El acusado de asesinar y robar a un anciano en Santutxu niega el crimen
"No fui con intención de robar, ni de matar a nadie. Los colombianos tenemos mala fama y me fui corriendo hasta mi casa porque no quería meterme en problemas", ha explicado
EFE
Viernes, 31 de enero 2014, 17:58
El acusado de matar y robar al anciano a quien ayudaba en las tareas domésticas en mayo de 2011, ha negado haber cometido el crimen y ha dicho que se encontró al hombre ya muerto en su piso barrio bilbaíno de Santutxu y que no llamó a la policía porque "le dio pánico" y no quiso "involucrarse". "Soy colombiano y ahí había un español muerto", ha explicado ante el tribunal de la Audiencia de Bizkaia que le juzga. "Los colombianos tenemos mala fama. Me fui corriendo hasta mi casa porque no quería meterme en problemas", ha añadido.
Tras abandonar el cadáver del hombre que le había dado trabajo y con quién ha afirmado que tenía "muy buena relación", casi de amistad, M.A.S.P. regresó al domicilio de su madre donde se quitó la ropa manchada de sangre y fue en taxi hasta el aeropuerto de Loiu, para tomar un vuelo hasta Madrid y de ahí, viajar a Bogotá. Según ha manifestado, no se trataba de una huida tras cometer un asesinato, sino que tenía el billete comprado dos días antes porque quería regresar con su familia en Colombia ya que en Bilbao no encontraba "estabilidad en el trabajo". Por eso, según ha asegurado en el juicio, antes del viaje acudió a casa de la víctima para despedirse: "No fui con intención de robar, ni de matar a nadie".
Ha relatado que se encontró la puerta de la vivienda abierta, vio al hombre sentado sobre un sofá y le movió agarrándole por debajo de las axilas para tratar de que reaccionara, momento en el que se manchó de sangre, se percató de que estaba muerto y abandonó el lugar. El acusado, M.A.S.P. de 39 años y nacionalidad colombiana, se enfrenta a una pena de hasta 25 años de prisión por los delitos de asesinato con alevosía y robo con violencia con arma en casa habitada.
Según el relato acusatorio, el 26 de mayo de 2011, acudió a primera hora de mañana al piso de la víctima, un anciano de 78 años, en la calle Parroco Unzeta de Bilbao, y "con ánimo apropiarse del dinero que había en el domicilio ya que conocía que tenía cierta cantidad de dinero guardada en un cajón". El acusado, "de manera sorpresiva", propinó al anciano una primera puñalada en el abdomen con un arma blanca de unos 10 centímetros, y la víctima, gravemente herida logró llegar hasta la habitación del fondo de la casa donde M.A.S.P. se puso detrás "y con el ánimo de acabar con su vida, le sujetó la cabeza" y le degolló.
Tras el crimen, el acusado fue al dormitorio de su jefe y se apoderó de una pequeña caja de caudales en la que el fallecido solía guardar dinero. En sus declaraciones, el acusado y su madre, que ha comparecido en el turno de los testigos, han caído en varias contradicciones en sus relatos como la fecha en que M.A.S.P. empezó a trabajar en casa del fallecido, la procedencia de un dinero que la mujer le envió a Colombia horas después de que él viajara a ese país y lo que ambos hicieron la tarde anterior al suceso. La mujer ha explicado también que acudió a despedir a su hijo en el aeropuerto aquel 26 de mayo y que él no le dijo nada del fallecimiento del anciano en cuya casa también había trabajado ella como asistenta.
Cuando la madre regresó a su piso, encontró la ropa que el acusado llevaba puesta cuando había ido a despedirse de a su jefe y la metió en la lavadora, lugar donde fue hallada por los agentes horas después en el registro del piso. La mujer ha lamentado que poco después de que su hijo tomara el avión, la Ertzaintza le llamó porque ya sospechaban de él. "No hubo investigación ni nada; únicamente han echado la culpa a mi hijo", se ha lamentado.
Además, ha mantenido que, estando ya en Colombia, su hijo "se enteró por internet" de que la policía le apuntaba como autor del asesinato pero no se escondió, sino que se puso a disposición de la Justicia, ha destacado. "Si hubiera cometido el delito, podía haberse ido a la selva o con la guerrilla o haber pedido asilo en Venezuela", ha indicado. Entre los testigos han declarado también la hija y el yerno del anciano asesinado que han contado que éste era "muy reservado" y "desconfiado", que solía cerrar en casa con llave cuando estaba dentro y que "no iba sin dinero a ninguna parte". El juicio terminará el lunes con los informes definitivos de las partes.