Mikel Nieve homenajea a Igor Antón con la victoria en la etapa reina

El Euskaltel vuelve a sonreír. El sábado, con la caída de Igor Antón, la escuadra naranja se quedaba sin su líder y herida prácticamente de muerte en esta Vuelta. Las lágrimas y el desánimo marcaban a cada uno de los componentes del equipo vasco. Estaban hundidos. Con ganas de marchar para casa. Todo su trabajo se había venido abajo por una maldita madera, que se cruzó en el camino del corredor de Galdakao.

Ayer, menos de 24 horas después de que se fuera Antón al asfalto, ya había un nuevo objetivo: dedicarle una victoria y llegar a Madrid con la cabeza alta. Hoy se ha cumplido una de esas metas. Mikel Nieve, de 26 años, ha logrado una brillante victoria en la etapa reina de la Vuelta, disputada entre Gijón y el Alto de Cotobello, sobre una distancia de 181 kilómetros, con la que todo el equipo rinde homenaje a su líder. Los ánimos recibidos de sus "socios", su "afición" y sus "patrocinadores" han rearmado de moral a los corredores del Euskaltel.

El escalador navarro, de Leitza, pueblo de campeones manomanistas, como Barriola y Bengoetxea VI, y y levantadores de piedra, como Miguel Saralegi e Iñaki Perurena, estrenó su palmarés profesional en la etapa más apetecible de la presente edición, en un alto inédito en el que puso su nombre después de un trabajo preparado por su equipo desde lejos y que rubricó con un ascenso final de 10 kilómetros en solitario que le llevó directo a la gloria, a su consagración, como le dijo Igor Antón por teléfono.

El número 3 de la formación vasca tuvo que salir al escenario a demostrar sus habilidades de escalador. Y cumplió con sobresaliente a la primera oportunidad. Antes, en el alto de San Lorenzo atacaba Juanjo Oroz. Luego lo hacían Amets Txurruka y Mikel Nieve. Oroz esperó a sus dos compañeros y Euskaltel comenzaba un recital de los que hacía años que no se veían en el ciclismo mundial. Oroz tiraba hasta La Cobertoria; Txurruka lo haría hasta el inicio de Cotobello. Nieve remató todo ese trabajo. Luis León Sánchez no le pudo seguir, ni tampoco De Weert y Peterson, los supervivientes de la escapada. Cruzó la raya con 1.06 minutos sobre el luxemburgués Frank Schleck (Saxo Bank) y 1.08 respecto al belga De Weert (Quick Step).

Nieve estuvo seis años en el campo aficionado, ganó el Memorial Valenciaga en esa categoría, entre otras carreras con el equipo Caja Rural, corrió una temporada en el Orbea Continental y cumple su segundo año en Euskaltel. Lleva una carrera meteórica. En la primera grande que ha corrido ha conseguido una etapa.

'Purito', nuevo líder

Por detrás los favorito se movieron tarde, pero la estampida final tuvo efectos en la general. Mosquera quemó los cartuchos que le quedaban a menos de 2 kilómetros de la cima. Su salto dejó en evidencia a Nibali y 'Purito' se apuntó a la fiesta y avanzó en busca de segundos de oro. El catalán llegó a 1.22 de Nieve, Luis León, que iba intercalado a 1.32 y Mosquera a 1.40. [Ver clasificaciones]

Apuros para Nibali, que subió a ritmo todo el puerto. El escualo no respondió al cambio de ritmo de sus rivales directos y cruzó a 1.59, es decir, a 37 segundos de Purito, que ya era otra vez líder. El jefe del Liquigas dio muestras de debilidad y eso le costó el jersey rojo.

La Vuelta saca la calculadora con dos citas que van a ser decisivas: la contrarreloj del miércoles en Peñafiel, de 46 kilómetros, y el ascenso del sábado a la Bola del Mundo, en la sierra madrileña. 'Purito' sabe que se dejará bastante tiempo en la cronometrada, pero se ha armado de moral y anuncia que su lucha hasta el último metro.

El jefe del Katusha cuenta con 33 segundos sobre Nibali y 53 respecto a Mosquera. La Vuelta las van a discutir estos tres corredores, ya que Frank Schleck, que por fin dio señales de vida, se encuentra cuarto a 2.16. El irlandés Nicolas Roche se aleja a 3.01 y el eslovaco Peter Velits a 4.27, éste claramente perjudicado en el último puerto asturiano. Dentro del top ten llegarán a la jornada de descanso Xavier Tondo y Carlos Sastre, a cerca de 5 minutos. Mikel Nieve es undécimo a 6.30.

Salida muy loca

La etapa reina de la presente edición, con cuatro puertos en el recorrido y final en el inédito Cotobello, salió disparada de Gijón, muy loca. Hubo nervios, caídas, como la que obligó al abandono al holandés Ten Dam, con nombres ilustres que trataban de largarse de la disciplina del pelotón, como Menchov, pero el propio Nibali, también dispuesto a meterse en una fuga y el Liquigas echaron abajo los proyectos peligrosos.

El paso por el primer alto, la Cabruñana (3a), lo firmó el francés Moncoutié. Después, en el kilómetro 65, por fin, salieron 10 corredores para abrir camino, entre ellos Luis León Sánchez (Caisse d'Epargne), Turpin (AG2R), Peterson (Garmin), De Weert (Quick Step), Marzano (Lampre), Willems (Liquigas) y Oroz (Euskaltel). Luis León coronó el Puerto de San Lorenzo (1ª), una dificultad de 10 kilómetros al 8,5 de porcentaje medio. El Liquigas tiraba al frente del pelotón con seis corredores, con el líder bien protegido.

En La Cobertoria (1ª, km 141), se incorporan a la fuga Txurruka y Nieve (Euskaltel), en maniobra de aproximación de los hombres de Igor González de Galdeano. El retraso del grupo principal era de 1,43. Los favoritos, en especial los hombres del líder, estabilizaron la aventura en espera del ascenso final a Coto Bello, el final inédito de la etapa bautizado como la cima Chechu Rubiera, en honor del ciclista del Radioshack ausente, como todo su equipo, en la Vuelta. La organización de la Vuelta no tuvo a bien invitar a la escuadra estadounidense.

El recital del Euskaltel

El quinteto formado por Txurruka y Nieve, Luis León Sánchez, De Weert y Peterson iniciaron el ascenso con 2.45 sobre un grupo de 17 corredores con todos los favoritos. Por delante 10 kilómetros de subida constante, sin descanso alguno y pendiente media del 8,5 por ciento. Había expectación por conocer una subida que antiguamente conducía a una explotación minera que hace 4 años no tenía la carretera asfaltada, en el Concejo de Aller.

En ese escenario asturiano se cerraba el tríptico de etapas de montaña que debía decidir la Vuelta. En sus primeras rampas tensó Txurruka para eliminar unidades, mientras que en la persecución Frank Schleck seleccionó el grupo. Tomó el relevo Mikel Nieve, el número tres de la lista naranja. Y nadie le siguió. Se debió imaginar el navarro que arriba seguía abierta una mina, pero de oro, y no lo dudó, se fue a por ella a pico y pala, trabajándose la subida metro a metro.

El empeño y las fuerzas hicieron el resto. Medalla de oro y dedicatoria para Antón, quien iba a ganar la Vuelta. "En mi pueblo juegan a pelota, pero seguro que también se alegrarán por mi", dijo feliz el primer conquistador del Cotobello.