¿Por qué 'resucitan' los matrimonios lavanda?

Esta opción usada antaño sobre todo como tapadera para la homosexualidad ha dado un giro: ahora la generación Z la ha reinterpretado

Jueves, 11 de septiembre 2025, 19:08

Escribió Goethe que «el amor es una cosa ideal y el matrimonio, una cosa real». Y los que no somos genios de la literatura como ... él decimos a veces que es una 'cosa' y punto, porque en ocasiones ya no sabemos ni cómo definirlo. ¿Por qué? Porque, cuando nos casamos, ese vínculo se sustenta, normalmente, en el amor, y cuando este decae por distintos motivos..., pues se queda sin pilares y hay que apuntalarlo a toda prisa con otros aspectos si queremos conservarlo. ¿Y si, en lugar de cifrar todo el éxito de una unión de pareja en los sentimientos, lo hiciésemos ya de inicio en cuestiones prácticas (compañía, apoyo, amistad, compartir gastos y vivienda o ventajas fiscales o laborales)? Es una tendencia a la que se ha apuntado con alegría la generación Z (veinteañeros), que se casa poco y, cuando lo hace, muchas veces elige crear lo que se conoce como 'matrimonio lavanda', el arreglo de toda la vida que se materializa por motivos prácticos y no románticos. Hasta hace no tanto, las personas homosexuales solían recurrir a ellos como tapadera  (todavía se hace por este motivo, pero menos ), para que no les complicasen la vida. Y ahora los jóvenes de la generación Z, por otros motivos, buscan exactamente lo mismo: hacerse la vida más fácil. ¿Funciona?

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Todo depende de lo que entendamos por 'funcionar', claro. La psicóloga y escritora Lara Ferreiro nos explica que, si lo reducimos a frías estadísticas, sí. «El 70% de los matrimonios convencionales se divorcia (especialmente este mes, que es el que más rupturas concentra de todo el año, según datos del Instituto Nacional de Estadística). Sin embargo, solo el 5% de los matrimonios concertados se separa».

«Si analizamos cómo están un matrimonio lavanda y otro convencional al cabo de diez años, veremos que los primeros suelen evolucionar mucho mejor. En un estudio realizado en Reino Unido constataron que en los matrimonios por amor la satisfacción inicial era superalta, de un 90%, pero luego iba bajando, bajando... hasta llegar a casi nada», detalla.En cambio, con los lavanda la curva de satisfacción iba a la inversa: empezaba muy baja (porque no tenían esa efervescencia del enamoramiento ni esa bioquímica que decae a los 15 meses) e iba subiendo. Por eso a los diez años eran más felices.

Ferreiro, autora de 'Ni un capullo más' (ed. Grijalbo), entre otras obras sobre parejas, explica las tres causas por las que esta fórmula es menos propensa a las rupturas:

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    Expectativas explícitas

Hay algo que hace polvo las parejas convencionales, que son las expectativas.En los matrimonios lavanda «son explícitas» desde el principio, dice Ferreiro. «Esto genera muy pocas frustraciones», resume.

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    La infidelidad no existe

Cuando el vínculo se basa en el amor romántico, dice la psicóloga, «tendemos a pensar que es un sentimiento eterno, que nunca habrá cuernos...». Y muchas veces llega el desengaño. Los 'lavandas' se libran de este problema: no va a haber traiciones simplemente porque su 'contrato' no es amoroso ni sexual y cada cual tiene sus relaciones por ahí. Eso está pactado. Tampoco les afecta la falta de deseo hacia el otro, ni existe la presión sexual, ese agobio por mantener viva la chispa que tienen muchos matrimonios convencionales.

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    Mejor tranquilidad que pasión

Según Lara Ferreiro, en los matrimonios lavanda el éxito se mide «en pasión y felicidad» y en los lavanda en «cooperación, apoyo y estabilidad económica». ¿Y por qué esto ha gustado especialmente a los 'zetas'?Porque priorizan la tranquilidad y la seguridad sobre otras cosas. «Así lo reveló un estudio de Tinder, donde se revelaba que le daban más importancia a la salud mental y la estabilidad financiera que al matrimonio romántico».

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La gran pregunta: ¿hace falta un vínculo romántico?

La socióloga, sexóloga y portavoz de JOYclub España,Cecilia Bizzotto, considera que «para muchas personas es una alternativa maravillosa cuando no se encuentran pareja con la que formar un proyecto relacional». O cuando se disfruta de una amistad con alguien por quien se siente mucho afecto y respeto, aunque no haya un deseo sexual. «¿Por qué solo podemos comprarnos un piso o formar una familia con una persona con la que hay un vínculo romántico y sexual?», se pregunta.

Para ella, los matrimonios lavanda de la generación Z tienen el amor como base. «En realidad, lo que queda fuera de este tipo de matrimonios es, en principio, el sexo, dado que las orientaciones sexuales de las personas implicadas son incompatibles. Pero el cariño, el cuidado, la convivencia, el proyecto juntas o incluso la maternidad/paternidad puede estar dentro. Se trata, al fin y al cabo, de un matrimonio asexual como tantos ha habido y hay actualmente, y que tiene todo el sentido del mundo si las personas involucradas lo deciden conscientemente y están a gusto con ello»

Los contras: una fórmula que no es para todo el mundo

No, no es oro todo lo que reluce

Ahora mismo estará mucha gente pensando que un matrimonio sin sexo ni amor, sujeto solo por cuestiones prácticas y amistad, es, como dice un chiste..., ¡un matrimonio normal! Bromas al margen, la opción lavanda no es para todos. Puede presentar carencias:

Hay que esforzarse al inicio

«Requiere mucho trabajo, sobre todo al principio», recalca Lara Ferreiro. O sea, que no es coser y cantar. A la hora de sentar las bases, hay que esforzarse. «Se les ve como más modernos y más libres, pero también hay mucho de idealización social», indica.

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Sensación de vacío

Al no existir la atracción mutua, en muchos momentos se genera «una sensación de vacío», según la psicóloga.

Soledad encubierta

«Pese a tener compañía, puede faltar intimidad emocional», añade Ferreiro. Y podemos tener celos de las relaciones más íntimas del otro.

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