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Kristian, con su grupo de entrenamiento: de izquierda a derecha, Gorka Lucena, Jaime Rodríguez, el propio Kristian, Héctor Fernández, Iker Velasco y Borja Briones.
Triatlón

De Bilbao al Ironman de Hawai

Kristian Quintans participará el 8 de octubre en la prueba de triatlón más conocida del mundo. Por delante, 3,8 kilómetros de natación, 180 en bicicleta y una maratón. «Es una carrera para disfrutar», dice mientras compagina como puede los duros entrenamientos con su trabajo en los dos bares familiares

Jon Garay

Domingo, 31 de julio 2016, 16:12

Todo empezó con una discusión, de esas que normalmente terminan en nada. ¿Quién está más en forma, un atleta, un ciclista o un nadador? Corría el año 1978 y entre quienes se plantearon la pregunta estaba John Collins, un comandante de la Marina norteamericana que decidió que solo había una forma de responder a la pregunta: unir tres pruebas que ya se disputaban en Hawai y decidir así quién era el más fuerte, el auténtico Ironman. 3,8 kilómetros de natación, 180 en bicicleta y 42,192 kilómetros a pie decidirían. El primer ganador parecía que iba a ser un Navy Seal, pero al llegar a la maratón, se quedó sin agua y solo pudo beber cerveza. Acabó deshidratado, desorientado, creyendo haber sido saboteado y, lo que más le dolió, segundo.

Este es el reto que tiene por delante el triatleta bilbaíno Kristian Quintans (Barakaldo, 1988). A sus 28 años, comenzó a practicar este deporte hace solo cuatro. Fue por culpa de una lesión. «En 2012 tuve una periostitis -una inflamación de la membrana que recubre la tibia, dolencia muy habitual entre los 'runners'- y el médico me dijo que no podía jugar al fútbol ni correr», cuenta. Entonces comenzó a nadar y a andar en bici y se apuntó a un triatlón sprint en Barakaldo. «Quedé de los últimos», dice sobre unos primeros pasos que el año pasado le llevaron a Barcelona, donde consiguió lo que parecía imposible: la clasificación para el Ironman más conocido del mundo.

Participar en la mítica prueba no es fácil. Hay tres vías posibles: clasificándose en algunas de las pruebas previstas para ello; a través del 'Ironman Legacy' -para lo cual, entre otros requisitos, se debe participar en un mínimo de 12 pruebas-, o ganando una subasta solidaria. Kristian lo logró por la primera de ellas. En la Ciudad Condal terminó la prueba en 8 horas y 43 minutos, completando la maratón final en 3 horas y 7 minutos. «Ahora no estoy para hacer ese tiempo. No me quiero obsesionar», asegura como justificándose por que su estado de forma no es el que era.

Y no lo es por su trabajo. Compagina este deporte, «un hobby», con los dos bares que tiene su familia. Son el Etxadi, situado en la calle Zabalbide de la capital vizcaína, y el Beste Bat, en Pérez Galdós. «Cuando trabajo por la mañana, entro a las siete de la mañana y salgo a las dos del mediodía. Si es invierno, entreno al salir para que no se me haga de noche. Tres o cuatro horas de bici, hora y media corriendo o lo que toque -relata-. Y al día siguiente, de tarde, de dos a once».

Antes de abrir el segundo de los negocios este pasado diciembre entrenaba todos los días, unas 20 horas a la semana. «Ahora no puedo más de 15», se lamenta al tiempo que reconoce tanto la ayuda familiar que recibe para poder practicar un deporte tan exigente como de de sus compañeros de entrenamiento. «Nos juntamos cuando nos cuadra», señala agradecido al apoyo que recibe de parte de Gorka Lucena, Jaime Rodríguez, Héctor Fernández, Iker Velasco y Borja Briones.

«Una carrera para disfrutar»

El gran día llegará en poco más de tres meses. Sobre las 7.00 de la mañana del sábado 8 de octubre, Kristian se situará en la línea de salida de Kona. «En ese momento me acordaré de todo lo que he tenido que entrenar y de la gente que me apoya. Será emocionante», reconoce. Viajará a Hawai una semana antes, el 29 de septiembre, para acostumbrarse al jet lag y al calor y humedad hawaianos.

El triatlón, tan de moda, no es un deporte barato. La bicicleta y sus componentes son los que se llevan la mayor del gasto. A ello se unen el mono de competición, las zapatillas... En este caso, además, se han de sumar el viaje, la estancia en Hawai y la inscripción, que supera los 800 euros. Kristian no tiene sponsor. La firma Fullgas le proporciona los suplementos deportivos que necesitará en una competición en la que se consumen entre 8.000 y 10.000 calorías. Para hacerse una idea, esta cifra supera con mucho las 3.000 calorías que implica una maratón o las 6.000 de un ciclista en una etapa de alta montaña del Tour de Francia. Para costear todo esto, ha puesto en marcha varios sorteos con los que obtener alguna ayuda.

«¿Que qué pensaré cuando me baje de la bici y todavía tenga que correr 42 kilómetros? Es una carrera para disfrutar. El secreto es no pensar en lo que queda y ponerse metas a corto plazo», dice como quitándole importancia a la hazaña que supone completar el Ironman de los Ironman. «¡3,8 kilómetros a nado, 180 kilómetros de bici y 42 kilómetros a pie! Alardea el resto de tu vida», dice el lema de la prueba. Con razón. Y Kristian lo tiene a su alcance.

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