La autopsia revela que la mujer asaltada en Vitoria falleció por un golpe en la cabeza
El informe preliminar refuerza la hipótesis de que Pilar Arbulo murió por el «traumatismo» provocado por quienes la asaltaron en el ascensor
El informe preliminar de la autopsia efectuada a Pilar Arbulo, la mujer que falleció el martes tras ser asaltada por dos desconocidos en el ascensor ... de su bloque del barrio de Aranbizkarra dos días antes, refleja un «traumatismo craneoencefálico» como causa de la muerte, según ha podido saber EL CORREO. A falta de conocerse el dictamen definitivo de los expertos del Instituto Anatómico Forense de Vitoria, la hipótesis más probable es que murió a causa de alguno de los golpes presuntamente propinados por sus agresores.
Fuentes policiales consultadas advierten de que «aún es pronto» para determinarlo «sin ningún género de duda». Cuando Pilar ingresó en Urgencias del hospital Santiago todavía estaba consciente. Tenía «la cara ensangrentada y la nariz fracturada». Poco después sufrió un ataque y cayó en coma. En aquel momento, facultativos barajaron la opción de que habría sufrido un ictus. Nada pudieron hacer por reanimarla y dos días después falleció en la UCI del hospital vitoriano.
La diferencia entre ambas opciones es notoria a efectos legales. La primera, la de la muerte causada por un traumatismo, por un golpe, señalaría a los agresores, que la siguieron desde una lavandaría cercana a su piso, en el número 3 de la calle Hortaleza, en Aranbizkarra. Subieron juntos al elevador, donde presuntamente la atacaron para robarle. El botín se redujo a la cartera y a una funda con las gafas, objetos que se encontraron en una zona verde cercana. El segundo supuesto, todavía no descartado de manera definitiva hasta la elaboración del dictamen final, apuntaría a que sus complicaciones respondieron a una reacción de su organismo posterior al asalto.
El primero de los supuestos implicaría como mínimo una acusación de «homicidio», consideran medios judiciales consultados. En el caso de que los dos sospechosos fueran identificados y de que se probara su implicación, se expondrían a penas de prisión «de diez a quince años». La segunda opción, por contra, rebajaría ese arco hipotético a un máximo de cuatro años a la sombra.
Mientras los forenses siguen con su trabajo, la Ertzaintza se afana en localizar indicios que lleven hasta los dos agresores. Cinco días después del brutal ataque, fuentes internas de la Policía autonómica reconocen que «apenas» se han producido avances. La víctima, originaria de Laguardia y que trabajó durante décadas en Francia, relató el robo a los primeros patrulleros que la asistieron. Habló de «dos jóvenes» y añadió que eran «de origen magrebí».
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