El centro cívico dedicará su sótano a la promoción y formación artística

Dos años y medio después de que el Centro Cívico Raimundo Porres abriera sus puertas, su sótano, de más de 600 metros cuadrados sigue vacío, sin estrenarse. Y parece que no lo hará hasta que se ejecute un proyecto artístico al que se está dando forma desde el área de Servicios Sociales, una vez que se ha esfumado el museo del ferrocarril para el que se había reservado el espacio.

La nueva apuesta, según avanzó ayer mismo el alcalde, Fernando Campo, se presentará en unos días, bajo la denominación de 'Arteteca' y tendrá como objetivo el ofrecer un espacio que sirva de punto de encuentro, escaparate y forma de potenciación de la creación artística de Miranda, en el más amplio sentido de la palabra.

Tal y como apuntó, el bajo del inmueble situado en la ampliación de Ronda del Ferrocarril, se concibe como «un espacio de participación ciudadana, en el que se fomente y apoye la actividad artística y creativa». Al mismo tiempo deberá servir de plataforma de difusión, «facilitando la formación la experimentación y la confluencia de conocimientos y experiencias».

El objetivo pasa por generar un espacio multiusos en el que «se ofrecerá una programación de actividades en colaboración con los propios artistas», señaló Campo.

Tendrá hasta tres partes diferenciadas. Un área expositiva dedicada a la promoción y muestra de los trabajos; otra de formación, que posibilita la realización de talleres, cursos y seminarios; y un área de artes escénicas, para ensayo e investigación. «Nos parece un proyecto interesante», incidió el alcalde.

Pero todavía falta mucho trabajo por hacer. Será en el momento de la presentación oficial del proyecto cuando se marcará un calendario de plazos. Y es que antes de llevar a cabo ninguna actividad o propuesta, la responsable de Urbanismo y Servicios Sociales, Aitana Hernando, recordó que «hay que acondicionar ese espacio, valorar y presupuestar lo que costaría».

Hasta ahora no se ha actuado porque su estructura estaba condicionada a las necesidades que planteara la exposición del material ferroviario de la colección privada del Julio García, que se iba a trasladar a esa sala.

Una iniciativa que, finalmente se ha quedado en nada tangible, más allá de los reproches. Si bien, el Ayuntamiento ha querido dejar claro que ha sido una decisión unilateral del propietario de los fondos la que ha dejado a Miranda sin ese museo del ferrocarril.

Por activa y por pasiva

Además, ha rechazado de plano que el titular del material haya estado a la espera del envío por parte del Ayuntamiento de un texto de convenio de colaboración. Y es que, inciden, la administración local no puede hacer una propuesta «si desconoce las condiciones o peticiones de la otra parte».

Por eso, se le «ha requerido por activa y por pasiva» que aclarase sus demandas con respecto a los fondos. Pero «nunca se ha recibido en este Ayuntamiento respuesta alguna a esa petición, quizá por falta de interés» de su dueño.

De hecho, desde el Consistorio se recuerda que García se comprometió a hacer llegar sus peticiones, en una reunión con el alcalde, que se materializó después de que éste le llamara para reconducir la situación, tras haber anunciado el titular del Museo del Ferrocarril III Generaciones sus diferencias con el Ayuntamiento.

Pero al despacho de Alcaldía no han llegado las condiciones -entre ellas la económica- que como propietario de las piezas quería establecer para su cesión y tampoco el proyecto de catalogación y de musealización, pese a que «en su momento se afirmó a los medios que se había realizado». Desde el Consistorio se entiende que las manifestaciones realizadas por García «no responden a la realidad» y se pregunta «cuál es el beneficio que se pretende sacar de ellas».