El protocolo para recién nacidos de Osakidetza: pruebas a pie de cama y el bebé siempre acompañado por un familiar
El Gobierno vasco aprobó una normativa de actuación en 2014 para evitar confusiones y robos de bebés, después de que una joven intentara llevarse a un pequeño en el Hospital Donostia
En junio de 2014, justo después de que una mujer de 36 años intentara secuestrar a un bebé de la planta de neonatos del Hospital Donostia bajo la excusa de que iban a realizarle la prueba del talón -dos años antes ocurrió otro caso en el mismo centro-, Osakidetza dio luz verde a un nuevo protocolo para minimizar el riesgo de «separación accidental o robo» de los recién nacidos en los instalaciones sanitarias. Grosso modo, ningún bebé debería abandonar la habitación del hospital sin ir acompañado por uno de los progenitores o un familiar autorizado.
Los niños que nacen en los hospitales vascos son controlados desde hace años mediante un código numérico que se inserta en la pinza del cordón umbilical y dos pulseras que se les ajusta a la muñeca y el tobillo, cuya copia se entrega a las madres. También con sendas pegatinas informativas que se adjuntan al partograma y al historial del pequeño. Desde 1998 el kit de identificación incluye además un test genético, pero Osakidetza propone ahora mejorar la vigilancia externa «implicando a profesionales y familias».
El principio clave del nuevo protocolo fijado por el Departamento de Salud es mantener el contacto continuado entre madre y bebé en las horas posteriores al parto. Fija que todas las pruebas médicas a los bebés deben realizarse a pie de cama junto a su madre con el objetivo de reforzar la seguridad. Los padres o familiares acompañarán a los profesionales en el traslado del recién nacido cuando ello no sea posible.
Las nuevas directrices son de aplicación en todas las áreas y unidades materno-infantiles de los centros hospitalarios y sanitarios de red del Servicio Vasco de Salud.
El protocolo es fruto del trabajo de un equipo formado por profesionales ginecólogos, matronas, pediatras y enfermeras de las unidades materno-infantiles. Se trata de un desarrollo «innovador» que involucra al bebé, los progenitores y los profesionales sanitarios. Incide, además, en la sensiblización y formación de la mujer embarazada y su pareja antes del parto en el ámbito de la seguridad, con aportaciones para la prevención de los posibles incidentes.