El sencillo truco que retrasa el envejecimiento, ayuda a dormir bien y protege el corazón
Puede parecer un sufrimiento, pero darse una ducha de agua fría es una costumbre que podemos adoptar en nuestro propio hogar y que es muy saludable
Puede parecer un sufrimiento, pero es una costumbre que podemos adoptar en nuestro propio hogar y que es muy saludable. Darse una ducha fría o bañarse en agua fría aporta numerosos beneficios a nuestra salud.
El doctor Alfonso Galán, experto en tratamientos de crioterapia en Neolife, asegura que someter al cuerpo a bajas temperaturas es la herramienta antiedad que mejora el estado anímico, la calidad del sueño y previene de patologías cardiovasculares y neurodegenerativas.
¿Y por qué someter al cuerpo a estas condiciones no siempre agradables? El especialista explica que «la exposición al frío puede inducir una sensación de bienestar y reducir los síntomas de depresión y ansiedad, a la vez que es susceptible de influir en la biología del tejido adiposo, particularmente en la formación de grasa beige, responsable de la quema de calorías».
Detrás de estos beneficios se encuentran las proteínas de choque térmico, que desempeñan un papel crucial en la respuesta al estrés celular. Las HPS, las Heat Shock Proteins, protegen a las células del daño inducido por radicales libres y de «especies reactivas de oxígeno que son subproductos del metabolismo celular y se acumulan con la edad». Es decir, son escudos contra el estrés oxidativo y la inflamación.
Mejora la circulación sanguínea
Sus efectos, explica el doctor Galán, se han demostrado en la mejora de la respuesta inmunológica del organismo. La exposición regular al frío puede aumentar la producción de glóbulos blancos y mejorar su actividad, lo que fortalece al organismo a la hora de combatir infecciones y responder a patógenos. Y no sólo de forma inmediata, ya que el agua fría puede incidir en la respuesta inmune adaptativa, mejorando la producción de anticuerpos y la memoria inmunológica, lo que supone protección contra patógenos en el medio y el largo plazo. Otro resultado que se puede constatar con las duchas de agua fría es la mejora de la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos. Este proceso puede ayudar a eliminar toxinas y mejorar la entrega de nutrientes a las células, promoviendo la regeneración y reparación tisular.
«Además, notarán más energía y una mejora del estado de ánimo, debido a la liberación de endorfinas y a la activación del sistema nervioso simpático», precisa el especialista. Y, por último, pero no menos relevante, ir a nadar en piscinas de agua fría o ducharse puede mejorar la calidad del sueño. «Un descanso de calidad es esencial para la reparación celular y la función cognitiva, y puede tener efectos 'antiaging' significativos».