El okondoarra Justino Arto aspira al Ginness por su colección de pines

Aspira al máximo galardón internacional para que se reconozca el trabajo de coleccionistas como él que realizan un minucioso trabajo de investigación para ordenar las piezas, localizar las que faltan e intercambiar las repetidas con otros aficionados. «Nos suelen decir que somos 'frikis' pero creemos que todo el mundo colecciona algo. ¿Qué hay en el armario cuando lo abres y aparecen veinte bolsos?. Pues una colección», asegura.

Una pequeña parte de su trabajo se podrá ver desde hoy hasta el jueves en la Casa de Cultura de Okondo. «Serán cerca de 4.000 insignias en trece cuadros», explicó. Entre ellas no estará una de las piezas más curiosas que han pasado por sus manos. «Un amigo de Córdoba me mandó una insignia con forma de piel de toro, pero no era un pin, porque tenía dos enganches, uno arriba otro abajo y era de cobre». La envió a la sociedad Aranzadi y «me dijeron que era romana y que se usaba como decoración de un cofre que podía tener cinco mil años». Arto entregó la pieza al Museo Arqueológico de Córdoba, que la custodia desde entonces. «Reconocieron que no suelen tener devoluciones de este tipo», explica.

Uno de los principales atractivos del coleccionismo de pines son las relaciones personales. «Conocemos a mucha gente a través del intercambio de piezas. Mientras dure la muestra de Okondo también habrá posibilidad de hacer intercambios», explica este padre al que su hija enganchó a este mundo cuando tenía solo cinco años, «aunque luego lo dejó y seguí yo».

También ha realizado un trabajo ingente de recopilación de los escudos heráldicos de todas las localidades vascas, «incluso de pequeñas juntas administrativas», explica. Eso le obligó a mandar cartas a todos los municipios pidiendo esa documentación y los pines que ilustran este recorrido por la geografía vasca.

Cuando llegaron a su poder, pasaron por el mismo proceso de documentación que el resto de las insignias, «los escaneo y los documento», apunta.