Cayetano Ezquerra, en 2002.

Muere Cayetano Ezquerra, gran impulsor de la colección de arte contemporáneo alavés

Fallece a los 90 años quien fuera diputado general en la Transición y quien labró, junto a Sancristóval y Jover, la actual colección del Artium, que nutrió con obras de Miró, Dalí o Picasso tras negociar y convencer directamente a los artistas

Icíar Ochoa de Olano

Lunes, 13 de julio 2015, 11:10

«Mi admirado maestro: Estamos realizando un nuevo museo, como contrapunto a nuestro desarrollo industrial, intentando así la mayor participación cultural como línea de equilibrio. Deseamos adquirir alguna de sus obras para nuestro museo, el más joven de España y, quizá, el más prometedor en arte contemporáneo». Este es un extracto de la misiva que, con fecha 13 de diciembre de 1974, remitió el entonces vicepresidente de la Diputación foral y máximo responsable de la comisión de Cultura, Cayetano Ezquerra, a Salvador Dalí. Aunque las conversaciones entre los representantes del excéntrico artista catalán y la Administración alavesa tardarían cinco lustros en dar fruto -en forma del 'Retrato de la señora Fargen'-, la gestación del Artium había comenzado. Ezkerra, exdiputado provincial de Álava en la Transición, y hombre clave de la cultura institucional del territorio en la segunda mitad del siglo XX, falleció ayer a los 90 años de edad en Vitoria. Su principal legado es la gran colección de arte contemporáneo de la que se dotó la Diputación alavesa en ese periodo, en un triángulo de impulsores que capitaneó junto a otros dos alaveses ilustres, Pedro Sancristóval y Pascual Jover. Y que se tejió así, buscando y hablando con los artistas, persiguiendo a Dalí o Miró y convenciéndoles de vender a precio razonable a la emergente colección alavesa para que luego, ya en el siglo XXI, hubo que buscar un continente: el actual Artium.

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El funeral por su memoria será hoy a las seis de la tarde en la iglesia de El Carmen de Vitoria.

Entonces, en 1974, albores del franquismo, aún era demasiado pronto para soñar con el museo de la calle Francia, que no vio la luz hasta el nuevo milenio. Por aquel entonces, Ezquerra -quien más tarde sería elegido diputado general de Álava- se limitaba a soñar con un contenido que sirviera para ilustrar el devenir del arte vasco y español desde la posguerra hasta la actualidad. Su empeño, barnizado de una sensibilidad artística a flor de piel, y la situación de bonanza económica que atravesaba la provincia en la última etapa del anterior régimen impulsaron, en 1975, una política de adquisiciones cimentada sobre dos pilares: la constancia y, como se ha visto después, el acierto.

Aunque la filosofía de compras no perseguía más rentabilidad que la cultural, la revalorización de las dos primeras obras del fondo ponen de manifiesto el acierto de la gestión. 'Homenaje a Allende', de Lucio Muñoz, y 'Oferta II', de José Guerrero, adquiridas el mismo año de la muerte de Franco, costaron 2.254 euros (unas 375.000 pesetas). Su cotización, a la apertura del museo, superaba los 138.232 euros.

En 1976, la Diputación materializó más de cien compras con el asesoramiento de la Junta de Museos, en la que participaban tres alaveses académicos de San Fernando: Félix Alfaro, Antonio Mañueco y Jesús Guinea. La importante inversión en arte incluía, además de la mítica firma de Joan Miró, a autores como Antonio Saura, Antoni Tàpies, Rafael Ruiz Balerdi, Rafael Canogar, Andrés Nagel o Pablo Palazuelo. En este primer lote de la colección estaban representados los dos principales exponentes de la vanguardia española: los madrileños de El Paso y los catalanes de Dau al Set, además de nombres de la Escuela Vasca.

Amistad con Miró

Al cabo de dos decenios, Pedro Sancristóval, diputado de Cultura más tarde y entonces único funcionario del Museo de Bellas Artes, recordaba las conversaciones con Miró. «Se mostró agradecido de que le compráramos un cuadro porque era la primera vez que una institución pública adquiría una de sus obras. Así que llamó a Maeght, su galería parisina, para que nos dejara en 60.101 euros (10 millones de pesetas) 'Mujer en la noche', una obra que es un compendio del mundo mironiano». La amistad entablada con el catalán universal permitió traer a Vitoria la serie completa de litografías 'Homenaje a Joan Prats' y adquirir al año siguiente una nueva pieza de Miró. «No se quedó satisfecho y nos ofreció por un precio ridículo uno de los diez únicos murales que realizó en toda su vida en colaboración con el ceramista Llorens Artigas», explica Sancristóval.

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De la misma época es 'Mosquetaire à la pipe', pintado por Pablo Picasso en 1968 y adquirido por el museo alavés en 1979, seis años después de la muerte del genio malagueño. «Tuvimos suerte. Sus descendientes estaban vendiendo parte de la herencia y nos dieron a elegir entre unos treinta cuadros».

El 'boom' de los ochenta

A la vez que la nueva colección de arte se enriquecía con obra de los dos artistas más destacados del siglo, también incluía creaciones de autores del momento para trazar «un discurso lógico que contribuyera a una visión científica de la historia del arte español contemporáneo interconectando a los artistas alaveses y vascos con los del resto de España», afirmaba en un artículo para El Correo Sara González de Aspuru, uno de los tres técnicos del museo que se encargarían después, ya en los 80 y los 90, de engordar la colección iniciada por Ezquerra y sus colaboradores. Así, fueron llegando a los fondos trabajos de Chillida, Oteiza, Ibarrola, Mieg, Ortiz de Elgea, Broto, Schlosser, Barceló, Muñoz o Arroyo.

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«Los ochenta trajeron consigo un auténtico 'boom', tanto en la producción de obra como en la adquisición. Surgieron muchos nombres nuevos y era difícil escoger bien. Pero en los noventa se confirmó nuestro acierto y adquirimos segundas obras de artistas que consideramos aportaban algo nuevo al arte contemporáneo»,narraba González de Aspuru.

Badiola, Ponç Bonet o Vieta son algunos de los nombres que se han hecho un hueco en los últimos tiempos en el viejo sueño que Cayetano Ezquerra acarició en 1975 y que por fin vio la 27 años después, el Centro Museo Artium, la ansiada casa para una colección que conforman ya más 1.300 autores con cerca de 1.600 piezas y que está considerada por los expertos como una de las mejores muestras de arte contemporáneo español. Si él, sin Ezquerra, no hubiera sido posible.

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