La sanidad pública y las fuerzas de seguridad inspiran la mayor confianza de los españoles

En el apartado de colectivos profesionales que gozan de más prestigio social, también resulta revelador que ocupen un lugar preeminente los que se asocian al progreso y la cultura: científicos, médicos y maestros encabezan la lista, mientras que los sacerdotes, políticos, influencers y youtubers se encuentran a la cola. El clima de confianza general se refuerza con el apoyo decidido (más del 80% puntúa con 5 o más en una escala de 10) hacia la democracia como forma de gobierno y el Estado de Derecho, sin que falte la aceptación mayoritaria de las leyes del mercado.

A grandes rasgos, el informe de la Fundación BBVA pinta un panorama muy similar al que reflejaba hace una semana la última radiografía estadística nacional del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), un organismo adscrito al Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. En este sentido, cabe destacar que el trabajo del CIS concluía que la Constitución española «despierta más confianza que el Parlamento, el Gobierno, la justicia y los partidos políticos». Además del respaldo a la 'Ley de leyes' que regula la organización económica y social, el Centro de Investigaciones Sociológicas también dejaba constancia de que la sociedad española se ubica a la izquierda en el eje ideológico (64,5%) y el 71,6% defiende la intervención del Estado en la economía.

Con un enfoque que no sondea en las preferencias políticas sino en la credibilidad de las instituciones y gremios influyentes, en el estudio de la Fundación BBVA

se desglosan las franjas de confianza al detalle. En la zona media, por ejemplo, se encuentran las organizaciones ecologistas, los medios de comunicación, los tribunales y las grandes empresas españolas. Lo cual se explica porque, más allá de las zozobras generadas por la coyuntura socioeconómica, no se ha perdido sensibilidad medioambiental y tampoco la necesidad de mantenerse informado -con datos fidedignos y contrastados-, sin perder de vista tampoco la importancia tanto de la jurisprudencia que preserva valores básicos de convivencia como de los negocios nacionales de envergadura que garantizan empleo y bienestar.

Pese a la crispación y enconamiento del debate político que a veces se traslada a la sociedad, da la impresión de que la ciudadanía mantiene la cabeza más fría de lo que podría parecer. El respeto al 'statu quo' -tanto a nivel nacional como internacional- es una constante en las respuestas de los participantes de la muestra. De ahí que no sorprenda que, después de la Cruz Roja y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la OTAN y Naciones Unidas se lleven los porcentajes más elevados de confianza. En última instancia, la experiencia de la pandemia y la guerra en Ucrania no han contribuido a sembrar el caos, sino que han servido para cerrar filas. En los últimos tiempos, salvando las distancias y diferencias, se ha reforzado la obediencia a las autoridades médicas y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Por lo que respecta a las entidades más próximas a la población, llama la atención que los ayuntamientos y gobiernos autonómicos se salven de la quema en la percepción ciudadana. Son instituciones que cuentan con la aprobación de los encuestados, por lo que superan al Parlamento y el Gobierno nacional. Es muy probable que el seguimiento estrecho de la actividad política y la posibilidad de ver los resultados de la toma de decisiones influyan en la valoración positiva de la Administración autonómica y local. Son ámbitos del poder ejecutivo en los que la cercanía permite un mayor control de la corrupción en opinión de los sondeados.

Por lo demás, la deshonestidad es algo que tienen muy presente los encuestados del informe de la Fundación BBVA. Casi dos tercios piensan que se encuentra muy extendida en España, sobre todo entre los políticos, seguidos de sindicalistas, empresarios, periodistas, jueces y policías. Los menos sobornables serían científicos y médicos. Una vez más, queda claro que la ciencia y la sanidad apenas despiertan desconfianza entre la población. Una señal inequívoca, según las conclusiones del estudio, de que la sociedad española se identifica con los valores propios de un país «avanzado y pluralista».

La nota sorprendente llega al comprobar que los políticos y los influencers inspiran un grado de desconfianza muy parecido:en torno al 70% de los participantes no les creen casi nada.