Cómo dar buen ejemplo a los hijos en el uso del móvil (también durante la cuarentena)
Los expertos aconsejan fijar condiciones y evitar las pantallas en compañía de los más pequeños
sara borondo
Lunes, 20 de abril 2020
La preadolescencia y adolescencia son los momentos en que una persona siente que es más importante obtener la aprobación de compañeros y amigos. Esto ha sido siempre así, pero los padres de ahora deben lidiar con un elemento nuevo y complicado: los teléfonos móviles. Estos dispositivos conllevan aspectos positivos (se puede contactar con los hijos más fácilmente, les enseñan a familiarizarse con la tecnología...), pero también negativos, como que el chaval sea víctima de acoso ditigal o que desarrolle dependencia a internet y las redes sociales.
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Según el estudio realizado por 'Xplora', fabricante de smartwatches para menores, la edad media a la que los niños españoles piden su primer teléfono móvil es de 9 años. De hecho, un 27,7% de ellos lo solictan con 7 años o menos.
Entre las medidas que organizaciones como la Fundación Anar ('Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo') recomiendan para que púberes y adolescentes utiicen correctamente el teléfono móvil está el fijar condiciones. Reglas que deberían queden plasmadas en un 'contrato' con el hijo antes de entegarle el móvil, concretan los expertos.
Otro consejo vital es que la actitud de los padres sirva como ejemplo. Hasta hace unas semanas, bastaba mirar alrededor para ver a padres enfrascados en sus smartphones sin echar demasiada cuenta a sus hijos. No importaba el lugar: parques, medios de transporte público, reuniones sociales...
Incluso estos días, durante la cuarentena, muchos adultos se refugian en las nuevas tecnologías para abstraerse de la situación, mientras los jóvenes quedan al resguardo de la televisión, el ordenador o la tableta electrónica.
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Más de dos horas al día consultando el teléfono
A menudo no somos conscientes del tiempo diario que dedicamos al móvil. Según el informe 'Media Consumption Forecasts de Zenith' publicado hace seis meses, pasamos 800 horas al año con internet en pantallas móviles (más de dos horas diarias), cifra que ha ido aumentando desde 2015, cuando invertíamos una hora por jornada.
De nada sirve establecer límites de uso para los jóvenes si luego ven que los mayores usan el teléfono sin mesura, y esto puede aplicarse a cualquier edad. Ya hace años que se detectó que el uso actual de la tecnología puede interferir en la supervisión de los niños pequeños. Un estudio realizado por el 'Centro Médico Cohen para Niños' de Nueva York (EE.UU.) alertó en 2015 que los padres que se distraen son menos propensos a supervisar a los niños. Al analizar a los cuidadores de niños entre los 18 meses y los 5 años, los investigadores detectaron que el 33% de las distracciones se producían al hablar con otros adultos. Los teléfonos móviles ocupaban el segundo lugar, con un 30% de los casos. El 37% restante se debía a comer, beber, mirar en una bolsa o cartera, leer y otras actividades.
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Otro estudio más actual (para la revista científica 'Child Development'), contó con la participación de 170 familias con hijos de más de un año. Pedía a los padres que contasen las veces que los teléfonos, ordenadores o tablets interrumpían, aunque fuera unos instantes, el tiempo que pasaban con sus hijos. Casi la mitad (el 48%) indicó que sucedía en tres o más ocasiones; un 24% dijo que pasaba un par de veces al día; un 17% confesó que ocurría una vez y el 11% alegó que nunca. Los investigadores comprobaron que según aumentaba el número de distracciones 'tecnológicas' de los padres, también lo hacían los problemas de comportamiento de sus hijos, con lloros y rabietas.
El móvil es una herramienta útil y, como todas las herramientas, hay que realizar un uso crítico de ella. El problema no está en el teléfono en sí, sino en cómo se utiliza: no es lo mismo contestar una llamada o responder a un mensaje urgente que revisar las redes sociales o entablar una conversación intranscendente por Whatsapp. Estas dos últimas acciones pueden esperar a que los niños estén jugando, enfrascados en sus tareas escolares o ya en la cama.
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Lo anterior también se justifica por la preocupante percepción de los hijos respecto a cómo utilizan sus padres el smartphone. Según una encuesta realizada en 2015 por la empresa americana de software de seguridad AVG Technologies, cuatro de cada diez niños piensan que sus padres dedicaban más tiempo al móvil que a jugar con ellos. Además, el 57% de los pequeños espetaron que les gustaría quitarle el móvil a sus mayores para que les prestasen más atención.
Consejos para ser un buen ejemplo
Lo que el estudio no evaluó es cómo los niños interiorizan esas conductas de los adultos, llegando a considerarlas normale. Los hijos aprenden por imitación y si los padres están consultando el móvil a menudo, luego costará convencerles de que no lo hagan.
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Estos son algunos de los consejos que dan los expertos para dar un buen ejemplo a los hijos en el uso de los smartphone:
● No responder a llamadas o mensajes si no son urgentes.
● Poner el teléfono en silencio para no escuhar las notificaciones.
● Marcar horarios. Si se imponen a los hijos ¿por qué no a los padres? Por ejemplo, no usar gadgets durante las comidas y consultarlos, como decíamos, cuando los menores estén ocupados o durmiendo.
● Recordar que los insultos, bromas pesadas y descalificaciones en internet tienen la misma importancia que en persona. Los comentarios en las redes sociales deben ser respetuosos y educados. Pensar siempre en qué sucedería si el niño lo leyese.
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Finalmente, una vez retomemos nuestra vida cotidiana y volvamos a salir a la calle con los niños, convendría mantener el móvil en el bolsillo, cartera o bolso. Así no tendremos la tentación de mirarlo cada dos por tres. Es más, si bajamos al parque u otras ubicaciones cercanas a casa, tampoco sobraría el dejarlo cargando.
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