Miguel Ángel Ortiz de Landaluce con las obras del 'nudo' de Armiñón de fondo. Igor Martín
Miguel Ángel Ortiz de Landaluce | Jefe del Servicio de Carreteras

«En Álava se invierten sólo 15 millones al año en las carreteras y debían ser 40»

En su jubilación defiende los peajes en las vías principales porque, a diferencia de otros servicios públicos, «luego las aprovecha cualquiera que esté de paso»

Ander Carazo

Vitoria

Jueves, 20 de febrero 2025, 00:19

Las carreteras de Álava llevan la impronta de Miguel Ángel Ortiz de Lanzaluce desde hace cuarenta años. El jefe del Servicio de Carreteras de la ... Diputación se jubila el día 23 tras haber sido el responsable del diseño de la red viaria del territorio con tono reinvindicativo: pide inversión y que «no nos durmamos en los laureles» para seguir siendo un «referente» en la materia.

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– ¿Hay algún centímetro de carretera que no haya revisado en los últimos 40 años en Álava?

– Creo que no. A mí me contrató la Diputación en 1985 para la dirección de obra de la Autovía de Circunvalación Norte (la A-1). En el año 87 salió a concurso una plaza de ingeniero de caminos y me presenté a las oposiciones. Entonces, en el Departamento de Carreteras se trabajaba de lunes a viernes, desde la mañana hasta que se ponía el sol, y todos los sábados hasta las tres de la tarde.

– Eran otros tiempos.

– Es que nos tocaba convertir la red de carreteras. Aquello no podía ser un trabajo de ocho de la mañana a tres de la tarde. Tocaba adaptarlas a los tiempos modernos y eliminar todos los giros a la izquierda desde la mediana de la carretera que suponían una impresionante peligrosidad. Se empezaron a implantar enlaces a desnivel o carriles de cambio de velocidad. A finales de los noventa teníamos alrededor de 50 muertos en accidente de tráfico al año y ahora estamos entorno a cinco o seis. Es muy difícil llegar al nivel cero porque siempre habrá despistes, alcoholemias o situaciones desafortunadas, pero se trabaja en ello.

– ¿Y cómo ha cambiado la Diputación?

– Yo he trabajado con todos los diputados generales, salvo Emilio Guevara. Y en la cartera de Carreteras han estado José María Generabarrena, Julio Herrero, Juan José Ochoa de Eribe, Antonio Aguilar, Rodolfo Sáenz de Ugarte, Javier de Andrés, Luis Zarrabeitia, Alicia Ruiz de Infante, Josu López Ubierna, Javier Hurtado, Blanca de la Peña, Carlos Ibarlucea y ahora Jon Nogales. A todos ellos, a todos, siempre les he dicho lo que pensaba y he defendido lo mejor para Álava, aunque sabía que mi postura no les iba a gustar o hubiese colectivos en contra.

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Provincia más segura

«A finales de los noventa teníamos 50 muertos en accidentes y ahora estamos entorno a seis. Es muy difícil bajar a cero»

– Siempre se dice que Álava es un referente en cuestión de carreteras.

– La apuesta que se hizo por modernizar y dotar de seguridad a las carreteras nos puso a la cabeza con grandes proyectos hace veinte años. Luego explotó la crisis de 2008 y cuando parecía que por fin nos recuperábamos, la pandemia, la guerra de Ucrania... El nivel de inversión en carreteras fue disminuyéndose de forma paulatina y para seguir siendo referentes tenemos que conseguir, entre todos, que ese nivel de inversión se garantice. No nos podemos dormir en los laureles. Y es que las carreteras son un elemento fundamental porque no sólo sirve para viajar sino que significa acceso al trabajo, a la educación, a la sanidad y a que el tráfico de mercancías circule y la economía pueda mantenerse.

– En esta época parece que prima el mantenimiento sobre la construcción de nuevas vías.

– Dicen que una puntada a tiempo consigue que no se te descosa un traje y con las carreteras sucede lo mismo. Cuando una carretera empieza a deteriorarse hay que reparar el firme de forma urgente porque si esperas uno, dos o tres años lo tendrás que reconstruir. El nivel de deterioro de las carreteras es exponencial, no es lineal. Llevo 40 años en la Diputación y hemos modernizado 600 de los 1.400 kilómetros de la red de carreteras con mejoras de trazado y ampliación de la plataforma. Hay que poner el presupuesto necesario para modernizar el resto de kilómetros.

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– Eso supone dejar de invertir en otros asuntos.

– Las tres diputaciones vascas y Navarra tenemos la competencia exclusiva en materia de carreteras. Nadie nos ayuda a financiar eso y hay que sufragarlo con presupuesto propio. Tenemos 1.400 kilómetros de carreteras, los mismos que Bizkaia, pero la diferencia es que hay 340.000 alaveses por 1,1 millones de vizcaínos. Los recursos económicos que tienen las provincias limítrofes son mucho mayores que el nuestro y eso nos exige muchísimo esfuerzo, proyectar bien las cosas y dedicar mucho tiempo a pensar cómo lo queremos hacer.

– ¿Cuánto habría que invertir?

– Se invierte entre 15 y 20 millones al año cuando el plan integral de carreteras (PICA) establecía que debía ser del orden de 40 millones. No llegamos a la mitad. Los presupuestos dan para lo que dan. Somos un territorio de paso y, a diferencia de otros servicios públicos, nosotros somos los que lo hacemos y luego lo aprovecha cualquiera. Nadie nos ayuda ni a construirlas, ni a proyectarlas, ni a sufragar los costes, pero luego no somos los únicos que las usamos. Marroquíes, franceses, ingleses o portugueses pasan por nuestras carreteras, que las hemos hecho nosotros.

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Inversiones

«Tenemos 1.400 kilómetros de carreras, como Bizkaia, pero sus recursos son mucho mayores, lo que nos exige muchísimo esfuerzo»

– Usted defendió en las Juntas Generales la necesidad de poner peajes.

– Primero porque los territorios limítrofes también lo están haciendo. Hay una directiva europea que fija que el que usa, contamina y deteriora, paga. Fundamentalmente ese deterioro en las carreteras lo provocan los vehículos pesados más que los ligeros. Evidentemente no puedes cobrar por utilizar todas las carreteras de la red, pero sí en las principales vías del territorio, que son las que más gente usa, las que más cuestan, las que suponen una mayor inversión y las que más adaptaciones necesitan para mejorar este tipo de innovaciones. Toda esa inversión es necesaria y en cierta medida tiene que salir del usuario. De ahí el criterio de quien usa, paga.

– ¿Cuántas reclamaciones para ejecutar obras habrá recibido en estos años?

– Es algo continuo. Cada cual te pide que mejore, se ensanche o se repare el firme de un tramo de carretera distinto. A partir de ahí, a nosotros nos toca priorizar porque no hay dinero para todo. Luego te encuentras con que se cuestiona tu trabajo de por qué va por aquí o por allá. A mí no se me ocurre decirle a un cirujano cómo operarme el corazón. Tú le quieres dar unas características técnicas a una carretera y luego estás condicionado por un río, un monte o un parque natural, que te obliga a replantearte esa idea, pero la gente no lo entiende.

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