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«El camping gas es algo que en los últimos años no se está vendiendo mucho, pero ayer fue una locura». El sector de las ... ferreterías y las tiendas de electrodomésticos vivió en el día del apagón -y hoy- un goteo constante de clientes que querían hacerse con un hornillo portátil y con elementos tan básicos como linternas, radios y pilas, de esos que solía haber hace solo unos años en cada casa y que, con el avance la tecnología, han ido cediendo espacio a baterías y productos enchufables. No se trataba, coincidían en los diferentes establecimientos bilbaínos, de «comprar por comprar», sino de adquirir cosas que «necesitaban» porque no las tenían, porque no sabían cuánto iba a durar el corte de suministro y por si vuelve a pasar.
Las estanterías de los hornillos, tanto en grandes superficies como en negocios familiares, estaban en la mañana de hoy vacías. «45 minutos después del apagón habíamos vendido los cuatro que teníamos», reconocía Miguel Ángel Blasco, trabajador de la ferretería Herdisa, en la calle Máximo Aguirre, que sigue recogiendo «encargos» de camping gas para clientes que quieren hacerse con uno de ellos. No es algo que tengan en exceso en estos negocios, en los que con suerte se vende «uno al mes», pero, visto lo visto, viene bien tener uno en casa, ya que «no ocupan sitio, se pueden guardar en el trastero o en un armario y tener algunas recargas para tener más autonomía».
Por unos 50 euros, te garantizas poder preparar la comida. Y, con la tripa llena, la tranquilidad es otra. «Ayer llegaron prácticamente a la vez dos madres que estaban apuradas porque tenían que dar de comer a los niños», recordaban Cristina Robledo y Susana Carrascal, de la ferretería El Hogar, en Elcano. «La gente pedía cocinitas de camping, bombonas, cosas que no se suelen tener en la ciudad y que no se usan prácticamente nada», añadían. En una hora, se les habían acabado, y daban nombres de otras tiendas a los clientes para que se acercasen a probar suerte.
En los próximos días, en cualquier caso, contarán con stock. Y allí volverá Olga Caballero, que este martes se estaba haciendo con algunos elementos «básicos». Ya había adquirido una radio a pilas y, a falta del hornillo, se llevaba una linterna, «que es algo que también hay que tener». Los focos también se agotaron en algunos establecimientos. Se despachaban a pilas, con batería, de carga solar... Tal fue la presión de los primeros minutos que en El Hogar cerraron a mediodía «más tarde» que a la hora habitual.
Eso, sin embargo, no significa que estén haciendo buena caja. «Una parte importante de nuestra facturación son las llaves», explicaban en Herdisa, donde ayer apenas realizaron copias. Linternas y pilas tampoco son elementos con precios altos y, en muchos casos, los clientes ni siquiera pagaron al momento. «No teníamos datáfonos y hubo gente a la que le dejamos a fiar», señala Iñaki Laucirica, de la tienda de electrodomésticos Laucirica, en la que lo más demandado eran «pequeños transistores y pilas».
También en El Hogar dejaban productos «a crédito» y, en algún momento, «hacíamos una rebaja a la gente que no tenía dinero suficiente en efectivo». Todo fuera porque «nadie se quedara sin algo que realmente necesitaba».
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