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¿Las autopistas están amortizadas? Esa es la pregunta que sobrevuela cada vez que se discute sobre el futuro de los peajes. Álava tiene en ... estos momentos dos vías de pago de alta capacidad, la AP-68 y la AP-1, y en el caso de la segunda aún faltan 58,9 millones de euros por pagar de los préstamos que se solicitaron para hacer frente al gasto entre 2003 y 2009 para construir la carretera que actualmente une Vitoria con Eibar, según datos de Vías de Álava-Arabat -la sociedad foral que gestiona esta carretera- a los que ha tenido acceso EL CORREO.
Y eso que cada año se dedican más de diez millones (11,2 en 2023 y 10,6 en 2024) para hacer frente a la amortización y a los intereses del préstamo. Un dinero que sale de lo que pagan los conductores en las cabinas de Luko y Etxebarri-Ibiña para que se levanten las barreras. Porque Arabat ingresó aproximadamente trece millones el año pasado por los peajes, mientras que el ejercicio anterior fueron 12,1 millones.
Además de la amortización, hay que hacer frente a unos gastos de explotación y conservación -es decir, las obras de mantenimiento y mejora de la vía- que rondan los 3,5 millones cada ejercicio.
La intensidad media diaria de vehículos (IMD) fue de 17.432 turismos, camiones y motocicletas durante el curso pasado, lo que supuso un aumento interanual del 2%. Muchos de ellos son tráileres que llegan cargados desde el norte de Europa y se dirigen hacia otro punto de la Península o el Estrecho. O que hacen justo el camino contrario, sin parar en Álava. Por tratarse de camiones pesados hacen un mayor desgaste del asfalto, por lo que es evidente que el coste de las obras es aún mayor.
Los 2.200 alaveses que realizan un uso frecuente de esta autopista, eso sí, pueden disponer de una serie de bonificaciones -una tarifa plana- que supone 1,54 millones para el presupuesto propio del Departamento foral de Movilidad Sostenible e Infraestructuras, que dirige el socialista Jon Nogales. La factura en el último lustro asciende a 8,1 millones.
Este proyecto, que une Eibar con Vitoria, costó 700 millones a principios del presente siglo. La Diputación alavesa aún cuenta a fecha 1 de enero con una deuda viva de 58,9 millones, una cantidad a la que habría que sumar intereses. Y la cuestión es que hasta 2019, como se observa en el análisis de Arabat, arrastró resultados negativos que ha conseguido corregir salvo el lógico paréntesis de hace cinco años. Entonces el movimiento de coches cayó en picado como consecuencia de las limitaciones de flujo de coches entre territorios para tratar de ponerle freno al coronavirus.
El 11 de noviembre de 2026 está marcado en rojo en la agenda de la Diputación. Ese día asumirá la titularidad del tramo alavés de la AP-68, la Vascoaragonesa, una vez que haya concluido la concesión de la empresa Abertis. Pero antes de que llegue esa fecha hay mucho trabajo por delante. Por eso, la Administración foral encargó hace meses un estudio sobre el estado real en que se encuentra la vía para conocer las carencias que arrastra y decidir donde es ineludible realizar obras.En ese momento, la autopista pasará a ser gratuita en Aragón, Navarra y La Rioja, según han declarado sus respectivos responsables políticos, pero no en Bizkaia ni en Álava. Y es que en el caso de nuestro territorio se celebró una ponencia en las Juntas Generales que determinó que la manera adecuada de hacer frente al creciente gasto por mantenimiento era mantener el sistema de pago. De hecho, se planteó la posibilidad de que a aquellas vías que también se consideran de alta capacidad sea obligatorio extender el modelo, aunque están pendiente de la decisión del legislativo foral.
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