Leonard Cohen, más judío que nunca
El artista canadiense lanzó el 21 de octubre su último disco con el coro de la sinagoga ortodoxa de Montreal
Isabel Urrutia
Viernes, 11 de noviembre 2016, 07:50
Leonard Cohen fue un niño con mofletes, de risa fácil y amante del bailoteo. Verídico. Los fans del cantante de voz de ultratumba habrán disfrutado una y mil veces de los vídeos de la familia Cohen, grabados en la década de los años 30 en Montreal. Se podían permitir el lujo de filmar su vida doméstica porque nadaban en la abundancia gracias al negocio de la sastrería y no les faltaban, entre otros detalles, un par de Rolls Royce, servidumbre negra (varias doncellas, mayordomos y chófer) y un abanico muy variopinto de monóculos. Dicen que los hombres de la casa solamente se quitaban la lente del ojo, con cadenilla de oro, cuando entraban en la sinagoga del barrio de Westmount, de la congregación Shaar Hashomayim. Allí aprendió a cantar el pequeño Cohen y, bueno, nadie le dijo que lo hiciera mal. Esas cosas no se olvidan. Hace unas semanas llegaba la hora de dar las gracias y hacer famoso mundialmente el centro religioso donde entonó sus primeros compases...
El último disco del bardo canadiense que salió a la venta el pasado 21 de octubre incluye un par de canciones que cuentan con la aportación del coro masculino del templo judío de su ciudad natal. De hecho, el tema principal ('You want it darker') cuenta con un acompañamiento vocal que pespuntea con delicadeza y solemnidad un tejido sonoro profundamente cavernoso y recogido. ¿El estilo coheniano de siempre? Sí, pero el mensaje en esta ocasión fue todavía más allá.
«La letra se inspira en la liturgia hebrea. Se impetra a Dios con palabras muy sentidas Magnificado y santificado sea Tu Santo Nombre- que en mi opinión se han sacado muy oportunamente de la plegaria Kadish... Se reza en memoria de los fallecidos», explicaba hace unas semanas Gideon Zelermyer, cantor (o líder) de la masa coral de la congregación Shaar Hashomayim. El 21 de septiembre Leonard Cohen cumplía 82 años y la certeza de que su último disco ya era inminente tenía revolucionados a los canadienses y millones de seguidores de todo el mundo. El teléfono de la sinagoga ortodoxa de Montreal no dejaba de sonar y, a estas alturas, el bueno de Zelermyer debe de haberse quedado ronco.
«Aleluya, yo soy tu hombre»
Mil veces le habrán obligado a repetir la respuesta que dio por correo electrónico al mismísimo artista canadiense, que le preguntaba por su disposición a colaborar en la grabación de su último trabajo. «¡Joder! Eran las seis de la mañana y nada más leerlo me puse a gritar. Desperté a toda la familia y me limité a escribir unas pocas palabras como contestación. ¿Qué le puse? Muy sencillo: "Aleluya, yo soy tu hombre". El corazón se me salía del pecho», recordaba en ese momento el cantor del templo judío. Lamentablemente, esta primera experiencia no desembocará en más proyectos comunes.
Los más agoreros ya advertían de que probablemente no habría más discos de Leonard Cohen. En 2013 dio su última gira mundial y era sabido que se encontró bastante delicado de salud. Tenía problemas de movilidad por una lesión en la espalda, pero siempre dejó claro que «no me explayaré sobre mis dolores físicos, al menos no en este mundo».