«No tengo nada que ver, nunca estuve en Llanes ni sé quién era ese hombre»
Benatia afirma que confesó bajo la promesa de que le imputaran un delito menor. Kelli sostiene que supo del caso estando en Suiza
R. M | L. R. | O. S.
Miércoles, 3 de noviembre 2021, 00:25
oviedo. Por expreso deseo de la fiscal, los primeros en hablar ayer fueron los supuestos sicarios y por consejo de sus letrados, solo atendieron a ... las preguntas que habían ensayado con ellos. Responder a las acusaciones suele casar más con la imagen de un hombre inocente pero deja al reo más expuesto a calentarse y soltar algo que lo perjudique.
Bajo ese guión aprendido, Djillali Benatia se enfrentó al reto de convencer al jurado de que no le crean cuando en febrero de 2019 reconoció su participación en el crimen y se tomen en serio lo que repite desde finales de 2020, que aquello no lo dijo con sinceridad. «Me engañaron, me quieren arruinar la vida por algo que no he hecho», indicó. El supuesto sicario, como Pedro Nieva y Jesús Muguruza, fue aislado por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) por orden judicial. «Si no declaras lo que te decimos, te vas a comer asesinato como ellos. Si colaboras te vamos a meter un delito menor, dos o tres años de cárcel y ni siquiera vas a entrar», aseguró que le dijeron los agentes.
«Me pegaron, me insultaron, hicieron lo que querían conmigo y al final no aguanté la presión», insistió Benatia convenientemente guiado en las preguntas por su abogado. Según su versión de los hechos, estaba tranquilamente durmiendo en casa con su familia cuando de madrugada los agentes rompieron la puerta, con metralletas, para arrestarlo y registrar el domicilio.
Cuestión de honor
Quien más lejos llegó en esa estrategia de pasar al ataque fue quizás Fernando de Barutell. El abogado que actúa en nombre de Maamar Kelii dijo mucho en Sala y más después ante la prensa. «Aquí se han violado derechos fundamentales y los agentes que lo hicieron he visto que luego han sido incluso condecorados», declaró. En su turno de palabra ya había calentado motores, afirmando que «las cosas no son lo que parecen». «La UCO es una unidad excepcional pero en ocasiones comete errores y les cuesta mucho a los funcionarios reconocerlo».
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Para rebatir la confesión que hizo en 2019, dijo que fue presionado. «Hasta tortazos» aseguró haber recibido en régimen de aislamiento.
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Dijo que nunca antes había estado en Asturias y que el teléfono que le sitúa cerca de la escena del crimen «desapareció sin más» aquel día.
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Admitió haber puesto a Nieva en contacto con los dos sicarios pero al no decirlo con abogado se anuló su confesión.
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La tesis de las acusaciones es que descubrió que su mujer tenía una relación con Ardines y, preso de los celos, urdió su venganza.
De todos los abogados, De Barutell fue el que más tiempo habló, quizás para compensar la parquedad de palabras de su cliente. Maamar Kelii respondió a parte del interrogatorio con monosílabos y con negativas a lo demás. «No tuve conocimiento del crimen. No he participado». ¿Estuvo en Asturias en la fecha de autos? «No». ¿En otra? «No».
Al acusado le perjudica que los investigadores han situado un teléfono móvil que utilizaba cerca de la escena del crimen, pero él negó la mayor. «Mis hijos, mi mujer, mi sobrino, la familia utilizaba ese teléfono». Casualmente aquel día lo perdieron de vista. «Nunca lo hemos encontrado, desapareció sin más». ¿Por qué no lo denunciaron? «Era de escaso valor, de escasa importancia», respondió.
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