Lo que la Historia sabe del Tres de Marzo
Ya han transcurrido cuarenta años desde que aquel 3 de marzo de 1976 se viviera en Vitoria uno de los momentos más terribles y a su vez más importantes de la Historia de la ciudad
Carlos Carnicero
Jueves, 3 de marzo 2016, 02:16
Ya han transcurrido cuarenta años desde que aquel 3 de marzo de 1976 se viviera en Vitoria uno de los momentos más terribles y a ... su vez más importantes de la Historia de la ciudad. Pueden parecer muchos años, desde luego lo son, al menos casi tantos como los que España vivió bajo el franquismo y otros tantos han pasado casi ya desde que se recuperó el sistema democrático. Sin embargo, si hablamos de Historia, con mayúsculas, aquellos fatídicos hechos tuvieron lugar antes de ayer por la mañana. Mucho o poco tiempo, la cuestión que cabe hacerse es clara: ¿qué sabe la Historia sobre el 3 de marzo de 1976 cuarenta años después? Contestar a esa pregunta requeriría de un espacio mucho mayor del que aquí se dispone, pero es posible hacer un pequeño repaso y unas breves consideraciones sobre el asunto.
En primer lugar habría que decir que la Historia, afortunadamente, sabe mucho sobre lo acontecido en aquella fecha y en los meses de huelga precedentes. Y eso es, sin duda, porque se cuenta con un importante volumen de fuentes que han aportado variada y rica información. Pocos acontecimientos históricos de nuestra ciudad disponen de tanta variedad de fuentes para su conocimiento. Además de la información aportada por los periódicos de la época, que informaron diariamente sobre el conflicto huelguístico y sobre los hechos del barrio de Zaramaga, muy poco tiempo después de lo ocurrido vieron la luz las primeras publicaciones. En estos libros, escritos por periodistas, ya aparecían algunas entrevistas a testigos y protagonistas, además de alguna referencia a documentos y comunicados oficiales, todo ello acompañado de información en forma de crónica. Incluso hubo una publicación clandestina que recogió todo tipo de documentación sobre la huelga, tanto de origen periodístico, como la generada por los huelguistas, propaganda de diverso signo, etc También es muy destacable, y nada habitual tratándose de hechos del pasado, la existencia de imágenes de lo ocurrido el 3 de marzo y en jornadas anteriores y posteriores. A ellas hay que añadir las más que famosas grabaciones de las conversaciones mantenidas por la policía mientras se desalojaba el templo de San Francisco. Diversas publicaciones a lo largo del tiempo, de dirigentes de la huelga, han contribuido a que se conozcan mejor la ideología, metodología y experiencias vividas por el colectivo en paro. También se han hecho a lo largo de los años numerosas entrevistas a dirigentes obreros, participantes en la huelga, heridos, familiares de los fallecidos, etc Y también, muy importantes han sido las aportaciones realizadas por la documentación de archivo que se ha ido recopilando, destacando los sumarios judiciales sobre el caso o alguna documentación policial que ha mostrado la visión de ésta sobre la huelga y lo ocurrido aquel miércoles de ceniza.
Tras el estudio y necesario contraste de todas estas fuentes, algunos historiadores vinculados al Instituto de Historia Social Valentín de Foronda de la UPV/EHU trabajamos en la elaboración del dictamen histórico sobre los acontecimientos del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, que fue publicado en abril del año 2004. Desde punto de vista de la historiografía se trata del trabajo más riguroso hasta la fecha, a la luz de las fuentes disponibles y así fue ratificado también por la comisión especial del Parlamento Vasco sobre los hechos, a la que sirvió de base fundamental, y que se reunió en junio de 2008. Siguiendo lo establecido por aquel dictamen histórico es como llegamos a lo que la Historia conoce hoy sobre el Marzo del 76 vitoriano, ya que desde su publicación no hay constancia de que haya aparecido alguna nueva fuente o investigación que haya aportado novedades.
La Historia sabe que lo ocurrido aquel trágico día tuvo que ver con la falta de libertades que se vivía en la España del momento, bajo un Gobierno que, aunque contara como nuevo Jefe de Estado con Juan Carlos de Borbón, seguía siendo el último ejecutivo del unos meses antes fallecido dictador. También conoce que las Fuerzas de Orden Público que estuvieron en la iglesia de San Francisco estaban mal preparadas y dotadas, además de seguir instrucciones que en nada estimaron los derechos humanos. La Historia también es conocedora de que se utilizaron de manera irresponsable armas de fuego para resolver un problema de orden público. También ha pasado a la Historia el hecho de que las órdenes que provocaron aquella dramática situación provinieron de una línea de mando cuyo responsable era el Gobierno del momento, aunque no se pudieran determinar responsabilidades directas más arriba del gobernador civil de Álava, que fue quien firmó la orden de desalojo del templo.
También han pasado a la Historia algunas de las infracciones cometidas por la intervención policial de aquel día. El incumplimiento del Concordato de 1953 con la Santa Sede, que estimaba la inviolabilidad de los templos eclesiásticos y, sobre todo, la comisión de varios delitos de homicidio que iban en contra del Código penal vigente en el momento. Hay que destacar que, este aspecto, el de la existencia de los delitos de homicidio, es reconocido por la justicia militar, quién finalmente fue la encargada de juzgar el caso. Pero lo que también ha pasado a la Historia es la falta de respeto al sentido común de cualquier ser humano cuando dicha justicia alega que no puede aplicar la sanción por el delito a ninguna persona concreta, al no poder determinar quiénes fueron los autores materiales de los disparos. Sin ni siquiera proponer que se abriera una investigación al respecto en las unidades policiales destinadas aquella fecha en Vitoria.
Para algunos la Historia se ha quedado corta, convencidos de que lo sucedido en Vitoria fue mucho más allá de lo que se ha señalado. Sin embargo, de acuerdo a las fuentes que hoy se conocen, no es posible ir más allá, quizá en el futuro se pueda, pero ello dependerá de un hipotético hallazgo de nuevas fuentes que no es seguro. La Historia no puede ir más allá de lo que muestran sus fuentes, otra cosa sería inventar o imaginar, pero eso ya no sería Historia, no al menos con mayúsculas.
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