando que no ha participado en las aportaciones ciudadanas porque «no me van a hacer caso».
1,6 Millones
Son los fondos europeos Next Generation destinados a la reforma de la plaza, un 61% del presupuesto total de 2,6 millones.
Una vecina que sí mandó sus quejas fue Mari Jose Carrero, contraria a esta reforma que «significa dar la puntilla a la desaparición del antiguo Llodio». Un proceso que «arrancó en 1985 con el derribo de la vieja Herriko Plaza». Se trata de sentimiento compartido por sus vecinos, como una comerciante cercana a la plaza: «Se está perdiendo la esencia de lo antiguo; podrían haber hecho otro lavado de cara». La laudiotarra aun así ve el lado positivo de la reforma porque «le ha dado vitalidad y claridad visualmente».
Iker Landaeta, dueño de la pescadería Toñi –uno de los comercios que se ubicaba en el Mercado de Abastos– describe, coincidiendo con otros vecinos, la reforma como «un garaje». «Tu ves cualquier otro y tiene una amplitud. Me parece muy básico, con todos los tubos y la instalación eléctrica fuera». Su compañera de mercado, Josune, de la charcutería Mari Paz, trata de consolarse con resignación: «Es lo que hay. Nuestros puestos no me parecen los más bonitos, pero tenemos que volver porque llevamos operando desde allí 72 años».
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15 años de vaivenes
El polémico proyecto arrastra más de diez años. La renovación empezó a gestarse en 2010, cuando EAJ-PNV puso en marcha el primer proyecto de reforma tras las quejas de los tres comerciantes que operaban desde los locales de Abastos. Ya en 2005 los dueños de las charcuterías Mari Paz y Ana Mari, junto con la pescadería Toñi, elaboraron su popia propuesta de mejora debido a problemas de humedades. «Tenían más de 50 años», explica Iker Landaeta, dueño de la pescadería, «y las raíces de los árboles que había arriba provocaban humedades».
La propuesta no llegó a puerto, y el proyecto de los jeltzales se aplazó por un recurso del Colegio de Ingenieros hasta que en 2012 se finalizó. Este nuevo Mercado iba a ocupar la plazuela de la iglesia y quitaría la zona porticada, por lo que un grupo de vecinos inició una protesta. El proyecto se quedó estancado al no haber presupuesto para llevarla a cabo hasta 2021, cuando el Ayuntamiento, liderado por el jeltzale Ander Añibarro, solicitó fondos europeos del programa Next Generation. Un año más tarde se aprobaron 1,6 millones de euros sobre el presupuesto de 2,6 millones –el 61%–. En 2023 el Consistorio mejoró el proyecto de 2012, decidiendo añadir más vegetación y manteniendo una de las dos fuentes originales. También añadirían una cubierta exterior para los puestos de los baserritarras.
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Parecía que todo iba sobre ruedas, pero en el cambio de legislatura la nueva alcaldesa Ainize Gastaka, de EH Bildu, anunció que renunciaba a los fondos europeos por temor a no cumplir los plazos de Bruselas. Tras un tira y afloja, en noviembre de 2023 se solicitó una prórroga de seis meses y se aceptaron los fondos, propiciando que las obras comenzaran en verano de 2024. Ahora la plaza que Llodio no quiere espera a su reapertura, prevista para diciembre.
Una pescadería de Llodio recoge firmas para reubicarse en Abastos
La pescadería Carlos, ubicada en el mercado de Alberto Acero de Llodio, se encuentra al límite. El edificio desde el que trabajan va a ser expropiados y los dueños, Begoña González y su marido, se van «a la calle». En un principio parecía que iban a ser reubicados en el nuevo mercado de abastos en una de las lonjas vacías junto a los otros tres comercios que actualmente operan en la calle Zubiko Kurajo.
«Sabemos que hay dos puestos disponibles», relata González, «fui a hablar con el Ayuntamiento y me han dicho que nos busquemos la vida». Una respuesta distinta a la que recibieron «hace años» cuando desde el consistorio se les transmitió que «se nos iba a reubicar a la plaza de abastos». «Ahora se han empeñado en que tiene que ser para los baserritarras», condena la pescatera.
«Nos dijeron que iba a haber un concurso y que cumplíamos todos los requisitos, que nos avisarían para presentarnos». Ese aviso nunca llegó. Es por eso que González y su marido comenzaron a recoger firmas en su local, consiguiendo más de 500 desde que iniciaron el proceso.
«No me dieron ninguna respuesta desde el Ayuntamiento hasta que les llevé las primeras firmas», cuenta la laudiotarra. «Me dijeron que habían dejado poco sitio en la plaza y no entran todos los puestos de baserritarrak, así que les han ofrecido un puesto».
El otro será ocupado por un espacio hostelero, cuyo plazo de presentación de solicitudes se abrió el sábado. Las personas interesadas deberán «acreditar experiencia y solvencia económica y técnica», además de garantizar «la atención en euskera en todo momento».
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