La fiscal del caso de 'La Manada': «La intimidación fue gravísima e impidió cualquier resistencia»
Considera que en el vídeo de la supuesta violación no se ve ninguna conducta activa de la joven, que no tuvo posibilidad de defenderse «por la superioridad física» de los acusados ni de huir «de una auténtica ratonera»
«Hay pruebas absolutamente contundentes de que actuaron de forma conjunta y organizada y de que la obligaron a las prácticas sexuales que ellos quisieron. Cuando terminaron, la dejaron tirada, semidesnuda y sin móvil. Iban a lo que iban», ha detallado esta mañana la fiscal, Elena Sarasate, en las conclusiones del juicio de 'La Manada', que este lunes ha entrado en su recta final en el Palacio de Justicia de Navarra, en Pamplona. el Ministerio público ha ratificado su petición de 22 años y 10 meses de prisión para cada uno de los cinco acusados de violar en grupo a una joven madrileña -que entonces tenía 18 años- durante los sanfermines de 2016. La fiscal pide esta pena y una indemnización de 100.000 euros para la chica por un delito continuado de agresión sexual, otro contra la intimidad y un tercero por robo con violencia, ya que le arrebataron el teléfono tras la presunta agresión.
Según ha desgranado la fiscal, no hubo consentimiento y los acusados ejercieron una «intimidación gravísima que impidió cualquier tipo de resistencia, defensa o huida», tanto por su «superioridad física» como por el lugar donde ocurrieron los hechos, el fondo de un portal, «un sitio muy reducido» que Sarasate ha calificado de «auténtica ratonera». Según ha afirmado, cuando la joven se dirigió allí con el grupo de amigos -que se bautizaron a sí mismos como 'La Manada' en su grupo de whatsapp-, «no podía imaginar ni en sus peores pesadillas lo que iba a pasar».
Sobre lo ocurrido, que fue recogido en vídeo por los propios acusados, la fiscal se muestra tajante: «ella no mantiene en ningún momento una conducta activa, ni una sonrisa, ni una mirada, ni una interacción... ni una sola palabra». Solo se ve a una mujer utilizada». «No tenía otra posibilidad que someterse», ha subrayado. En las imágenes, aparece «siempre en posición de inferioridad».
Los acusados, impertérritos
Mientras Sarasate ofrecía estas conclusiones a la sala -donde había 46 periodistas y 24 ciudadanos que completaron el aforo limitado-, los acusados se mostraban impertérritos. Vestidos de manera muy formal, con jerséis y camisas de corte clásico, miraban al frente con semblante serio, sin gesticular, y solo intercambiaron algún breve comentario entre ellos. Ningún familiar les acompañaba. Tampoco se había acreditado ningún allegado de la chica madrileña.
La fiscal ha hecho hincapié en que la joven «tenía una vida sexual de lo más normalita» -no había realizado nunca algunas de las prácticas a las que fue sometida la noche de los hechos-, por lo que es «una versión insólita e increíble que después de siete minutos se fuese con unos desconocidos de los que no sabía ni el nombre para mantener relaciones sexuales, a veces simultáneas y sin preservativo». Además, ha insistido en que, al igual que los agentes que la atendieron tras los hechos, da crédito a la joven, entre otras cosas, porque «ha mantenido la misma versión desde el principio y no ha incurrido en contradicciones», a diferencia de los cinco jóvenes andaluces, según ha comparado. A su juicio, aunque le hubiese resultado fácil, la chica «no ha exagerado, porque pudo inventarse amenazas y no lo hizo».
«En total desamparo»
Tras la exposición de la fiscal, ha tomado la palabra uno de los abogados de la joven madrileña, Miguel Ángel Morán, quien ha destacado que «estaba en total desamparo» la noche de los hechos. Asimismo, ha indicado que las versiones de los acusados son «absurdas» e «inverosímiles». «No tienen ningún razonamiento lógico», ha dicho Morán, quien también ha asegurado que «todos participaron en la intimidación». Ha coincidido con la fiscal en que «no hubo consentimiento en ningún momento», por lo que ha mantenido su petición de 24 años y 9 meses de cárcel para cada uno de los cinco acusados y una indemnización de 250.000 euros para la víctima.
Por su parte, el letrado de la acusación popular ejercida por el Ayuntamiento de Pamplona ha declarado que el lugar donde se cometió la presunta agresión es «recóndito», tanto que «ni un solo vecino bajó» durante el tiempo en que los policías estuvieron allí investigando la supuesta violación. Además de destacar la soledad en que se vio la joven, con nula posibilidad de ser socorrida, ha manifestado que «los vídeos son concluyentes». «En ellos no se ve el más mínimo atisbo de voluntariedad, reciprocidad ni participación. La agresión está hecha de manera mecánica, sin vacilación», ha concluido. Por su parte, el letrado que representa a la Comunidad Foral ha negado la «mínima credibilidad» al relato de los acusados y ha destacado la «absoluta falta de espontaneidad de sus declaraciones».
Tras los informes de este lunes de la Fiscalía, de la acusación particular y de los letrados del Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona, mañana llegará el turno de la defensa de los cinco acusados, que también será en audiencia pública. Desde el pasado 13 de noviembre, cuando arrancó el juicio las sesiones han sido a puerta cerrada. Agustín Martínez, abogado de tres de los miembros de 'La Manada', criticó a las acusaciones por haber «repetido de manera reiterativa» sus escritos iniciales. «Parece que la fiscal no ha asistido a las sesiones que hemos visto», reprochó.
La sala, todo un 'bunker'
Las medidas de seguridad han sido excepcionales. Para evitar grabaciones y filtraciones, los asistentes han tenido que dejar fuera móviles, cámaras y grabadoras. Sólo se ha permitido a los periodistas llevar papel y bolígrafo. Asimismo, las ventanas de la sala han permanecido cerradas y las persianas, bajadas, en un intento de 'bunkerizar' el espacio. En la sala no había ni un solo familiar de los acusados ni de la joven supuestamente agredida y el comportamiento de los ciudadanos asistentes ha sido modélico: en ningún momento se han dirigido a los acusados.