La labor esencial de los técnicos de ascensores: «La Policía nos reclutaba por la calle»

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La del lunes fue una jornada sin precedentes para el sector. «Cayó la energía y también los sistemas de comunicaciones. Nuestros 'call centers' estaban operativos, porque contamos con generadores para estos casos, pero a mucha gente no le funcionaba el móvil y eso generó mucho trastorno. Se acercaba gente a la oficina y la Policía nos reclutaba por la calle», explican en la delegación vizcaína de Otis, que movilizó a un centenar de trabajadores para resolver las emergencias. «Teníamos a todo el personal en la calle. Iban vigilando las comunidades, una a una, y también rescatamos a personas de ascensores de otras marcas, ¡cómo no!, era una cuestión humanitaria», comenta Enrique Barranco, delegado de Otis en el territorio.

Según detallan los dos responsables, además de acudir a quienes habían reclamado su presencia, atender a quienes se iban encontrando por el camino y responder a los requerimientos policiales, muchos de sus empleados pasaron revista a lugares donde podía haber personas vulnerables, desde hospitales y residencias hasta comunidades de vecinos con las que suelen trabajar. «Hicimos un análisis de cuáles podían tener baja ocupación -aclara De la Fuente-. Donde hay muchos vecinos, se enteran si hay alguien atrapado, pero en otras eso puede pasar desapercibido». También recibían llamadas de ciudadanos encerrados 'a la inversa', es decir, incapaces de regresar a sus domicilios subiendo las escaleras. «Había personas que, a las seis de la tarde, temían que iban a pasar la noche en el portal, pero en una primera fase tienes que priorizar al atrapado», expone Barranco.

Las horas transcurridas sin corriente dejaron diezmado el parque de ascensores, aunque, en realidad, existen muchos casos diferentes. Algunos ni siquiera dejaron de funcionar: «Tenemos un modelo con baterías que permiten hacer cien viajes sin energía eléctrica. Los que hicieron esa inversión han entendido ahora que es buena», apunta De la Fuente. Otros muchos empezaron a funcionar sin problema en cuanto volvió la luz, pero también los hubo que quedaron bloqueados: en algunos casos, se debe a que fueron forzados para rescatar a algún vecino apresado, con una urgencia que llevó a apostar por la fuerza. «Muchos ascensores tienen un dispositivo que si alguien los manipula, se necesita un chequeo. En situaciones como este apagón la gente se pone muy nerviosa, pero debe esperar siempre a personal cualificado, no intentar abrir las puertas».

El presidente de la Asociación Empresarial de Ascensores de Euskadi, Juan Carrascal, confirma que la jornada del lunes dejó una «resaca de mucho trabajo» que hubo que afrontar ayer: «En el momento, la prioridad era rescatar a las personas y no tanto dejar en marcha el aparato, pero la cosa ya está bastante normalizada», valoraba a mediodía. «Los técnicos han hecho un trabajo increíble en una situación muy complicada», concluyen en Otis, donde les ha llamado la atención un detalle en mitad de esta crisis: «En días así sale el lado humano y la gente es comprensiva: otras veces, alguien se puede quejar porque tardas diez minutos en llegar, pero estos días nos han llamado varias personas para agradecernos nuestro servicio».