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Juanjo Olaizola, en una de las máquinas que se exhiben en el museo. /F. Morquecho
En peligro de descarrilamiento
CULTURA

En peligro de descarrilamiento

El futuro del Museo Vasco del Ferrocarril peligra ante el cese del hasta ahora director y el rechazo a la candidata impuesta por el Gobierno vasco

MARIBEL MARTÍNEZ

Lunes, 3 de octubre 2011, 10:24

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El agradable 'chacachá' del tren se ha convertido en un incómodo traqueteo en el Museo Vasco del Ferrocarril de Azpeitia desde que a principios de año se convirtió en fundación. La destitución de su director y alma máter, Juanjo Olaizola, tras dos décadas al frente de la institución, cayó como un jarro de agua fría entre sus colegas y los enamorados del ferrocarril, que no entendían la razón de esta decisión. Tanto ruido hicieron que poco después fue restituido en su cargo. Y el Patronato del Museo abrió un concurso público -al que el propio Olaizola podía presentarse- para escoger al director de la nueva entidad.

Hace unas semanas la chispa volvía a saltar con la designación para el cargo de Maitane Ostolaza, después de haber quedado primera en el proceso de selección. Una resolución que ha suscitado críticas sobre todo por la Asociación de Amigos del Museo, que ven en ella una estrategia del viceconsejero vasco de Transportes y patrono de la Fundación, Ernesto Gasco, para «cargarse» a Olaizola y poner en su lugar a una persona de su confianza. Todo indica que este desencuentro finalizará en los tribunales, mientras entre los aficionados crece la incertidumbre sobre el futuro del museo.

Para el entorno de Olaizola, es un secreto a voces que la falta de sintonía entre éste y Gasco es el germen de un conflicto que se remonta a 2002. Entonces protagonizaron un debate en un diario sobre cuestiones técnicas acerca de la hipotética construcción de un tranvía en San Sebastián. Olaizola corrigió unas declaraciones del entonces concejal socialista y éste, dicen, no se lo tomó con deportividad. Aseguran que desde entonces se la tiene jurada. Este periódico ha intentado contactar con Gasco, pero el viceconsejero ha declinado hacer ninguna declaración.

Los argumentos del patronato van en otra dirección. Javier Cruz, consejero delegado de Euskotren, otro patrono de la institución, señala que en el origen del enfrentamiento está el paso de museo a Fundación, a principios de este año. Un cambio motivado por supervivencia económica. «El desequilibrio entre los ingresos y los gastos ha tenido unos efectos económicos perjudiciales para nosotros». En 2010, los gastos del Museo ascendieron a 478.812 euros, y los ingresos, a 107.432. «Una Fundación tiene más posibilidades de financiación» y permite la entrada de inversiones del sector privado, razona Cruz, quien sostiene que, aunque es la directora quien elaborará el nuevo organigrama, Olaizola podrá seguir trabajando en un proyecto del que éste se siente «responsable después de 22 años en él».

En los tribunales

La naturaleza jurídica de la fundación, señala Cruz, hacía necesario un proceso de selección para designar a un director. Y he aquí otra desavenencia. Mientras que los patronos señalan que «la relación contractual de Olaizola era de responsable del museo, no de director», éste siempre ha sido considerado como tal. En las publicaciones editadas por el Gobierno vasco, y en las conferencias y cursos que ha impartido, siempre ha sido designado así explícitamente. Por este motivo, Olaizola ha interpuesto una demanda de reconocimiento de categoría laboral, cuyo juicio se celebrará próximamente.

Los Amigos del Museo también podrían verse inmersos en otro proceso legal si el Patronato decide denunciarles por sus declaraciones sobre la designación de Maitane Ostolaza, amiga personal de Gasco y ajena al mundo ferroviario, según criticaron. En su opinión, el nombramiento de esta doctora en Historia y Civilización, profesora titular de la Universidad de París-Sorbona, vulnera la Ley de Museos de Euskadi, que establece que «la dirección (...) y mantenimiento correrá a cargo de personal cualificado cuya formación (...) se ajuste a los contenidos del museo».

Desde el Patronato justifican que en el proceso de selección, en el que el nombre de los finalista no se descubrió hasta el final, se buscaba el perfil de un «director de fundación para que ésta trascienda el espacio físico, tenga más proyección y se pueda posibilitar el convenio con universidades e investigadores».

Para los 'treneros' no es más que una justificación. Temen que este prestigioso museo acabe descarrilando sin su maquinista al frente. «No concebimos a nadie mejor que él para dirigir el museo», señalan. «Su dedicación es absoluta».

El deseo de Olaizola es seguir trabajando allí. Aún no hay fecha para la incorporación de la nueva directora -hoy realizará la primera toma de contacto- y él sigue desempeñando sus funciones habituales. «Siempre que las condiciones no sean draconianas, continuaré responsabilizándome del museo, nunca he dicho lo contrario. Abandonarlo sabiendo que al frente queda una persona que es una magnífica profesora, pero que desconoce el funcionamiento de un museo de ferrocarril, me parece una irresponsabilidad».

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