El precio de incluir a las mujeres

El camino de integración de las mujeres en la comida de la Cofradía de Sant Roque de Llodio fue largo y le costó muchos disgustos a Juanjo Salazar, exmayordomo de la entidad. «La mayoría de votos que se exigía para cambiar los estatutos del 75% era casi imposible de conseguir, pero todas las instituciones, nos animaban a cambiar el rumbo», señala.

Presentó su dimisión en 2009 y al final el asunto se resolvió al año siguiente por la vía de los hechos cuando Estíbaliz Gorostiaga, hija del exalcalde abertzale Pablo Gorostiaga, entonces encarcelado, ocupó la silla de su padre en la comida, como se contemplaba hasta entonces para los varones.

Y ahí se acabó un debate de años. Gorostiaga asumió el relevo con normalidad y los cofrades hicieron lo propio, pese a las reticencias de muchos. Salazar se lleva de aquella época un ingente trabajo para recuperar la memoria colectiva de Llodio y su vínculo con la localidad donde nació.

Sigue estando presente en la vida cultural llodiana presentando eventos, como los conciertos del pianista Antonio Oyarzábal o el homenaje a la presidenta de la asociación de familias y personas con enfermedad mental, María Ángeles Arbaizagoitia, que organizó la Cosecha 48.

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