Rosa Regás dimite de la Biblioteca Nacional por «no tener la confianza del ministro de Cultura»

Con un portazo. Así termina la controvertida gestión de Rosa Regás (Barcelona, 1933) al frente de la Biblioteca Nacional. La escritora presentó ayer su dimisión por carta y «con carácter irrevocable», sólo dos días después su primer encuentro con el ministro de Cultura, César Antonio Molina. Fue una dura entrevista en la que el ministro mostró «la total falta de confianza» en la labor de la directora, según ella mismo reveló ayer. «Me dijo que no había hecho nada en tres años», añadió.

El robo de dos valiosos mapamundis de la 'Cosmografía' de Ptolomeo, perpetrado en la sala de investigadores de la institución y comunicado el pasado viernes, habría sido el detonante de la marcha de Regás, aunque ella niega cualquier relación entre ambos hechos.

La dimisión de Regás será efectiva cuando, el próximo viernes, César Antonio Molina la traslade al Consejo de Ministros, según se precisó desde del Ministerio de Cultura. Para más adelante queda la designación del sucesor de Regás al frente de la institución.

La escritora comunicó al ministro su decisión por carta en la misma mañana de ayer y aseguró luego que su dimisión no tenía «nada que ver» con el robo de los valiosos incunables. El pasado viernes Regás había tenido su primer encuentro con el titular de Cultura para, entre otros asuntos, transmitirle información detallada de lo ocurrido con los mapamundis de Ptolomeo.

Con la carta de dimisión ya en su despacho, Molina visitó ayer las dependencias de la Biblioteca. El ministro recabó información de primera mano sobre el robo y el funcionamiento de la sala Cervantes, y reclamó un refuerzo en las medidas de seguridad de la institución.

Contra los periódicos

A pesar de lo desabrido de su salida de la casa, la marcha de Regás no ha causado excesiva sorpresa. La escritora había expresado ya su intención de dejar el cargo al término de la legislatura. «Me comprometí con Zapatero para un único mandato», había dicho días después de provocar una intensa polvareda mediática al declarar que se alegraba «de que cada vez se vendieran menos periódicos», aunque posteriormente matizó que se refería a diarios de extrema derecha.

«Tuve una reunión el viernes con el ministro, dos meses después de que él hubiera tomado posesión de su cargo, y por sus palabras pude comprender que no gozaba de su confianza», explicaba Regás en la tarde de ayer. «César Antonio Molina cree que no he hecho nada durante más de tres años de gestión, de modo que me pareció absurdo continuar trabajando con un ministro que no cree en el trabajo que he hecho». «Nos conocemos de toda la vida y tenemos una muy buena relación. No nos habíamos visto desde su toma de posesión, pero no sabía que tuviera tan mal concepto de mí», añadió Regás.

Su gestión ha sido criticada por un sector de los funcionarios de la institución y muy duramente desde la oposición. En tres años, cuatro gerentes han pasado por la Biblioteca, se han externalizado algunos servicios y se ha acusado a Regás de favoritismo.

Según la directora, su gestión arroja un balance «positivo». «En la casa hay un millar de funcionarios y he tenido mejores relaciones con unos que con otros. Nunca se puede obtener el aplauso de todos», argumentó.