Los jetas de Internet
Un texto muy especial para mí, publicado en un libro de Tomás Ondarra y un servidor, ha sido movido por la red con muchos cambios y sin el reconocimento hacia sus autores
JON URIARTE
Sábado, 28 de enero 2012, 10:48
Hace cosa de un mes, alguien me envió un texto y una recomendación, "Léelo, te va a gustar". Mi repuesta fue rotunda, "Ya me lo han mandado. Por cierto, el texto es mío". Se deshizo en perdones, argumentando que iba sin firma ni procedencia. No hacía falta que se excusara. Uno está curado de espanto. Conozco casos más sangrantes. Como el de un médico que descubrió sus estudios sobre la bulimia y la anorexia colgados en la Red. Y lo que es mucho más grave, manipulados y segados. Pero volvamos al texto. Puede que lo hayan recibido. Pertenece a un libro publicado por Tomás Ondarra y un servidor. En él, hablamos de cosas de Bilbao y, entre ellas, del Athletic. Pues bien, alguien lo ha escaneado, lo ha mandado a todo hijo de vecino y muchos, con buena fe, lo han rebotado. Total, que algunas de sus páginas están colgadas en webs y blogs de lo más variados. Algunos ponen la procedencia, otros no. Nada que no suceda cada día. De hecho, todos pillamos cosas sin saber su origen. A veces, tampoco es fácil saberlo. Pero algunos van más allá y las firman con su nombre. Con un par. Y no es la primera vez. Hace dos años, alguien me fusiló un artículo titulado 'Manuel y la Catedral', cambió San Mamés por Molinón y Athletic por Sporting y lo mandó por ahí con su firma. Lo mismo que ha pasado en este caso. Pululan varias versiones. Desde uno que cambia el tratamiento de usted por el tuteo, hasta gente que modifica el texto. Y esto, es lo que más indigna. Lo de citar nuestros nombres, es lo de menos. Y que rule, es imposible de controlar. Pero no es lo mismo, "Mientras otros hacen Historia, el Athletic hace Leyenda", que "Mientras otros hacen Historia, el Athletic quiere hacer Leyenda". Mira listo, el Athletic ya es Leyenda. He ahí la clave. Por eso escribimos el texto. Que no lo entiendas, y lo hayas cambiado, dice mucho de ti.
Algunas versiones son graciosas. Cambiar "El puro del vecino", por "El chirri de Pocholo" tiene su aquel. O sustituir "Ingenieros" por "Misericordia", por motivos personales, se entiende. También se agradece que nos apunten que hubiera sido más nuestro poner "Todos queremos más" en vez de "A por ellos". Y nos asombra que lo hayan traducido al inglés. Pero hay otras versiones que rayan lo absurdo. Como cambiar "80.000 ojos" por "47.000". Vamos a ver, ¿en San Mamés solo hay tuertos? Por cierto, actualmente, su aforo es de 40.000 espectadores. Dicho ésto, a quien más daño hace es a quienes compraron el libro, a los libreros y a la Fundación BBK, lugar al que se destinan la totalidad de los beneficios y responsable de la colección. Pero queremos a nuestra criatura. Y nos duele que la maleen. No hablo de intentar ser creativo, sino de cambiar por cambiar. Ojo, vaya por delante que no nos chupamos el dedo. Textos, imágenes o músicas dejan de tener dueño en cuanto ven la luz. A veces, antes de ser publicados. Me ha pasado. Es el sino de los tiempos. Para que no les den gato por liebre, les dejamos el texto original. No es ni mejor ni peor, pero es el que un servidor parió. Y añadimos la lámina. Puestos a que rulen, que sea con fundamento. Por cierto, está extraído de un artículo, titulado 'La Promesa', que publicó un servidor en EL CORREO, allá por 2009, días antes de la Final de Valencia. Estaba dedicado a mi padre. Lo digo, para que entiendan que lleva un sentimiento especial.
We are Athletic
El Athletic es el aitite y el nieto compartiendo bandera. El bocadillo de ama o la bufanda tejida por la abuela. La bota del vecino y el abrazo con el desconocido. La lluvia racheada, entrando por Ingenieros. La mujer que de niña soñó con calzar botas y la hija que lo logró. El último domingo compartido entre padre e hijo, sin saber que sería el último. El primer beso íntimo, rodeados de 80.000 ojos. El escudo al atardecer, al fondo de una calle de bares. El puro fumado por uno, pero compartido por todos. El grito desesperado, la emoción desbordada, la lágrima suelta. Y el placer de placeres. El éxtasis. El rugido del león. El "A por ellos" y el "Beste bat" o el "Athleeeeetic" con bufandas al viento. Los primeros, cortos y rotundos. El segundo, arrastrado con sentimiento. Tal y como es la verdadera felicidad. Así es nuestro Club. De todos y de nadie. Tan singular en filosofía, como plural en seguidores. Tan respetado, como incomprendido. Hay equipos que hacen historia, el Athletic hace leyenda. Y todo, porque un día indeterminado, en un acuerdo no escrito, decidimos seguir un peculiar camino. Donde otros veían el final nosotros veíamos principios. Elegimos ser David cuando todos querían ser Goliat. A la utopía con la épica, pasando por Bilbao. En eso estábamos y aún estamos. Un acuerdo que se mantiene, pese a todo, entre millones de aficionados alejados en lo geográfico, lo político, lo cultural o lo social. Aquel día incierto, elegimos vencer menos pero ganar más. Y entendimos que el Athletic es una cuestión de familia. Lo del futbol, créanme, es secundario.