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Trabajos de achique del agua con una bomba en el interior de un club social de la ciudad.

Las empresas de mantenimiento triplicaron su trabajo tras la inundación

La mayoría de los arreglos realizados por los gremios está aún pendiente de cobro, a la espera de los ingresos del Consorcio y de los seguros

cristina ortiz

Lunes, 16 de marzo 2015, 00:07

Después de que el Ebro anegara buena parte de la ciudad, algunas zonas hasta en dos ocasiones en pocos días, el agua volvió a su cauce, pero dejó a su paso un buen número de daños que en algunos casos aún están por valorar y por reparar. Depende de la magnitud de los desperfectos, de la necesidad de tener una peritación previa o de la autorización del seguro para llevar a cabo la reparación; así como de la viabilidad técnica para ejecutarla.

En algunos casos todavía se está esperando a que desaparezca la humedad dejada por el Ebro, la nieve o la lluvia. No es el caso de la mayoría de las reparaciones que se le han encargado a Asmi, la empresa local de ascensores que, desde el mismo día en que el agua se desbordó cubriendo buena parte de la ciudad avisaron a todas aquellas comunidades en las que realizan habitualmente el mantenimiento del ascensor para que elevaran la caja y no la dejaran en planta baja. «Sabíamos que se iban a inundar los fosos, pero tratamos de evitar que el agua alcanzara a las cabinas para que los problemas no fueran tan cuantiosos», reconoció Dioni Fernández, gerente de la empresa.

El primer balance de daños empezaron a elaborarlo al día siguiente, el mismo 1 de febrero, cuando comenzaron a instalar bombas de achique para secar los pozos en los que se habían convertido muchos de los huecos de los elevadores. Al mismo tiempo, fueron haciendo las reparaciones necesarias para «dejar en marcha todos los ascensores».

Las soluciones a aplicar para volver a la vuelta a la normalidad fueron rápidas y sencillas en ese ámbito, pese a que las normativas son muy estrictas y obligan a que cualquier pieza dañada sea cambiada por una nueva. No resultó tan fácil recuperar las calderas de la calefacción. Algunas, ubicadas en los sótanos de las comunidades de vecinos, acabaron sepultadas por el agua. «Una de ellas nos la encontramos totalmente cubierta. Solo secarla costó una semana», apuntó. Un tiempo que los residentes en los bloques no contaron ni con agua caliente ni con calefacción. «Lo hicimos lo más rápido posible, con dos o tres personas trabajando allí a destajo y pidiendo todo el material que había que sustituir porque era imposible que funcionara», recordó.

Aunque peor paradas acabaron algunas de las bombas de inmuebles públicos. Sin duda, uno de los lugares en los que más han trabajado ha sido la sala del calderas del polideportivo de Anduva. «Se han tenido que cambiar los cuadros eléctricos, hace solo una semana que sustituimos un quemador... Por allí han pasado varios gremios. Lo de las instalaciones deportivas ha sido la avería más grave que hemos atendido», reconoció sin ninguna duda. De hecho, la piscina climatizada no pudo abrir sus puertas hasta el pasado jueves.

Hacer ajustes

Aunque fue durante las primeras semanas tras las inundaciones cuando registraron un mayor pico de trabajo. La actividad se triplicó, hasta el punto de no llevar a dar abasto entre las 15 personas que trabajan en la empresa. « El mes de febrero fue mucho peor. Lo más gordo ya está hecho, ahora lo que quedan son ajustes», concluyó.

También tienen pendiente el cobro de muchos de los trabajos realizados ya que la mayoría de las comunidades les ha pedido que esperen a pasar el cargo a que los seguros y el consorcio de compensación les ingresen las cuantías con las que se les van a evaluar los daños. De momento, «nos están volviendo locos con el papeleo».

Y es que, en algunos casos, han tenido que preparar hasta dos planes distintos de trabajo para cada actividad: reparar o cambiar. «Hemos pasado presupuesto para ambas cosas y estamos esperando. Mientras hemos hecho arreglos un poco provisionales». Y ahora están esperando a que los peritos resuelvan si autorizan la sustitución de los equipos dañados o se inclinan por la reparación. .

Para Rucai, febrero fue un mes de achique de agua y retirada de lodos. Tareas fundamentalmente de limpieza y también de estimar gastos de obras y reparaciones, que todos necesitaban con urgencia. Así que a la vez que retiraban los restos de la riada aprovecharon para hacer todas las mediciones. Muchos de los trabajos sobre los que han dado precio no se ejecutarán hasta que se sequen los espacios inundados.

Casi todos esos trabajos se realizarán entre primavera y verano, «no es recomendable hacerlos ahora». Febrero fue el mes de los arreglos provisionales, también en los tejados y canalones porque no dejó de llover. De hecho, la pasada semana buena parte de su actividad se centró en las cubiertas porque «el tiempo nos ha dado una tregua».

A partir de ahora, «queda atender daños con trabajos de albañilería y pintura. Además hay que esperar a que todo se seque. Se harán según el consorcio vaya abonando los importes a las comunidades y a los particulares», explicó Fernando, responsable de Rucai. Y es que, de momento, «no hemos cobrado ninguna de las tareas realizadas. Hemos adelantado la mano de obra». Irán recibiendo el dinero según se ejecuten los ingresos de seguros y del consorcio.

Éste ultimo, hace una semana había recibido 1.137 solicitudes de las que, alrededor del 50% (más de 680) han sido tramitadas por afectados de Miranda, a los que ya se habían pagado 670.000 euros con la resolución de más de 200 expedientes. Pero a estas cifras se añadieron otras 133 peticiones formuladas por propietarios que no contaban con seguro. En el conjunto de la provincia, se estiman en 8 millones los daños y se habrían desembolsado ya algo más de uno.

Muchos de los que han solicitado presupuesto en Electromotor están aún a la espera de conocer la decisión de los valoradores del consorcio. Si bien Gema Sáez de Ojer, tiene claro que algunos de los motores y de las máquinas que han resultado dañadas no merece la pena arreglarlas. Algunas se han podido recuperar, pero hay bombas de piscinas, por ejemplo, que al inundarse se han dañado por completo», aseveró.

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