«Estamos hasta arriba, no paran de llegarnos pedidos»
Los pasteleros aseguran que el éxito de los roscones se debe a sus «materias primas». La alta demanda ha hecho que se vendan incluso fuera de la fecha de Reyes
Ikram el Aarrass
Viernes, 5 de enero 2024, 00:24
«Desde el martes no damos abasto con los pedidos. Tenemos colas hasta las afueras de la tienda», comenta Isidoro Torreblanca, dueño de la pastelería ... Txistu. Llegan a vender «unos cuantos miles» de roscones y para poder «llegar a todo» comienzan elaborando el bizcocho de brioche un mes antes del señalado día de Reyes. «Este año tenemos un 25% más de pedidos que el anterior». Y es que los roscones son la estrella de la mesa durante estos días y también en otras fechas. «La gente ha pasado de comer algunos dulces típicos de Navidad». No son los únicos, en la pastelería Luis Sosoaga se está viviendo el mismo ajetreo. «Normalmente vendemos casi 3.000 ejemplares, pero porque no hacemos más, la demanda que recibimos es mucho mayor, la gente nos pide hasta el último día», explica Alex López de Sosoaga, encargado de esta histórica pastelería.
El más demandado es el clásico, el roscón relleno de nata. «Son el 80% de los que nos encargan», calcula Sosoaga. Aunque, no es por falta de variedad. Antes sólo se hacían de nata y sin relleno; ahora hay de trufa, de crema, de moka, para diabéticos, de hojaldre... «Algunos ingredientes pueden cambiar, pero la base es la misma. Llevo haciendo esta receta 37 años», afirma orgulloso el dueño de Txistu. ¿Los ingredientes?: masa madre, harina, levadura, huevos, mantequilla, azúcar y agua de Azahar. Tampoco puede faltar, subraya el repostero, «mucho mimo al elaborar el dulce». Y es que las colas que se montan a las afueras de ambos locales se debe a que los clientes «valoran mucho lo artesano», y aunque los precios pueden oscilar entre los 12 y 47 euros, «saben que lo que se están llevando es un producto de calidad».
A pesar de que los ingredientes base suelen ser los mismos, Isidoro Torreblanca tiene sus pequeñas manías que ha ido adquiriendo desde que tenía 23 años, que fue cuando comenzó a trabajar de pastelero. «Nuestros roscones no llevan fruta escarchada, solo dejamos la naranja, porque la gente la acaba quitando». Otra de las cosas que también suelen hacer es colocar, además de las tradicionales figuritas, llaveros e imanes característicos.
«Aunque la gracia es comer uno tradicional, hay para todos», matiza Sosoaga. Todos los años realizan unas cuantas decenas de roscones de hojaldre. También para diabéticos. «Hacemos unos 200, requieren su tiempo y un cuidado especial, por eso nos lo suelen pedir con tiempo de antelación».
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