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Dispositivo de la Unidad Canina de la ANE del Gobierno de Navarra que participó en el rescate de los cadáveres.
Naiara y Jon murieron abrazados
desaparecidos desde el martes en el Pirineo navarro

Naiara y Jon murieron abrazados

La pareja vizcaína falleció de frío y sus cuerpos aparecieron a cincuenta metros del camino, bajo el pico Anie

MARTA FDEZ. VALLEJO

Sábado, 16 de julio 2011, 16:13

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Los equipos de rescate hallaron a mediodía de ayer los cuerpos sin vida de los dos montañeros vizcaínos desaparecidos desde el martes en el Pirineo navarro, cerca de la estación de esquí francesa de La Pierre San Martin. La pareja murió por hipotermia y sus cuerpos aparecieron abrazados, al pie del pico Anie, a tan solo cincuenta metros del camino. Los primeros indicios revelan que a Naiara Larrinaga y Jon Álvarez, de 37 años y 40 años, les sorprendió una fuerte tormenta, con granizo, viento y una intensa niebla cuando descendían de la cumbre y perdieron el rumbo en un paraje muy peligroso plagado de rocas, grietas y precipicios. Mojados, sin ropa de abrigo y sin un lugar donde refugiarse, no soportaron las bajas temperaturas registradas en la noche del martes.

La tripulación de un helicóptero de la Gendarmería francesa que formaba parte del operativo de rastreo avistó los cuerpos sobre las 12 horas en la base del pico Anie. Otros dos helicópteros de los grupos de Montaña de la Guardia Civil descendieron y recuperaron los cadáveres. Los trasladaron hasta el aparcamiento del collado de Ernaz, donde apareció el coche de las víctimas y el punto en el que se instaló el jueves el puesto de mando de la Agencia Navarra de Emergencias para dirigir la búsqueda. Los cuerpos sin vida de los excursionistas fueron introducidos en un furgón fúnebre que los trasladó al Instituto Navarro de Medicina Legal, en Pamplona, con el fin de que se les practique la autopsia.

Los cerca de veinte familiares y amigos de las víctimas que se encontraban ayer en Isaba para seguir de cerca el rescate -algunos participaron en las batidas- se derrumbaron al conocer la noticia. Entre ellos se encontraban dos hermanos de Jon. Hasta ese momento albergaban esperanzas de que estuvieran vivos, a salvo en algún refugio. Los familiares se desplazaron posteriormente a la capital navarra.

Granizo, viento y niebla

Los primeros indicios recogidos han permitido reconstruir la dramática excursión que emprendieron estos dos vecinos de Portugalete en la mañana del martes. Salieron a primera hora del hostal de Isaba en el que pasaban unos días de vacaciones para hacer rutas de montaña por el valle del Roncal. Ese día tenían planeado ascender al Anie, cerca del collado Ernaz, el paso fronterizo más alto de Navarra. Naiara, directora en una sucursal de la BBK de Portugalete, era una montañera aficionada y ya había hecho esa cumbre en otras ocasiones. Jon, profesor de Educación Física en un colegio de Sestao, no tenía experiencia en este tipo de ascensiones, pero sus amigos aseguran que era un excelente deportista y estaba en forma.

El día amaneció soleado y aunque los partes habían anunciado tormentas a última hora nada hacía presagiar el intenso frente que entraría por los Pirineos. La pareja aparcó su coche en el estacionamiento del collado de Ernaz y comenzó su ruta hacia el pico Anie. La mañana era espléndida. A las once se cruzaron con un montañero de Abadiño. Él bajaba ya y la pareja comenzaba el ascenso. Fue laúltima persona que les vio con vida. Naiara y Jon llegaron a la cumbre con buen tiempo. Pero, alrededor de las dos de la tarde, cuando ya descendían, una intensa niebla envolvió la zona. Poco después se desató la tormenta, con fuertes vientos y granizo.

La visibilidad era nula y los dos excursionistas se perdieron. «Es una zona muy difícil para orientarse, para coger referencias porque todo el paisaje es igual, muy repetitivo. Casi imposible sin GPS o brújula. Y es muy peligroso, hay muchas rocas, simas, grietas... Seguro que se asustarían, se despistaron. Darían vueltas durante horas sin darse cuenta de que estaban tan cerca del camino y se les echó la noche encima», relataba ayer el experto montañero Juanjo San Sebastián, que viajó desde Bilbao a Isaba para participar en la operación de búsqueda.

Cerca del camino

Exhaustos, sin poder ver por donde caminaban en una zona llena de profundas grietas y en medio de una fuerte tormenta, no les quedó más opción que pararse a esperar a que amaneciera y tener luz para poder encontrar la ruta de vuelta. No tenían ropas de abrigo -iban en pantalón corto- y estaban mojados. Se abrazaron con el propósito de mantener el calor, pero no aguantaron una noche terrible, con temperaturas de varios grados bajo cero. Murieron de hipotermia. San Sebastián calculaba ayer el frío que llegaron a soportar: el jueves, que hizo un día soleado, durante las labores de rastreo, a las ocho de la tarde y a 200 metros por debajo de donde fueron hallados los cadáveres, los termómetros marcaban cero grados.

«Sus cuerpos aparecieron apenas a 50 metros del camino. Si hubieran alcanzado el sendero se habrían salvado. Estaban a hora y media a pie de donde tenían aparcado el coche», se lamentó el experimentado montañero vasco, que intervino en el rastreo ayer junto a los amigos de la fallecida.

Naiara y Jon no fueron dados por desaparecidos hasta última hora del miércoles. Los dueños del hostal de Isaba en el que se alojaban lanzaron la señal de alarma porque la pareja de montañeros tenía previsto abandonar el establecimiento ese día y no aparecieron. La operación de rescate, en la que participaron Bomberos, Guardia Civil, Cruz Roja y DYA, junto con la unidad de perros y varios helicópteros, comenzó el jueves y permitió rescatar los cuerpos sin vida ayer, apenas 24 horas después. Ellos llevaban casi tres días, abrazados, al pie del Anie.

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