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SOCIEDAD

El sida cumple 30 años

La última gran epidemia ha infectado a 12.000 vascos, de los que una cuarta parte ha muerto

ANE URDANGARIN

Domingo, 15 de mayo 2011, 05:31

Seis y media de la tarde del 28 de febrero de 1985. Un joven médico llamado Daniel Zulaika está de guardia en el servicio de Urgencias del Hospital Aránzazu, actual Complejo Donostia. Entonces llegó ella, una chica de 23 años con manchas en la boca, fiebre y mal estado general. Murió a los pocos meses. «Fue el primer paciente de sida que atendí». Luego hubo más. Muchos. Todos jóvenes, que apenas sobrevivían 73 días más. Aquella primavera proliferaron los análisis y se constató una tremenda realidad: el 65% de los consumidores de heroína estaban ya infectados. «La bola de nieve había crecido y llegábamos tarde». Euskadi se sumaba a la lucha contra la nueva infección, que en Estados Unidos había comenzado tres años antes. El próximo 5 de junio se cumplen 30 años del nacimiento de un nuevo mundo. El mundo con sida.

La enfermedad se dio a conocer en un artículo publicado en Estados Unidos el 5 de junio de 1981. Después se fue expandiendo de forma inexorable y causó estragos en todo el mundo. 65 millones de infectados y 25 millones de muertos después, sabemos que el desastre comenzó cuando el virus de la inmunodeficiencia simia (VIS) mutó entre 1930 y 1940 en Camerún para convertirse en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Saltó del chimpancé al hombre. El primer caso conocido de infección por VIH en la sangre humana corresponde a un donante de El Congo de 1958.

Algo excepcional

En estas tres décadas han pasado muchas cosas. La fundamental ocurrió al principio, cuando la ciencia pisó el acelerador y en sólo quince años logró diagnosticar, tratar y cronificar una nueva patología mortal de necesidad. «Es excepcional. Nuestra generación ha tenido la posibilidad de asistir a algo inédito en la historia de la Medicina: el nacimiento de una nueva enfermedad, su expansión y, finalmente, su control», comenta Daniel Zulaika, el médico del Complejo Donostia que acabó convertido en el coordinador del Plan del Sida en el País Vasco.

¿Qué ha pasado en este tiempo? ¿Está ganada la batalla frente a la infección? «Los fármacos son muy buenos, hay cerca de 30 antivirales que nos permiten hacer frente a posibles resistencias pero, evidentemente, es mejor no estar infectado». En la actualidad, la expectativa de vida de los afectados es de 70 años. Tienen que tratarse de por vida, lo que conlleva algunos efectos secundarios -cada vez menos-, «y tienen un proceso de envejecimiento algo más rápido».

En treinta años 12.000 vascos se han infectado por el VIH, 5.660 han desarrollado la enfermedad llamada sida y 3.468 han fallecido, según consta en los archivos de Arantxa Arrillaga, responsable de epidemiología y prevención del Plan del Sida. Los diferentes hospitales de Euskadi tienen en seguimiento a 5.100 pacientes, de los que el 90%, unos 4.600, están en tratamiento antirretroviral, una terapia que cuesta unos 8.000 euros al año por paciente.

El número de nuevas infecciones oscila entre las 34 y 47 personas al año durante la última década, aunque las autoridades sanitarias prevén un repunte de casos en los próximos años, visto el alarmante incremento de otras enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis y la gonorrea, que facilitan la transmisión del virus. Lo que no ha variado en este tiempo es la proporción de tres hombres por cada mujer. «Lo de la feminización de la epidemia es un mito. No ha aumentado el porcentaje de mujeres afectadas». Zulaika también desmonta otra creencia popular sobre la edad de los nuevos infectados. No son adolescentes. La edad media ha ascendido de 37,6 a 39,6 años en el caso de los varones, y de 36,1 a 37,3 en el de ellas. «Por supuesto que es necesario seguir haciendo campañas en las escuelas, porque cada año 16.000 chavales inician sus relaciones sexuales, pero los nuevos infectados no son adolescentes».

Más contagios entre gays

El perfil del afectado sí ha cambiado de forma notable. Entre las nuevas víctimas del virus hay más inmigrantes, que han pasado de suponer el 4% de las nuevas infecciones hace una década al 33% actual. Los consumidores de drogas intravenosas como la heroína, que en los ochenta suponían el 70% de los casos, no alcanzan hoy ni el 10%. Sí ha aumentado considerablemente el porcentaje de homosexuales con VIH: en 2001 suponían el 18% del total de nuevas infecciones, ahora son el 42%. «Si consideramos sólo a los varones, en la actualidad el 55% de los afectados son hombres que tienen sexo con otros hombres», explica el responsable del Plan vasco del Sida.

Las autoridades sanitarias han puesto el foco en el colectivo gay y se preguntan, como Zulaika, «por qué un grupo de población potente económicamente y con un buen nivel cultural ha abandonado los hábitos de sexo seguro, cuando fueron los primeros en adoptarlos en los 90». ¿Por qué el colectivo que organizó la lucha contra el sida, que se convirtió en abanderado de la prevención está dejando de usar las herramientas que sabe que le protegen contra la infección?

La relajación en las costumbres preventivas no es un fenómeno exclusivo de los homosexuales. También se aprecia en los heterosexuales. Parece que se cumple ese aforismo de salud pública que dice que «un paso adelante en tratamiento son dos pasos atrás en prevención». Hubo un tiempo en que la muerte era un buen motivo para apostar por el sexo seguro. Fue en la década de los 90, pero la llegada en 1996 de los tratamientos más eficaces hizo que esa responsabilidad se fuera diluyendo.

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