Borrar
El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 5 de diciembre

Ni Star Wars, ni Marvel: Microsoft quiere comprar 'Call of Duty' para cambiar la industria del entretenimiento

La justicia estadounidense dirime estos días una de las adquisiciones más significativas del sector tecnológico

Miércoles, 28 de junio 2023, 10:37

Comenta

Es probable que si no eres usuario de videojuegos o estás al día de lo que se cuece a su alrededor, no sepas que lo que se está dirimiendo estos días en las cortes norteamericanas entre Microsoft y la FTC (la Comisión Federal de Comercio estadounidense) puede cambiar la industria del entretenimiento para siempre.

Este enfrentamiento legal es más que una batalla por los videojuegos; es una lucha que podría redefinir el futuro del entretenimiento y la cultura popular tal como la conocemos.

Vamos a responder a siete preguntas para intentar arrojar un poco de luz, puesto que el asunto encierra sus complejidades.

¿Qué está pasando?

El 18 de enero de 2022, Microsoft, el conocido fabricante de Windows y Xbox, realizó una oferta de compra para adquirir Activision Blizzard King, una de las grandes firmas de desarrollo de videojuegos, por casi 70 mil millones de dólares (68,7 mil millones concretamente). Este movimiento estratégico permitiría a Microsoft hacerse cargo de una amplia gama de títulos populares que actualmente están bajo el ala de Activision Blizzard, entre ellos Call of Duty, Candy Crush, Diablo o World of Warcraft, por nombrar algunos.

¿Daría esta adquisición una posición monopolística a Microsoft?

Esta es una de las grandes cuestiones que están dirimiendo las autoridades de competencia de todo el mundo. El acuerdo es de una envergadura tan descomunal que afecta no solo a Microsoft y a su división de videojuegos, sino a toda la industria del videojuego: desde las grandes multinacionales como PlayStation, Nintendo, Nvidia… pasando por los estudios de videojuegos independientes y los consumidores en última instancia.

Por eso, debido al pantagruélico impacto que puede tener la adquisición, la operación no se salda de forma sencilla, con un apretón de manos, un intercambio de cheques y sonrisas para las fotos. No, Microsoft deberá obtener la aprobación antimonopolio antes de incorporar a Activision Blizzard King a su cartera de propiedades.

Pero ser los dueños de Call of Duty les daría mucho poder, ¿verdad?

Imagen del videojuego 'Call of Duty; Modern Warfare 2'

Sin lugar a dudas. Call of Duty es una propiedad intelectual fundamental, con una base de fans enorme. De hecho, un estudio de 2019 situó a la marca como la única propiedad intelectual de videojuegos en entrar en el top 10 de todas las marcas de entretenimiento entre los fans, uniéndose a gigantes como Star Wars, Juego de Tronos, Harry Potter y El Señor de los Anillos.

Para entender la dimensión de la marca, cada lanzamiento anual de Call of Duty lleva alrededor de 3 a 5 años de desarrollo. Dado que Activision lanza un juego por año, esto equivale a una inversión anual de cientos de millones de dólares. Además, aproximadamente 1200 personas trabajan en cada versión y otras 1500 están involucradas en la publicación, marketing y distribución. Así, Call of Duty, por sí solo, cuenta con más desarrolladores que los que utilizan la mayoría de las compañías en el desarrollo de sus superproducciones.

PlayStation defiende que si Call of Duty pasa a ser controlado por Microsoft, influirá de forma determinante en la decisión de compra de una consola u otra por parte de los consumidores.

Este es, sin duda, uno de los aspectos centrales de todo lo que se está debatiendo, si Microsoft, en algún momento, decidirá que Call of Duty no esté disponible en las videoconsolas de Sony. Hasta la fecha, la multinacional americana ha asegurado que producirán juegos de Call of Duty en todas las plataformas y que se han ofrecido a extender un acuerdo por 10 años para que llegue a PlayStation.

En 2020, Microsoft compró por 7500 millones de dólares a Zenimax Media, un holding empresarial propietario de estudios como Bethesda Softworks, Arkane o id Software. Si bien respetaron los acuerdos firmados previamente entre Bethesda y PlayStation, de modo que Deathloop y Ghostwire Tokyo salieron exclusivamente en PS5, los nuevos desarrollos como Redfall y el esperado Starfield saldrán exclusivamente en Xbox, a pesar de haber contado con versiones para PS5 en su desarrollo inicial.

Además, recientemente, se ha sabido que el futuro videojuego de Indiana Jones pasará a lanzarse en exclusividad para las consolas de Microsoft. Todo apunta, por otro lado, que The Elder Scrolls VI, otro de los grandes videojuegos de Bethesda Softworks, será también exclusivo de Xbox, un extremo que no se sabe a ciencia cierta, pero que no ha sido desmentido tampoco por la propia Microsoft.

Los expertos no saben muy bien cuál puede ser, realmente, la postura que adopte Microsoft con respecto a Call of Duty, pero si nos atenemos a los antecedentes, la duda de los organismos reguladores y agentes de la industria como PlayStation es más que razonable.

Esto no va únicamente de videojuegos y consolas, ¿cierto?

El servicio de suscripción Xbox Game Pass juega un papel clave en los planes a largo plazo de Microsoft

Tal vez, en una primera instancia, parezca que donde se está disputando esta partida es en el tablero de las videoconsolas y el consumo de videojuegos de forma 'tradicional' (su compra en formato físico o digital); pero realmente, su impacto es tan global que es importante vislumbrar cuál será el impacto de la compra de Activision Blizzard King, y en última instancia de Call of Duty, en los nuevos modelos de negocio: el streaming y las suscripciones.

El streaming es un modelo de distribución y negocio donde los juegos pueden transmitirse y jugarse en casi cualquier dispositivo, mientras que el segundo es un modelo donde los jugadores pagan una tarifa mensual para acceder a una biblioteca de juegos.

Actualmente, al contrario que en el cine, la televisión o la música, el negocio de las suscripciones y el streaming aún está en sus primeras etapas y no se sabe muy bien cómo de fundamentales pueden llegar a ser estos modelos. Así, una de las claves será evaluar qué probabilidad hay de que los modelos de suscripción se erijan como la vía principal de negocio en el ámbito de los videojuegos, y si el streaming ganará peso como método de distribución.

Microsoft, en este ámbito, se destaca como un contendiente formidable gracias a su modelo de suscripción Game Pass y al sistema de juego en la nube Xbox Cloud Gaming.

Lo que distingue a la oferta de suscripción de Microsoft de las de la competencia es que lanza sus flamantes juegos AAA (las grandes superproducciones) el mismo día de su lanzamiento, algo que sus rivales, PlayStation incluido, argumentan no ser capaces de sostener desde el punto de vista financiero.

Con respecto al streaming, aunque Microsoft no está solo, ya que competidores como Google y Amazon cuentan con sólidos recursos en tecnología y servicios en la nube, Xbox lleva la delantera gracias a Azure, una de las infraestructuras de computación en la nube más extensas a nivel global, propiedad de Microsoft.

Lo que argumentan expertos y algunos informes preliminares de los organismos antimonopolio es que, incluso si Call of Duty sigue estando disponible en diversas plataformas como hasta ahora, el juego podría repercutir de forma determinante en el negocio de suscripciones y streaming de Xbox.

Por resumir: los reguladores tienen una variedad de aspectos a sopesar.

¿Quiénes son esos organismos reguladores y qué dicen?

Microsoft tiene en la Federal Trade Commission estadounidense uno de los opositores más férreos a la adquisición

Hay autoridades de competencia por todo el mundo. De hecho, países como Brasil, Japón, China, Chile, Arabia Saudí, Serbia, Ucrania, Corea del Sur o Sudáfrica ya han dado su visto bueno a la adquisición. Pero hay organismos que son fundamentales para que Microsoft pueda consumar la compra: la CMA británica, la Comisión europea y la FTC norteamericana.

El regulador británico, la CMA, anunció el pasado 26 de abril que bloqueaban el acuerdo de compra. Según explicaban en su dictamen, les preocupa la posición dominante en la que quedaría Microsoft en el mercado del videojuego en la nube. Creen que, más allá de los esfuerzos y acuerdos cerrados entre Microsoft y diversos servicios de juego en la nube como Nvidia, Ubitus o Boosteriod, por llevar durante 10 años los juegos de Xbox (incluyendo los de Activision Blizzard King) a dichas plataformas, se produciría una disminución sustancial de la competencia.

Ante esta resolución, la multinacional norteamericana ha apelado ante el Tribunal de Competencia. El próximo 24 de julio está prevista la vista. Si Microsoft tiene éxito en su apelación, el caso volvería a la CMA.

El 8 de noviembre de 2022, después de un sondeo preliminar con desarrolladores sobre su punto de vista al respecto de la adquisición, la Comisión Europea anunció que abría su propia investigación en profundidad. Varios meses después, concretamente el 15 de mayo de 2023, la Comisión comunicó que aprobaba el trato.

El último frente, y el que más dolores de cabeza está causando a Microsoft, es la FTC, la Comisión Federal del Comercio, que está confrontando con la multinacional de Redmond actualmente. Su objetivo es claro: imponer una orden judicial preliminar para congelar la operación de compra.

¿Cuáles son sus plazos?

Queda claro que el proceso no está siendo un camino de rosas y los plazos aprietan para Microsoft. A pesar de anunciar la compra en enero de 2022, el tiempo ha corrido y ahora en la sede de Redmond están en una carrera contrarreloj porque solo tienen hasta el 18 de julio para cerrar la adquisición. Si se llega a esa fecha y el acuerdo no se consuma, deberían volver a renegociar las condiciones de la compra. Un escenario de pesadilla.

Además, la Comisión Federal de Comercio (FTC) decidirá si aprueba la fusión el 2 de agosto en una audiencia probatoria. Ante la posibilidad de que Microsoft pueda consumar la compra antes del 18 de julio, la FTC ha iniciado una batalla legal para que la justicia imponga una orden judicial preliminar para evitar que se cierre el acuerdo antes de dicha audiencia probatoria. De darle la razón la justicia, Microsoft y Activision deberían pausar todas las conversaciones hasta el 2 de agosto. Y, por tanto, al saltarse la fecha límite del 18 de julio deberían volver a renegociar todas las condiciones del acuerdo.

¿Qué pasa si no se realiza la compra? ¿Podría Microsoft retirar la oferta?

Satya Nadella, presidente de Microsoft

Que desde Microsoft vean que la situación se eterniza y terminen retirando su oferta es una situación que los expertos ven bastante improbable, pero en este tipo de movimientos empresariales nunca se sabe, más aún si van acumulando varapalos judiciales que alarguen el procedimiento.

Sí que cabe la posibilidad de que, finalmente, los organismos reguladores impidan la adquisición. En un caso o en otro, tanto si la fusión fracasa o si Microsoft se retira, deberá pagar una multa de 3.000 millones de dólares a Activision Blizzard King. Una cifra a la que deberán sumar los costes derivados de todos los procesos legales y el evidente desgaste que sufrirá la marca a nivel de imagen.

Nunca ha habido una adquisición como esta en el mundo de los videojuegos, ni en el del entretenimiento a nivel global. Su impacto puede ser tan profundo en la forma en que nos relacionamos con los videojuegos y en cómo consumimos su contenido, que la forma en que se resuelva este caso podría ser indicativa de cómo evolucionará la industria del videojuego en los años venideros, y cuál será el balance entre la innovación, la competencia y el bienestar del consumidor.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Ni Star Wars, ni Marvel: Microsoft quiere comprar 'Call of Duty' para cambiar la industria del entretenimiento

Ni Star Wars, ni Marvel: Microsoft quiere comprar 'Call of Duty' para cambiar la industria del entretenimiento