Álvaro Campo retrata a cada usuario de Twitter con una estatua virtual

El artista digital vitoriano crea la instalación 'ETHOS_', que genera una imagen del individuo a partir de los datos que aporta la red social

Martes, 1 de diciembre 2020, 23:51

«Artistoide» es el término con el que Álvaro Campo se describe, en su vertiente más creativa. El vitoriano afincado en Madrid quiere «quitar ... hierro» al estatus de artista, al que despoja de lira y laureles y lleva a un terreno adyacente a las parodias de Martes y Trece. «No tengo una inserción en el mundo profesional del arte y así dejo el matiz en el punto amateur», agrega quien es conocido también –al igual que su página web– como Logotomía. «Es una firma, un sello de identidad. Me hizo gracia el juego de palabras, como diseño directo a la raíz, al cerebro. Atacamos a lo más profundo».

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En su labor profesional, Campo también está anclado al mundo digital del diseño, «donde me muevo y me manejo bien. Ofrece muchas herramientas para llegar a donde quieres. Y me gusta más picar código que pringarme las manos con pintura». Su trabajo es de «consultor de experiencias de usuario en una empresa que se llama Garaje de Ideas. Básicamente me dedico a poner orden en las aplicaciones digitales y en las webs, pensar los flujos y la usabilidad», detalla Álvaro Campo.

Pero no hay que engañarse. El trabajo de este creador digital es muy serio. La etiqueta que se autoaplica puede reflejar su espíritu lúdico y bienhumorado, pero Campo plantea con rigor una labor que se apoya en herramientas de última generación. En este caso, cinceles del mundo digital que crean esculturas en un entorno virtual, dentro de una propuesta que se ha bautizado como 'ETHOS_ Tu otro tú' y que «es una manera de vernos a nosotros mismos a través de los ojos con los que nos miran desde las redes sociales».

Esos escoplos tallan el perfil de una persona a partir de las características que dejan patentes sus publicaciones en la red social Twitter. «Una cadena de unos pocos bytes se convierte en una escultura ecuestre de tí mismo en el mundo virtual», comenta Campo, que ha presentado hace unos días la propuesta en la muestra internacional de arte digital MADATAC, que este año ha sido doblemente virtual

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El artista digital vitoriano Álvaro Campo. el correo

La instalación se desarrolla en una superficie de 5 por 5 metros, con una peana central. El usuario se pone las gafas de realidad virtual y un teclado aparece ante él, para que teclee su nombre de usuario en Twitter. Con «apenas unos 10 o 20 bytes de información» de los últimos tweets publicados (información pública) los textos se envían a un servicio de IBM denominado IBM WATSON, donde se analizan por una inteligencia artificial.

«En apenas un segundo, nos devuelve un perfil de personalidad en base al tono y redacción de los tweets», y se clasifica en función de los parámetros llamados 'Big 5' por la psicología: extraversión, apertura a la experiencia, responsabilidad, cordialidad, amabilidad o afabilidad, inestabilidad emocional o neuroticismo.

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Sobre la peana, una serie de esferas reproduce las proporciones de estos cinco aspectos, en forma de escultura virtual. Y cada elemento aparece con su nombre y porcentaje, todo un retrato desde la óptica del universo de esas redes que ven así a quienes bombardean con publicidad o clasifican para segmentar mercados y demás estrategias.

«Es una manera de vernos a nosotros mismos a través de los ojos con los que nos miran desde las redes sociales»

«'ETHOS_' es bastante espectacular y le tengo cariño porque es un instalación bastante cerrada. Me parece que el discurso hila bastante bien –aunque sea yo quien lo diga– y tiene ese punto espectacular de la realidad virtual y conectar con varias aplicaciones para sacar datos de ese rastro digital del que tanto se habla hoy», explica el artista, que permite al visitante de su página acceder a un detallado dosier o incluso descargar el programa principal, para su uso con unas gafas de realidad virtual.

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Claro que «en casa no suele ser habitual tener un espacio con una peana central y con un área despejada de esas dimensiones. Y a lo mejor te toca ir a otra habitación para introducir tus datos, las gafas pierden señal...», matiza Campo.

El autor digital apunta que otros de sus trabajos «a nivel discursivo son bastante interesantes, como 'Pildorizado'. Habla de temas semejantes, sobre la merma de la atención que estamos sufriendo por la inmediatez de la información –y la complejidad de un código– pero no incluye una tecnología tan espectacular, sino que sucede en una tablet», distingue.

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El artista agrega que «a un ordenador no le cuesta nada manejar un texto, que puede resultar complejo a un individuo. El vídeo, en cambio, es un código complejo que a la máquina le resulta complicado analizar y manejar, mientras que para un humano es algo súper rápido», contrasta el creador alavés.

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