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Carmen Redondo recoge un ramo de flores en la cocina del histórico asador Orense.

El asador Orense cierra una etapa con la jubilación de su cocinera

Carmen Redondo se despide del local que fundó su marido en 1962, mientras sus hijos estudian cómo reabrir el negocio

Daniel González

Viernes, 15 de enero 2016, 01:14

Los habituales del histórico asador Orense se han encontrado estos días con la persiana del restaurante echada. "Cerrado por jubilación", reza el cartel que sustituye a la carta de platos en la fachada del local ubicado en la plaza de la Fuente de los Patos, a las puertas del Casco Medieval. Y es que Carmen Redondo, la cocinera desde hace casi medio siglo y propietaria de este negocio familiar, colgó el delantal el pasado 6 de enero, justo después de servir la comida del Día de Reyes. Se retira a punto de cumplir 67 años, tras toda una vida ofreciendo a sus comensales más fieles lo mejor de la gastronomía gallega y las delicias de la cocina tradicional. No le ha faltado el apoyo de su clientela más asidua y tras este último servicio no han faltado las visitas de amigos y allegados, muchos con obsequios o ramos de flores, dispuestos a agradecer a la cocinera los buenos ratos pasados en el comedor.

Ella no niega que el trabajo haya sido duro, "pero siempre con ilusión" y a la espera de la mejor recompensa: "que el cliente haya disfrutado. Porque eso te ayuda cada día a no descansar y a levantarte igual", insiste. "La hostelería es dura, y más al tener que criar a los hijos y atender el negocio". Por eso, hace ya tiempo que venía sintiendo ganas de jubilarse. "Deseaba un poco de descanso porque me noto algo mal el cuerpo, sobre todo las piernas. Es por necesidad", destaca. Porque si su salud hubiera sido mejor, Carmen no duda que hubiera continuado, "igual no tan activa, pero sí bastante encima del restaurante. Porque lo voy a echar de menos. Mucho". Del Orense se lleva "muy buenos recuerdos" tras servir una cantidad incalculable de raciones "de empanada, cocido gallego, pulpo".

Pero el cierre de este emblemático establecimiento, uno de los últimos negocios de Vitoria regentados por la misma familia que lo fundó, no es un adiós. Al contrario. Pepe Taboada, hijo de Carmen, estudia ya distintas fórmulas para continuar con el asador. No en vano, ha estado ligado a él desde que nació en 1968, con sólo una pausa para abrir una cafetería con su mujer. "Aquí se hace de todo, cocina, servir, la administración, limpieza", explica. Él se niega a acabar con el legado familiar, y sus esfuerzos se encaminan a poder abrir de nuevo en unos meses".

"Como en casa"

Sobre todo, porque sabe que es el mejor homenaje que puede rendir a su familia y a la clientela. Y muchos incondicionales le han pedido que esto sea sólo un hasta pronto. Porque el asador Orense es una referencia para Vitoria. Su apertura en 1962 en un local contiguo al actual atrajo pronto a sus paisanos gallegos, y durante un cuarto de siglo la familia también regentó una pensión en el Casco Medieval.

Llevan en su ubicación actual desde 1978, y hay clientes que le son fieles desde hace tres décadas y media, como José Antonio Arias. A sus 71 años, él comparte grandes recuerdos del restaurante. "Para mí son de la familia, y entiendo que Carmen se retire, porque lleva muchos años trabajando y necesita descansar. Pero la voy a echar mucho de menos", traslada con notable tristeza.

Mikel Letona y su mujer Miren también llevan casi dos décadas comiendo en el asador de la Fuente de los Patos. "Es el punto de encuentro para toda la familia, y también de amigos. Ellos son buena gente, y excelentes profesionales, y les añoraremos. Ojalá los hijos busquen una solución y abran pronto", desea. Y Julio, otro de los asiduos con más de ocho años de visitas semanales, también apuesta por su regreso. "Ya se nos ha acabado la buena comida los fines de semana, y me encantaría que siguiera abierto mucho tiempo más. Para mí es parte de Vitoria, porque venir aquí es como estar en casa".

Hasta la propia Carmen anima a sus hijos, "aunque sé lo difícil que es llevar un negocio y lo sacrificado que es. Pero si lo llevan ellos a gusto Porque llevamos el Orense en la sangre".

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