El promotor, frente a la princesa Leia en uno de sus festivales. José Simal
Un verano a la última

«Los festivales significan desconexión»

Marino González ·

Este promotor de citas como Metrópoli, en Gijón, y Boombastic, con sedes en Madrid, Canarias, Costa del Sol y Asturias, todos los día se levanta «a jugar» no «a trabajar»

Pablo Antón Marín Estrada

Jueves, 24 de julio 2025, 00:02

Desde la que comenzó como pequeña empresa, Two Monkeys, su CEO Marino González y sus socios, llevan once años organizando el festival Metrópoli en Gijón ... y son responsables de Boombastic, otro evento festivalero con varias sedes: Madrid, Canarias, Costa del Sol y Asturias. Ambos con sello propio y asistencia multitudinaria. Su creador nos cuenta cómo vive la temporada estival.

Publicidad

– ¿Los festivales, como las bicicletas, son para el verano?

– No necesariamente, pero está claro que es cuando más se realizan porque coincide con los periodos estivales de la gente y también con la época en que más vienen a nuestro país los artistas internacionales, con lo cual aprovechamos todos los promotores para aunarlos en enormes 'lineups' (alineaciones) de festivales. De manera que no es que sean para el verano, sino que se producen la mayoría en estos meses.

– ¿Los que ustedes organizan, Metrópoli (Gijón) y Boombastic (Asturias, Madrid, Canarias, Costa del Sol), en qué se diferencian de otros eventos similares?

– Metrópoli sí que hemos conseguido que no tenga copia, es un modelo único del que nos sentimos orgullosos. La tradición y lo que sigue predominando es un tipo de macrofestivales muy especializados en música indie, urbana, electrónica, etc. Nuestro modelo ha conjugado todos los estilos o gustos y eso lo ha abierto a todo tipo de públicos. En cuanto a Boombastic, especialmente el que realizamos durante tres días en Llanera (Asturias), más que un festival al uso, diría que es una experiencia o una suma de experiencias a vivir por los cerca de 40.000 asistentes que reúne de media al día.

– ¿Los macrofestivales que tuvieron su esplendor en los 2000 han muerto de éxito o siguen vivos gracias a haberlo logrado?

– Creo que eventos del tipo Benicassim o Sonorama, por citar dos representativos, por su larga trayectoria están bien arraigados en las costumbres del público. Lo que es cierto es que actualmente hay una sobreoferta que no afecta a los antiguos pero sí a los más nuevos, muy superior a la demanda que existe, por ello es que a veces se habla de la 'crisis' de los festivales. Eso es evidente y una realidad que define la situación en nuestro país.

Publicidad

– En las últimas décadas, con las nuevas formas de consumo cultural y el asentamiento de las plataformas, escuchamos a los propios artistas afirmar que el negocio de la industria musical ya no está en la producción discográfica sino en el directo. ¿Está usted de acuerdo con esta visión?

– Totalmente. De hecho nosotros tenemos una agencia de 'booking' y 'management' de artistas y les explicamos que hay una parte artística en la que se meten en el estudio a crear música; otra, la comunicación y marketing de esa música; y la tercera pata es el directo. Las tres son fundamentales pero con lo que más viven los artistas es con el directo, es lo que más dinero genera y mueve a día de hoy. También con la que más conecta el público.

Publicidad

– Ya que hablamos de negocios. ¿Qué le llevó a usted a meterse en éste? ¿Su pasión por la música?

– Más que la música me gusta crear experiencias y contenidos que van más allá de los conciertos, que la gente vea los festivales como un recinto donde va a pasárselo bien, a vivir esas experiencias y a generar recuerdos. Ese es el objetivo fundamental por el que trabajo.

– Me imagino que una parte de pasión por lo que hace debe haber también para pasarse los veranos enteros al pie del cañón, mientras el resto de los mortales descansa al fresco o al sol de la playa...

– En mi caso me gusta este trabajo. Siempre digo que todos los días me levanto a jugar, no a trabajar. El día que me levante con la sensación de que me voy a trabajar probablemente ya no siga dedicándome a ello. Y, además, encuentro mis pequeños momentos para pasármelo bien.

Publicidad

– ¿Se resarce también cuando acaba la temporada de festivales para desconectar e irse al otro extremo del mundo?

– La verdad es que no necesito mucho más que descansar y estar en familia. Me parece que eso ya es el otro lado del mundo de mi día a día.

– Al lado de las recomendaciones estándar, ¿qué aconsejaría a la gente que no se llevase nunca a un festival y lo dejase en casa?

– Les diría que dejaran en casa sus problemas y que se llevaran a un festival todas sus ganas de vivir y pasárselo bien, de conocer gente, sociabilizar y de disfrutar a tope de la vida.

Publicidad

– ¿Y una prueba de que también en vacaciones se puede consumir cultura y de que es divertido?

– Como decía antes, un festival es algo más que música y cultura. Es un momento de desconexión, de apartar los problemas de tu cabeza o las noticias terribles que escuchamos a diario. Momentos para estar haciendo lo que más te apetezca, bailando, gritando o abrazando a un desconocido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad