Álava abrirá sus piscinas con aforos reducidos y solo para sus abonados
Cerrar los vestuarios es otra de las medidas que se plantean los pueblos. La temporada de baño en la zona rural se retrasa a julio por el coronavirus
El coronavirus esboza un verano atípico en Álava que, a estas alturas de calendario, esperaría la entrada en la nueva estación sumergida en una piscina. Sin embargo, los primeros calores de la temporada que el pasado fin de semana dispararon el termómetro por encima de los treinta grados sólo encontraron refresco en las playas de Garaio y Landa. La mayoría de las piletas repartidas por el territorio continuarán cerradas hasta julio y sólo en la capital se abrirán algunas instalaciones en los próximos días. El Bakh lo hará el lunes 8 y La Peña Vitoriana, el viernes 12, con sus complejos adaptados a la fase 3 que, salvo sorpresa mayúscula, se aplicará entonces en Euskadi.
La pandemia no impedirá los chapuzones pero obligará a cambiar unos cuantos hábitos. En Salinas de Añana, por ejemplo, asumen con la lista de recomendaciones sanitarias en la mano que los bañistas «tendrán que venir cambiados de casa» pues se aconseja cerrar duchas y vestuarios. «Nosotros no contemplamos un verano sin piscinas pero sabemos que sí o sí va a estar condicionado por las medidas que nos exijan», explica su alcalde, Juan Carlos Medina, pendiente de esas restricciones para inaugurar la temporada. Otros años ya llevaban en estas fechas más de dos semanas con sus piletas de agua salada a reventar y el césped, con capacidad para 645 personas en la vieja normalidad, salpicado de toallas. Por ahora sólo hay movimiento en la cafetería, que reabrió el viernes pasado.
En Campezo han esperado hasta esta semana para limpiar las piscinas municipales «con miras» a que entren en funcionamiento a primeros de julio. «Es la previsión que tenemos pero, al no saber cómo será la fase 3 ni los aforos permitidos, no damos nada por seguro», cuenta Ibernalo Basterra, su alcaldesa, consciente de que el verano que se acerca será muy diferente. La zona de baño, el espacio verde o el bar «se llenaban en días muy puntuales pero este año igual viene más gente de los pueblos o de aquí que no se va de vacaciones». En ese escenario se plantearía el acceso sólo para abonados para evitar que lleguen en masa bañistas de fuera –muchos de Navarra– que suelen comprar entrada para pasar el día. La misma solución barajan en Elciego cuyas piletas, que suman unos 900 socios, darán la bienvenida a los bañistas el 1 de julio. Con un par de puntos dotados de gel hidroalcohólico, una zona de entrada y otra de salida o seis limpiezas diarias de los baños para continuar como «el centro neurálgico y de encuentro» de la localidad con todas las garantías, dice su regidor, Luis Aldazabal.
Un servicio «esencial»
Las piscinas de la zona rural alavesa rebosan forasteros. En Salinas de Añana saben que destacan entre sus «atractivos» para sofocar el calor de una población que en esta época «se cuadruplica o quintuplica» y en Alegría, a un cuarto de hora en coche para los urbanitas vitorianos, las consideran «un servicio prácticamente esencial en verano». Joseba Garitagoitia, su regidor, reconoce que los vecinos le preguntan sin parar por la reapertura de un complejo, con área de barbacoa, que suele dar la bienvenida a los usuarios con el comienzo de junio. «Ahora mismo no tenemos nada decidido y si abrimos sabemos que la normativa será bastante estricta», comparte.
Tampoco en Llodio ni en Amurrio han cerrado una fecha, mientras que en Laguardia estrenarán la temporada el 1 de julio. «Y cuando acabe haremos reformas», anuncia su alcalde, Lucio Castañeda. El dichoso coronavirus ya ha obligado a dar una vuelta a las piscinas de Vitoria que la próxima semana regresarán a la actividad para disfrute de sus socios. A las del Bakh, que abrirán el lunes 8, sólo se podrá entrar con cita previa y no habrá sitio para todos los bañistas pues el aforo estará limitado al 30%, con un máximo de 36 personas en la piscina interior –en cada calle sólo podrá circular un nadador por franjas de media hora– y 480 en la zona exterior.
En La Peña Vitoriana, cuyas piletas funcionarán desde el viernes 12, no temen sobrepasar el aforo máximo de 300 usuarios. «Con dos hectáreas de jardín no vamos a tener problemas de ocupación porque, por la experiencia de otros años, ha llegado a haber unas 100 o 120 personas», señala su gerente, Alejandro Botella. Al entrar se les tomará la temperatura y la depuración del agua se realizará «cuatro o cinco veces al día». El Estadio prepara asimismo su protocolo con vistas a que sus cerca de 20.000 abonados comiencen en torno al 1 de julio a cruzar los tornos. La temporada estival en las piscinas municipales de Mendizorroza y Gamarra, donde se podía chapotear desde finales de mayo en la era pre Covid-19, sigue sin fecha de inicio.