Udalekus: la fina línea entre educar y adoctrinar
El caso de Bernedo, que acumula ya doce denuncias, pone en entredicho el control en estos espacios lúdicos privados y la protección de los menores
Patricia Rodríguez
Domingo, 5 de octubre 2025, 07:20
El caso de Bernedo , independientemente de las valoraciones personales, saca a relucir varias reflexiones que debaten los expertos Maite Garaigordobil, doctora en Psicología y catedrática ... de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la UPV/EHU; Javier García, psicólogo clínico y sexólogo en el Gobierno de Navarra durante treinta años; y Javier Gómez Zapiain, doctor en psicología y profesor jubilado de Psicología de la Sexualidad de la UPV.
Todos comparten la importancia de establecer mayores controles sobre las entidades que desarrollan campamentos con menores. Por otro, la necesidad de que los padres conozcan lo que van a hacer sus hijos en ese espacio educativo y subrayan la figura del monitor como referente con una «enorme influencia educativa y social» sobre los niños y adolescentes. «Los monitores no solo organizan actividades lúdicas, también son un modelo de referencia en un entorno donde los menores están fuera de su casa y pasan mucho tiempo entre iguales. Y más allá de dinamizar actividades, transmiten valores, normas sociales y cómo relacionarse. Se establece un vínculo emocional muy fuerte, conviven con ellos 24 horas y esto amplifica su capacidad para influir en actitudes y comportamientos», afirma Maite Garaigordobil, que añade cómo los menores «tienden a imitar actitudes, formas de hablar y de relacionarse» sin olvidar que muchos están en plena adolescencia, una etapa en la que «están expuestos a inseguridades, estabilidad emocional y a dinámicas de presión de grupo. Por ello es una etapa de gran vulnerabilidad».
Javier García también tiene claro que «cualquier autoridad, sea padre, madre, profesor, que esté vinculado a la educación de un niño, influye, sí o sí. Es un modelo que está ofreciendo valores, actitudes, comportamientos. Por tanto, hay que tener mucho cuidado. La primera idea es que no hay que tratar de utilizar ese poder que tienen los monitores para manipular, para adoctrinar».
Campamentos autogestionados
En este sentido, Garaigordobil señala que «en los campamentos autogestionados con una clara base ideológica, como el proyecto transfeminista de Sarrea, existe un debate sobre dónde termina la educación en valores y dónde comienza el adoctrinamiento».
Por su parte, Javier Gómez Zapiain, psicólogo que ha dedicado parte de su carrera a la investigación de la sexualidad humana, afirma que «no se puede dar por hecho que ver cuerpos desnudos, incluso de adultos, sea en sí mismo negativo ni traumático. Bien al contrario puede ser altamente positivo. Todo depende del contexto en el que ocurra».
Eso sí señala, que los responsables de tiempo libre «no pueden hacer es tomar una serie de iniciativas educativas sin contar previamente con las madres y padres. Lo que es muy perjudicial es el carácter activista del grupo de monitores al tratar de imponer un modo de sexualidad que probablemente esté muy lejos del entender de las familias».
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