Álava apuesta por nuevas tecnologías para atrasar la entrada de mayores en residencias
El programa Etxean Bai, con teleasistencia y 'apps', supera la fase piloto y la Diputación adjudica a Cruz Roja la atención para 100 personas en tres años
La mayoría quiere envejecer en su propio domicilio, rodeado de los recuerdos de toda una vida y junto a sus allegados. La entrada en una ... residencia se plantea como la última alternativa, cuando ya no queda más remedio. Para eso necesitan una serie de apoyos y herramientas que hagan posible mantener un nivel de vida adecuado. Antes de acceder a un geriátrico existe la figura del asistente personal que, según un reciente estudio de la Diputación, en 2030 necesitará pasar de los 500 actuales a 1.500 –el triple– para facilitarles sus tareas diarias.
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El proyecto piloto de Etxean Bai ha servido para que la Diputación compruebe la posibilidad de recurrir a nuevas tecnologías como Alexa, el asistente personal de Amazon. Ha cumplido con sus objetivos y, según ha podido saber ELCORREO, el Departamento de Políticas Sociales –que dirige Gorka Urtaran, PNV– acaba de adjudicar a Cruz Roja la gestión de este programa para los tres próximos años a partir de octubre.
2,8 Millones
Dinero que invertirá la Diputación en este servicio que los próximos tres años prestará Cruz Roja para el servicio de teleasistencia y control de personas mayores y con discapacidad.
Precisamente, la organización humanitaria ha pilotado la prueba que se ha desarrollado desde abril de 2023. También es cierto que ha sido la única que ha optado a hacerse por este contrato que asciende a 2,8 millones. La gran diferencia respecto a esta prueba de fuego es que en la fase definitiva se redobla la apuesta de la Diputación y se pasará de 50 usuarios simultáneos a 100. Eso se conseguirá gracias, entre otros aspectos, a la puesta en marcha a partir del mismo mes de octubre de un centro de referencia para este programa, un equipamiento que está ultimándose en las nuevas instalaciones del número 27 de la calle Manuel Iradier de Vitoria.
Además de disponer de unos locales específicos de titularidad foral, y adaptados a los requisitos del programa, el equipamiento contará con salas de reuniones, otras de carácter polivalente y despachos profesionales, pero también un centro de control. Esta adecuación ha costado 1,8 millones de euros y ahora mismo se encuentra en la fase final de las obras.
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Durante la fase de pilotaje han participado 87 personas, si bien el máximo atendido al mismo tiempo ha sido de medio centenar. La cuestión es que se trata de un 'servicio vivo' en el que salen y entran personas por distintas razones de manera continuada. Once personas han optado por acceder finalmente a un geriátrico, los mismos han acudido a un centro de día y esa cifra exacta desgraciadamente han fallecido. De esos 87 ha habido 50 con más de ochenta años. La edad media ha rondado los 79 años, si bien el más longevo alcanzaba los 96 y el más joven, los 42, pues además de mayores pueden participar personas con algún tipo de discapacidad que afecte su autonomía.
En su contexto
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Máximo 50 plazas El carácter vivo de este servicio hace que inevitablemente salgan del servicio (ingreso en residencias, centros de día o deceso) y otros entren a ocupar su plaza.
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Dependencia 20 de los participantes en esta experiencia piloto tienen un grado de dependencia III, es decir, una pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o de carácter sensorial. El resto tenían una de clase II o, lo que es lo mismo, una dependencia severa.
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Personalizado Se analiza cada caso y no se proporciona la misma solución a cada uno de ellos. Se trata de adaptar a las necesidades que cada uno tiene y cuál es la solución que mejor les puede venir. La interpretación de todos los datos que se recopilan es muy útil para alertar sobre posibles problemas en el estado de salud de cada persona.
La inmensa mayoría previamente contaban con apoyo familiar de algún tipo en su domicilio, y gran parte de ellos había echado mano de recursos profesional, bien a través del servicio de ayuda a domicilio (en 31 ocasiones), cuidadores (22), medallas de teleasistencia del Gobierno vasco (14) y cuatro frecuentaban un centro de día. Puede darse la circunstancia de que combinasen varios de estos servicios. La mayor parte tienen reconocido un grado II (lo que supone una dependencia severa), aunque hay veinte casos de tipo III, es decir, una pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o de carácter sensorial.
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Pero esto no se limita a tener conectada a Alexa. Porque, además de un servicio de voz para un acompañamiento personal, se cuenta con una teleasistencia a través de videollamada con alarmas de salud para controlar la temperatura, el oxígeno en sangre, la tensión, los recaudatorios de pautas médicas y alarmas de comportamiento. Y es que en los hogares también se instalan diferentes sensores de movimiento para controlar cuando deja de haber actividad, lo cual puede evidenciar una caída o un suceso de mayor gravedad. Además, la interpretación de todos los datos que se recopilan es muy útil para alertar sobre posibles problemas en el estado de salud de la persona que participa en la experiencia.
Canciones y chistes
Si bien ese no es el objetivo final del programa, la utilización de las nuevas tecnologías puede servir para que los mayores puedan combatir esa epidemia silenciosa de la sociedad moderna que es la tristeza y la soledad. Algunos le piden canciones de su infancia para recordar tiempos mejores, le solicitan a la asistencia digital que les cuente un chiste o un resumen con las noticias más destacadas.
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En esa sempiterna filosofía de cuidar al cuidador, este sistema de voz sirve para organizar talleres de autocuidado, terapias ocupacionales y entrenamientos cognitivos que les puedan guiar en su labor y círculos femeninos, pues el 70% de las profesionales de este sector son mujeres. Pero también hay actividades de primeros auxilios, manejo de situaciones difíciles con personas dependientes, transferencias o movilizaciones, charlas sobre dolor musculoesquelético, talleres sobre hipertensión, juegos con significado y salidas de voluntariado.
En 5 años se necesitarán 230.000 horas más de ayuda a domicilio
No sólo con Etxean Bai se solucionará este panorama. El desembarco masivo de la generación del 'baby boom' en los recursos sociales obligará a emprender una transformación de estos servicios para adaptarlos para la creciente esperanza de vida. Un reciente informe encargado por la Diputación a la prestigiosa Fundación Eguía-Careaga apunta que tanto hombres como mujeres vivirán 2,4 años más en 2030 hasta el punto de que el colectivo de mayores de 65 aumente un 17,2% y teniendo en cuenta exclusivamente a los que superan los ochenta, se disparará un 26,8%. Y todo esto mientras, como recientemente han confirmado los datos del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de recién nacidos sigue sin aumentar.
En esa tendencia de retrasar al máximo la entrada en una residencia se encuentra el servicio de ayuda a domicilio, que al final de la presente década tendrá que prestar 230.000 horas más que en la actualidad. También tocará redoblar la apuesta por los centros de día y el cálculo es que se necesitarán 160 plazas más.
Se necesitará triplicar el número de asistentes personales, de 500 a 1.500, se calcula que 1.300 familiares se ocuparán de sus allegados cuando no sean capaces de cubrir su actividad diaria sin apoyos.
Y todo esto sin tener en cuenta a la discapacidad, que es el otro motivo por el que muchos tienen que acceder a los recursos sociales de la Diputación. Un cálculo que la fundación Eguía-Careaga no se atreve a vaticinar, por su carácter imprevisible. Pero existe una clarísima tendencia al alza y uno de cada tres alaveses ya tienen reconocido algún tipo de grado y las valoraciones de discapacidad en el territorio histórico se han disparado un 80% desde la pandemia del coronavirus.
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