Bienvenida a los niños saharauis a Álava: «Abrir las puertas de tu casa a otra cultura es maravilloso»
21 niños saharauis pasan el verano en Álava, donde visitarán el mar y las piscinas, recibirán una atención médica básica y mejorarán su alimentación
Jon Casanova
Vitoria
Lunes, 21 de julio 2025, 14:30
Bashir y Mohammed son dos de los 21 niños saharauis que acaban de llegar a Álava para pasar el verano lejos de la dura realidad ... del desierto. Tras un retraso de dos semanas por problemas con los pasaportes, 213 menores refugiados procedentes del Sáhara Occidental llegaron la semana pasada a Euskadi gracias al programa 'Vacaciones en Paz', que cada año busca familias de acogida temporales para ofrecerles un respiro lejos de la 'hamada' de Tinduf, el terreno desértico y pedregoso donde viven y que en los meses estivales se convierte en un horno árido y hostil.
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Pero los niños son capaces de cambiar el 'chip' rápido y nada más poner pie en Álava lo que quieren es «jugar a fútbol». El Real Madrid copa su universo de ídolos entre los que mencionan a Bellingham y Mbappé, al que 'clavan' cuando imitan sus celebraciones de gol. Con una peculiaridad, ellos lo hacen descalzos. «Sin zapatillas lo hago muy bien», dice Bashir. «Con ellas no sé jugar, soy muy malo».
Helena Montejo, su madre de acogida, repite por tercer año consecutivo y se siente afortunada por poder abrir las puertas de su casa a otra cultura. Mientras Mohammed ya se impacienta por salir a jugar, ella reconoce que verlos correr sin calzado «llama la atención, pero es como juegan allí». Su hija de 26 años es como «una segunda madre para ellos» y también está encantada.
El diputado foral de Igualdad, Iñaki Gurtubai, quiso agradecer el esfuerzo de las familias acogedoras y subrayó que su implicación es «clave para hacer posible esta experiencia». Además, expresó su deseo de que esta ayuda y visibilidad «no sea puntual». Más allá de las revisiones médicas y la mejora en la alimentación que reciben al llegar, los menores solo piensan en disfrutar del verano. Para muchos, como Fatimetu, lo mejor es «ir al mar». Otros, como Bashir, prefieren la piscina ya que «en la playa pican mucho los ojos por la sal», comenta. Durante estos dos meses, los niños y niñas participan en un sinfín de actividades. Ayer, por ejemplo, pasaron el día en el parque del galeón en Lakua, jugaron en los toboganes y hasta construyeron su propia cometa.
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Torbellino de emociones
Para Aya Ferkun, de 10 años, esta es su primera vez en Euskadi. Los primeros días están siendo un torbellino de emociones. «Divertidos, sí, pero también difíciles», comenta Sandra Remón, su madre de acogida, también primeriza. Aunque se ha preparado bien para la ocasión con pictogramas, y además se aprendió frases básicas para facilitar la comunicación. «Durante el día lo pasa genial, pero por las noches se pone más triste», confiesa. «No es recomendable hablar mucho con ellos por la noche; les entra nostalgia». Eso no impide que esté encantada con Aya, a quien describe como «muy amorosa», y ya tiene claro que repetirá la experiencia aunque anticipa que «la despedida será muy dura».
Las fiestas de La Blanca también forman parte de la agenda veraniega. Fatimetu, que ya las conoce, espera con ilusión volver a ver a los Gigantes y Cabezudos, lo mismo que Nayat Saleh y Aya, a quienes la felicidad se les pinta en los ojos.
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